Sean como sean los procesos de selección en una
empresa, la entrevista de
trabajo es un
paso irrenunciable a la hora de conocer la idoneidad de un candidato para
ocupar el puesto de trabajo vacante. En este delicado paso, pueden haber
algunas respuestas y actitudes que nos pueden hacer descartar
a un candidato, más allá de que su perfil profesional no sea el más
adecuado.
Si hablamos de forma general, se suele valorar que
los entrevistados se muestren proactivos, abiertos, comunicativos, interesados
y motivados, aunque incluso personas con algunos de estos rasgos, pueden ser
descartados al ser detectadas algunas señales de alerta.
Teatro,
lo tuyo es puro teatro
Es evidente que si en un proceso de selección se
detectan mentiras, la posible relación de confianza que pudiera surgir
quedaría totalmente truncada. Es muy habitual encontrar currículums
maquillados, por lo que en ocasiones el seleccionador debe tratar de
escarbar un poco para encontrar la realidad sobre el candidato y su perfil.
Una de las mentiras más habituales es la
relacionada sobre el conocimiento de idiomas, aunque no siempre se hace con
toda intención (caso de personas con títulos oficiales antiguos, que han
perdido práctica). Siempre que el conocimiento de los mismos sea
necesario para el puesto, es conveniente realizar una prueba oral, con la
que descubriremos fácilmente el verdadero nivel del candidato.
Ahora bien, no creo que sea especialmente relevante
hacer esta prueba a todo curriculum que argumente conocimiento de idiomas, pues
debemos centrarnos en el puesto a cubrir y sus necesidades específicas.
Otras mentiras se pueden descubrir realizando
preguntas muy específicas como ¿cuál es el mayor reto al que se
enfrentó como…? ¿qué funciones desempeñaba en su día a día? Ante dudas se
podría contactar con la empresa para la que estuvo trabajando para así
confirmar su versión.
En cualquier caso, no es cuestión de echar en cara
las mentiras detectadas, sino de tomar nota y tenerlo en cuenta para la
valoración del candidato. Hay mentiras y mentiras, pequeños maquillajes y
absolutas falta de respeto. Algunas no las detectaremos, es inevitable.
“¿Are you talking to me?”
Cuando un candidato da muchos rodeos para
evitar dar una respuesta directa, puede ser porque no hemos sido demasiado
específicos al preguntar, porque no es capaz de improvisar adecuadamente o
porque puede estar tratando de ocultar algo. Quizás hayamos puesto el dedo en
la llaga o que estemos cerca, así que puede ser buena idea seguir disparando en
esa dirección.
Es bueno sacar un pie de las preguntas habituales
para explorar territorio desconocido en las entrevistas. Esto
nos puede dar algunos datos muy interesantes, que incluso pueden ser
suficientes para hacer descartes. En ocasiones es tan importante lo que se dice
como lo que no se dice.
No dejar
que terminemos de hacer las preg…
Si la respuesta llega antes de que podamos hacer la
pregunta, puede que nos encontremos ante una persona con exceso deseo
de protagonismo, además de poca paciencia, profesionalidad y capacidad de
escucha. Es bueno analizar estos rasgos.
No importa que estemos haciendo preguntas básicas,
el candidato debería escuchar y luego responder, sobre todo si
estamos cubriendo un puesto directivo. ¿Qué clase de jefe o compañero es una
persona que interrumpe a su interlocutor? Puede que sea a causa de los nervios,
por lo que siempre es recomendable comenzar la entrevista de trabajo relajando
a los candidatos.
Se puede tranquilizar al candidato usando un lenguaje
cercano y un tono amable, pero si este responde con un exceso de confianza nos
daría nuevos motivos para su descarte.
Igualmente, los nervios pueden ser síntoma de poca
madurez e inseguridad. Es comprensible cuando hablamos con personas con
poca experiencia laboral y/o puestos con bajos requerimientos profesionales,
pero no podemos ignorar sus efectos a la hora de hacer la evaluación final. Al
fin y al cabo, un trabajador se enfrentará a muchas frustraciones y situaciones
nuevas… y los nervios no son buenos consejeros.
Me llamo
Sweeney Todd
No tomemos el título de forma literal, por
supuesto. Lo explico: en la película de 2008 “Sweeney Todd”, se dice una frase
muy popular: “nunca olvides, nunca perdones”que describe a una
persona rencorosa y llena de odio.
Un candidato que aprovecha una pregunta sobre su
pasado profesional para faltar a sus antiguos jefes o para
cargar contra los que le rodeaban, indica varias cosas negativas. Por un lado
parece incapaz de ver su pasado como una experiencia superada, de la que ha
salido con nuevos conocimientos y actitudes. En definitiva: nos muestra
muy poca profesionalidad y madurez.
Por otro, no parece poder contener ciertos
sentimientos ni mantener la debida discreción. Además, es evidente que nos
muestra un perfil conflictivo que no querremos tener dentro de nuestro equipo,
sobre todo si sus argumentos carecen de la gravedad suficiente como justificar
sus palabras en un proceso de selección.
Pensemos que cuando una persona critica a otras a
sus espaldas, no hay razón para pensar que no lo hará de forma habitual.
Además, cuando se guarda rencor dentro de una empresa, cuesta mucho
avanzar y mantener un buen clima laboral.
Síndrome
“Calimero”
¿Se acuerdan de Calimero? Era un pollito de dibujos
animados muy desafortunado. Personalmente me deprimía bastante y por eso lo uso
para describir a los candidatos pesimistas. Una empresa valora más a un
“Piolín” (perfil activo, creativo y optimista), que a una persona desanimada y
con una visión negativa de las cosas. Por supuesto, ningún extremos es bueno.
El pesimismo es un lastre, por mucho que una visión
diferente de las cosas pueda ser útil. Por tanto, cuando nos encontremos con
rasgos excesivamente pesimistas (no confundir con el realismo), sería bueno
descubrir si forma parte de su personalidad profundizando en las preguntas. De
ser así, no querremos introducirle en un equipo bien motivado.
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