Hace unos años, algunas empresas
llevaron los futbolines a sus oficinas en un esfuerzo por hacer equipo y
mejorar la satisfacción de sus empleados en el puesto de trabajo. No pasó mucho
tiempo cuando empresas y empleados se dieron cuenta de que un futbolín mejora
el ambiente, pero no da la felicidad laboral. Tiene que ver con el bienestar,
la retribución, el clima de trabajo, los planes de flexibilidad y otros
ingredientes que, tras esta crisis, hay que volver a definir. Ir a la oficina
va a ser una excepción, lo que supone una revisión de las políticas de
bienestar laboral y del concepto de felicidad en el trabajo.
Quizá durante esta
crisis ha descubierto que el teletrabajo le ha dado la felicidad o, por el contrario,
cuenta los días para volver a la oficina en busca del bienestar perdido. La
felicidad laboral ha cambiado y ahora, más que nunca, no llueve a gusto de
todos.
POR QUÉ NO QUEREMOS VOLVER A LA OFICINA
Está claro que volver a la oficina es un alivio para los que
anhelan recuperar su rutina laboral y, en otros casos, su empleo. Sin embargo,
algunos empleados temen la vuelta a esa realidad porque el teletrabajo les ha
permitido ser más productivos y... felices.
- Entre
los que desean el regreso, José Manuel Chapado, socio de Éthica
Consultores, señala a los que tienen una relación de pareja difícil o un
entorno laboral conflictivo, quienes han pasado el confinamiento con niños
pequeños, cuidando a personas mayores y/o en viviendas pequeñas. También
identifica en este grupo a aquellos que sin compartir ninguna de las
anteriores situaciones necesitan relacionarse con la gente, los que
piensan que "brillan más" en presencial, y "los temerosos a
perder su puesto de trabajo porque piensan que en virtual desaparecen a
los ojos de los demás". Chapado menciona además a "quienes
necesitan presión y control, y en virtual pierden tensión".
- Entre
los que no quieren volver a la oficina, Genoveva Vera, 'coach' y experta
en liderazgo, identifica a los que temen contagiarse, "algo muy
relacionado con los TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), derivado de la
insistencia en el lavado recurrente ", el estrés de volver a salir de
casa o tener que adaptarse a un horario. Juan Antonio Fernández, socio
fundador y director general de Habittud, suma a este grupo a aquellos que
no quieren volver a herramientas menos eficaces y, sobre todo, a las
reuniones: "Las videollamadas han demostrado que somos más puntuales,
más concretos, y no perdemos tanto el tiempo como en las reuniones presenciales".
El tecnoestrés es una condición psicológica negativa por la
utilización de las tecnologías de la información de manera creciente y
constante en todas las actividades de la vida cotidiana. Según un análisis de
Nielsen y Dynat, durante el confinamiento los españoles han estado una media de
79 horas a la semana conectados a Internet. Y en la Covid-19 impact Survey,
elaborada mediante tecnología Esri,el 49% de los adultos afirma realizar un uso
excesivo de la tecnología también en dicho periodo.
Si ha estado teletrabajando, es más que probable que el
número de horas conectado supere estas cifras. Y hay más: una encuesta del
Instituto de Seguridad, Salud y Bienestar Laboral (ISBL), realizada a través de
su Observatorio de PRL, confirma que el
60% de los entrevistados considera el uso de las TIC como una amenaza
psicosocial.
Oportunidades
Estos datos ponen sobre la mesa un factor más que las
empresas tendrán que valorar en el diseño de sus políticas de recursos humanos,
en el área de prevención y también en todas aquellas dirigidas al bienestar de
sus trabajadores que alimentan el concepto de felicidad laboral. Por ejemplo,
en Mahou San Miguel han lanzado Desayunos con diamantes, un encuentro con
personas relevantes vinculadas con la felicidad y el bienestar que inspira a
sus equipos. Promovida por su área de felicidad, liderada por Paloma Fuentes,
se suma a otras medidas dirigidas adecuar su manera de trabajar a esta nueva
circunstancia.
Jesús Domingo, director general de personas &
organización de Mahou San Miguel, enumera otras medidas: "Sesiones de
mindfulness antes de comenzar la jornada, o la medición del bienestar emocional
de los profesionales para poder establecer estrategias de mejora". Añade
Domingo que han reinventado éstas y otras iniciativas vía online como consejos
de actividad física, alimentación saludable, encuestas de riesgos psicosociales
o un servicio de coaching online. También han trabajado aspectos como la
desconexión digital, "especialmente relevante cuando se trata de respetar horarios
en una situación tan excepcional como la que hemos vivido", aclara. "El teletrabajo ha venido acompañado de un
cambio cultural y de redefinición de procesos, algo que en muchos casos ya
estaba en camino, pero que ha tenido que acelerarse a causa de la pandemia",
afirma Federico de Vicente, CEO de Gympass.
Jaime Fernández de la Puente-Campano, CEO y cofundador de
Guudjob, está convencido de que el coronavirus ha traído una vuelta a los
básicos: "Ha sido un golpe duro y se ha visto reflejado en una desescalada
en la pirámide de Maslow, donde la
seguridad laboral, de recursos y salud ha cobrado más importancia que nunca".
La comida, el gimnasio e incluso las zonas comunes que existen en muchas
empresas para el bienestar de sus empleados han pasado a segundo plano. El
concepto de felicidad ha cambiado y se plantea una redefinición. Este experto
propone el reconocimiento; trabajar por proyectos y no por horas; el feedback
continuo; la comunicación; o sorprender al profesional con detalles para que se
sienta importante como algunos de los ingredientes de esta nueva felicidad.
La normalidad
Las empresas comienzan a gestionar el retorno a la
normalidad como un elemento clave. Cristina Hebrero, head of people &
change de KPMG en España, asegura que "la nueva normalidad puede traer consigo algo muy positivo, como es la
flexibilidad. Este es un ingrediente que le faltaba a la felicidad laboral
para personalizar cada experiencia de trabajo y conseguir atraer al mejor
talento". Hebrero visualiza un futuro en el que habrá una variedad de
modalidades de trabajo -presencial, remoto, modelos híbridos-, y que los
empleados podrán elegir la que se adapte a sus circunstancias en cada momento y
que modificarán a lo largo de su vida.
Domingo cree que hay que ir más allá del teletrabajo y
responder a los nuevos retos desde una perspectiva transversal: "Debemos
ser capaces de acortar la distancia física y que los responsables de los
equipos refuercen la cohesión de los profesionales tomando como referencia
nuestro modelo de liderazgo". Hebrero lo ve como una oportunidad para
"satisfacer las expectativas de una plantilla cada vez más diversa, a
través de la flexibilidad y la posibilidad de elegir". El CEO de Guudjob
coincide en que la flexibilidad es la clave de la felicidad del empleado:
"Se abre un nuevo paradigma. Algunos querrán teletrabajar porque su
situación personal/familiar se lo permite, sin embargo, otros querrán volver a
la normalidad al tener dificultades de conciliación o un hogar donde las
condiciones no son las adecuadas". Antes de decidir aconseja medir el
índice de felicidad, activar las nuevas fórmulas de trabajo y cultura en la
compañía que haya establecido el comité de dirección, y hacer un seguimiento
para activar acciones que aumenten la motivación.
Los miedos y las
fobias
El miedo al contagio es un temor que entra dentro de la
lógica con la vuelta a la realidad laboral. Pero existen otras fobias que
también están cargadas de sensatez. Genoveva Vera, coach ejecutiva y experta en
liderazgo, dibuja un regreso a la oficina... diferente. Explica que en la
elección de quiénes vuelven y el orden no solo se valora la experiencia y la
eficiencia en sus trabajos, sino también el carácter de las personas y la
relación que tienen con el resto del equipo. "No es buen momento para los reivindicativos, los conflictivos, los que
no comparten sus conocimientos y para aquellos que generan malestar a sus
compañeros y jefes. Es una buena ocasión para que muchas empresas
'hagan limpieza' del personal non grato. Tal cual", subraya Vera. Por eso
cree que es una época de supervivencia, y recomienda a los trabajadores en
riesgo un plan de acción que pasa por preguntar a sus superiores en qué podrían
contribuir para recuperar el ritmo de la actividad productiva, proponer planes
de acción para mejorar la productividad y rentabilidad del equipo y de la
empresa, o brindarse para formar a otras personas.
Por otra parte, menciona algo con lo que se sentirán
identificados muchos de los profesionales con la vuelta a la oficina: el estrés
de salir de casa y tener que coger el coche o viajar en transporte público y
también tener que enfrentarse a la realidad aletargada durante este tiempo de
convivir con algún compañero o jefe indeseable o tener que soportar reuniones
improductivas. Otros elementos que, sin duda, entran en el nuevo cóctel al que
se enfrenta el área de recursos humanos.
José Manuel Chapado, socio de Éthica consultores y autor de
'Vértigo', suma a este grupo que no quiere volver a algunos profesionales
tóxicos que han convertido el teletrabajo en su mejor refugio. Por ejemplo, los artistas en escurrir el bulto,
los que sobreviven haciendo lo justo: "Necesitan no llamar la atención y
pasar inadvertidos. Y el teletrabajo, si no es bien gestionado, puede ser
perfecto para ellos". Menciona a otros profesionales a los que el trabajo
en remoto les ha permitido dan rienda suelta a todo su potencial: "Los que adoran el cambio y necesitan retos.
No abundan, pero son altamente valiosos. Quieren hacer cosas nuevas y
experimentar la novedad, por lo que, en general, son personas más proclives a
lo digital, y sobre todo con escasa o nula resistencia al cambio".
La añorada realidad
Y en este mix explosivo, también participan aquellos que,
tras este periodo de confinamiento valoran más su trabajo. "Muchas de
estas personas que sentían rechazo, tanto por sus trabajos como por sus
empresas, es muy probable que hayan reflexionado sobre lo que han perdido y
haya cambiado totalmente la visión que tenían sobre ellos, hasta el punto de
sentir añoranza por volver", subraya Vera.
Porque, en algunos casos, la vuelta a la realidad es una
señal de que tiene trabajo. Juan Antonio Fernández, socio fundador y director
general de Habittud, insiste en que "volver significa que la empresa sigue
funcionando. Sentir que ese grado de incertidumbre y vértigo que el profesional
ha podido sufrir en su casa, va desapareciendo poco a poco. Mantener el trabajo
hoy en día es un verdadero lujo".
También habla Fernández de otras ventajas que pueden
proporcionar la vuelta como la desconexión de las relaciones familiares,
sentirse bien con uno mismo - "salir de casa obliga a cuidarse algo más, a
vestirse de otra forma, maquillarse, afeitarse... en definitiva a sentirse
vivo!!- y reducir el número de reuniones virtuales. Añade que durante el
confinamiento muchos jefes han abusado de las teleconferencias, reuniones
virtuales y mensajes por WhatsApp en un afán de hacerse presentes porque no
confían en sus equipos y se creen imprescindibles, "y ha generado cierta
saturación, incluso diría estrés y ansiedad en sus equipos, en lugar de haber
aprovechado esta situación para todo lo contrario".
Las asignaturas
pendientes de RRHH
La vuelta a la normalidad no es nada sencilla y los
responsables de RRHH barajan diferentes opciones para ese regreso a la realidad
de hace unos meses. Cristina Hebrero, Head of People & Change de KPMG en
España, explica que en este futuro será crítico cuidar aspectos básicos que
contribuyen a la felicidad laboral. Enumera cinco:
- Sentimiento de comunidad.
Construir relaciones y mantener las conexiones sociales dentro de la
empresa de manera que exista comunicación cercana y recurrente. La
ausencia de contacto físico puede crear relaciones más frías, incitando al
distanciamiento que poco a poco irá generando una falta de confianza. Para
mitigar este efecto, hay que promover iniciativas internas de comunicación
e interacción social entre diferentes colectivos (jefe-colaborador, entre
compañeros, sesiones por unidades organizativas, sesiones de toda la
empresa, etcétera).
- Fomentar la interacción informal entre
empleados. Cobran más relevancia los ambientes laborales que buscan la
felicidad de los trabajadores mediante la convivencia más allá del aspecto
puramente profesional. Para fomentar esta convivencia y sentimiento de comunidad
y pertenencia, es clave fomentar iniciativas deportivas, hobbies,
afterworks, actividades de interés para los empleados en los que generar
relaciones y conectar con otros. Algunas compañías han nombrado figuras
como el 'chief party officer' o 'chief happiness officer' que promueven
este tipo de iniciativas.
- Revisar los sistemas de gestión del
desempeño y de recompensa para asegurar que están alineados con las
nuevas modalidades de trabajo.
- Preparar a los líderes de la
organización para gestionar equipos virtuales o híbridos con éxito.
- Formar y entrenar a los empleados
sobre cómo desenvolverse con éxito en este nuevo entorno de trabajo más
diverso y complejo.
Otra idea para gestionar la vuelta es la que propone María
Briones, head of client sales de Gympass. Explica que frente a los empleados
que están encantados con el teletrabajo están aquellos que preferirían seguir
yendo a la oficina: "En este punto, es muy importante la escucha, estar
cerca de nuestra gente para percibir estas necesidades y adaptarnos a
ellas".
Para conseguirlo Briones hace referencia a una herramienta
de employee engagement en la que mensualmente miden el grado de satisfacción.
"Hemos creado un comité de mejora continua, liderado por los propios
empleados, que nos permite conocer y escuchar qué problemas les preocupa, qué
situaciones no les dejan realizar su trabajo de la mejor manera y qué
situaciones les inquieta, de manera que podamos entender sus propuestas de
mejora y poder ponerlas en marcha", aclara Federico de Vicente, CEO de
Gympass.
Lo que parece definitivo es que por ahora no existen recetas
mágicas. José Manuel Chapado, socio de de Éthica Consultores y autor de
'Vértigo', asegura que "lo mejor,
como siempre, es la adaptabilidad, logrando saborear lo bueno de cada opción.
Ser "disfrutones" y valorar lo que se tiene en cada momento, y no
lamentarse por lo que no se tiene".
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