Desarrollar
competencias digitales que permitan gestionar la información es la mejor opción
para llegar a un entendimiento con las máquinas y convertirlas en aliadas
eficaces para ser más productivos.
Poner a las personas en el centro, tratar de mejorarlas, y
no de sustituirlas. Esta frase resume la esencia de la inteligencia artificial
(IA), y es lo que deberían seguir al pie de la letra quienes pretenden hacer un
uso justo o ético de una tecnología superior que ya forma parte de nuestra
vida. El Future Trends Forum dedicado a este tema de la Fundación Innovación
Bankinter recoge ésta y otras recomendaciones para que las máquinas sean una
herramienta para el crecimiento personal, y no una amenaza para el futuro del
empleo. Porque, definitivamente, todos tendremos que acostumbrarnos a trabajar
de otra manera para la que aún no estamos preparados. El Índice de
Competitividad por el Talento Global (GTCI), elaborado por Adecco Group
Institute, Insead y Google, vaticina que en el lugar de trabajo y en el mercado
laboral el futuro de la IA dependerá de fructíferas contribuciones mutuas entre
seres humanos y máquinas a través de actividades híbridas. Alerta además sobre
la necesidad de nuevas competencias combinadas. Lo más grave es que, según este
análisis, más de la mitad de la población mundial en desarrollo carece de
competencias digitales básicas.
Adaptación y atención
Apremia buscar una respuesta a cómo trabajaremos en la nueva
era de la inteligencia artificial. Pilar Manchón, vicepresidenta de IA en Roku
Inc., recuerda que los asistentes virtuales están presentes en todos los
ámbitos de nuestra vida: "Alexa, Google Home, Cortana, Siri... están en
casa, en el coche, en la oficina... podrían estar en cualquier parte, así que
saben mucho de nosotros". José Luis Gugel, socio y fundador de The Key
Talent, está convencido de que la IA va a cambiar nuestra forma de trabajar:
"Nos va a permitir automatizar de manera muy eficiente procesos de poco
valor añadido, evitándoselos a las personas". También cree que potenciará
aquellas áreas de competencia en las que todavía no nos pueden reemplazar:
"Inteligencia emocional, creatividad, gestión de personas o diseño de
estrategias". Porque la tecnología, por ahora, carece de emociones. Por
eso, Javier Krawicki, cofundador de Nawaiam -aplicación de gaming-, insiste en
que la IA debe aplicarse en una organización que tenga muy claros sus valores y
objetivos. Jordi Aspa, director general de Meta4 Iberia, afirma que "las
máquinas necesitan de personas que den sentido y valor a su funcionalidad".
Ante este panorama, puede que lo aprendido hasta ahora esté
obsoleto. Gugel subraya que no hay que subestimar la magnitud del cambio que
estamos viviendo. Advierte al profesional de que, por ejemplo, lo aprendido en
la universidad sobre procesos, productos o comportamiento de cliente está
caduco, "por eso una nueva capacidad necesaria para todos es el llamado
unlearning -ser capaz de desaprender- aquello que ya no tiene validez".
Entre las nuevas competencias digitales que debe desarrollar el ser humano,
Krawicki enumera el aprendizaje continuo en medios digitales, integrar las
nuevas lógicas y herramientas, aumentar el conocimiento del entorno o saber
cómo gestionar la información.
Hacia el 'management'
3.0
A lo largo de la historia, la gestión de personas ha
caminado desde la mera administración de personas a trabajar por que los
profesionales dieran lo mejor de sí mismos. En esta etapa 3.0 se brinda al
empleado las herramientas necesarias para marcar su desarrollo. Aspa recuerda
que existen "líneas claras de trabajo donde técnicas relacionadas con la
IA, como el machine learning, pueden suponer un gran avance", y menciona
la mejora de la experiencia del empleado o la adecuación de las personas a
equipos o puestos como algunos de los aspectos donde puede ser útil. Lo que se
plantea es si trasladar la gestión de estos asuntos a la IA puede tener un
impacto negativo en la diversidad o en el clima laboral por la ausencia de
emociones. Calum Chace, experto del Future Trends Forum y autor, entre otros,
de Surviving AI, advierte de que "los sistemas de IA heredan prejuicios
humanos preexistentes y pueden perpetuarlos. Pero podemos preguntar por qué
tomaron esas decisiones sin temer que se pongan a la defensiva como los
humanos. No hay una razón inherente que demuestre que la IA obstaculiza la
diversidad... puede promoverla".
Por otra parte, Chace señala que la IA es muy útil para los
jefes de equipo, porque permite analizar comportamientos, resultados y
discernir patrones a los que los humanos no llegan: "Pueden descubrir
talentos y problemas, facilitando el liderazgo".
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL ES LA COMPETENCIA
IMPRESCINDIBLE
La inteligencia emocional nos distingue de las máquinas y es
nuestra herramienta para ser imprescindibles. Edgar Breso, profesor colaborador
de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, asegura que "se está
convirtiendo en la competencia laboral clave". Eso nos hace humanos y
necesarios para el funcionamiento de las máquinas. Jordi Aspa, director general
de Meta4Iberia, asegura que en esta era dominada por la inteligencia artificial
(IA), "los profesionales deberán contar con perfiles más creativos y
dinámicos, una mayor agilidad de aprendizaje y desaprendizaje para adaptarse a
los continuos cambios y, por supuesto, con un amplio dominio y conocimiento de
todo lo que las nuevas tecnologías pueden proporcionarles".
La democratización de la promoción profesional es una de las
consecuencias del entendimiento con las máquinas. Así, Javier Blasco, director
de Adecco Group Institute, cree que la tecnología es una herramienta al
servicio de las personas, "no son fines, ni deben hipotecar nuestro
'performance'". Aconseja abrir la mente para entender la IA como una
oportunidad de empoderamiento, "ya que no es sólo exclusiva de los perfiles
digitales", asumiendo que "vamos hacia un entorno de recualificación
y, por ello, de promoción constante. Es una buena noticia, porque ello va a
democratizar la promoción profesional". Marc Altimiras, vicepresidente
para el Sur de Europa de Cornerstone, coincide con este optimismo: "La
robotización y la automatización de los procesos brindará a los empleados la
oportunidad de dedicarse a tareas más creativas, desarrollar nuevas habilidades
y reorientar, si quisieran, su plan de proyección en la empresa. Eso será
gracias a que las nuevas tecnologías serán las encargadas de las tareas
administrativas y repetitivas".
2021, UNA ODISEA LABORAL CON FUTURO
Los expertos en inteligencia artificial que reunió la
Fundación Innovación Bankinter en su último foro mostraron su optimismo ante un
futuro incierto y otras opiniones más radicales.
- Habrá
un nuevo invierno de la IA, como consecuencia del rechazo social hacia ese
conjunto de tecnologías.
- Dependencia
emocional de la IA en una relación codependiente del humano con ésta.
- IA frustrada.
Su desarrollo se verá bloqueado por normas arbitrarias que dan respuesta a
las reclamaciones de la sociedad.
- Ciberrivalidad
entre estados. La competición entre los gobiernos por el desarrollo de la
IA se convierte en una carrera militar.
- Colonianismo
algorítmico. Subyugación colonial de las potencias tecnológicas sobre el
resto de los países. Europa se queda atrás.
- 'AIstocracy'.
La IA se convierte en un artículo de lujo.
- La
IA e internet se solapan en una nueva red: Net-AI.
- El poder
de las naciones se ve eclipsado por el de los grandes proveedores de IA y
tecnología.
Y, si de futuro se trata, ya se vislumbran algunas
profesiones:
- Científico
de datos.
- Ingeniero
de robótica.
- Experto
en ciberseguridad.
- Desarrollador
de software.
- 'Trader'
de programática.
- Experto
en 'blockchain'.
- 'Supply
chain' con visión de ecommerce.
- Piloto
de drones.
- Márketing
y comunicación digital.
- Especialistas
en 'customer experience'.
- Gestores
de nuevas formas de trabajo.
- Psicólogos.
- Expertos
en 5G.
- Híbridos
en diseño y tecnología.
- 'Coaches'.
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