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Dispositivos que
entrenan el cerebro y 'wearables' para mejorar la salud del empleado y su
rendimiento son algunas de las herramientas que, según este neurocientífico,
revolucionan la gestión de personas.
Los robots no suponen una amenaza para Ricardo Gil da Costa.
Cree que no hay nada mejor que la mente humana para tomar decisiones y para
innovar. Según este neurocientífico, la infalibilidad de las máquinas para
algunos procesos, no deja fuera al ser humano. Fundador de Neuroverse -empresa
integradora de neurotecnología-, este emprendedor lleva años estudiando el
cerebro humano y buscando la tecnología que permita sacar partido a cada
neurona. "La neurociencia estudia el cerebro, los comportamientos, los
circuitos neuronales, todas las relaciones conductuales que encontramos en el
cerebro. Va desde lo cognitivo y los estados mentales hasta el nivel de las
células y las moléculas. Cubre todas la capas intermedias, lo que quiere decir
que impacta en todos los aspectos de nuestra vida".
Sus investigaciones sobre cómo funciona esta parte
fundamental del ser humano, condujeron a Gil da Costa a estudios de campo
conductuales e investigación en laboratorios de neurofisiología desde la
Universidad de Harvard hasta los Institutos Nacionales de Salud. Su empresa ha
protagonizado distintas rondas de financiación, la última hace dos años y por
importe de seis millones de dólares. Durante los últimos diez años, este
emprendedor se ha centrado en la evaluación del cerebro accionable y las
tecnologías del neurofeedback para mejorar el rendimiento mental y la
prevención y tratamiento de trastornos cerebrales. Gil da Costa fue uno de los
participantes en el último Future Trends Forum, organizado por Fundación
Innovación Bankinter y celebrado en la Real Fábrica de Tapices de Madrid. Allí
hablamos con él sobre los desafíos de la neurociencia en la empresa y de cómo
la tecnología aplicada a este ámbito puede modificar nuestro comportamiento y
la gestión de personas.
¿Cuál es el impacto
de la neurociencia en la vida personal y laboral?
El cerebro está en el mismo centro de todo lo que hacemos,
de lo que somos y de nuestro estado de ánimo. Todo lo que se recibe en el
cerebro se memoriza. Por eso existe una correlación entre todas las
experiencias y tareas intelectuales como leer o memorizar. Nuestras emociones
positivas, cómo vivimos el arte, la música, el amor. Hay trastornos neuronales
que están íntimamente relacionados con nuestra experiencia en el amor.
¿Cuáles son los
grandes desafíos en el ámbito empresarial?
Hablamos de empresas, personas y tecnologías que van a ser
parte de nuestra vida y que, además, tienen que ofrecer cierta credibilidad. Es
todo tan nuevo que no podemos compararnos con nada. Desconocemos la población
objetivo y si va a ser un producto dirigido a la empresa o al paciente.
¿Cómo lo están
articulando?
Tenemos una plataforma multiproducto y trabajamos en el
ámbito de la salud, la educación y el ocio. Tenemos distintos verticales y en
cada uno de ellos se puede aplicar una u otra estructura de pago. Para los
inversores supone un exceso de diversificación, pero mitigamos el riesgo
estableciendo alianzas con grandes empresas como Johnson & Johnson o
compañías en el ámbito del mindfulness. Todos nos ayudan a posicionar nuestra
tecnología.
¿Algún ejemplo?
Hemos creado un producto para mitigar las migrañas que va
directo al consumidor en el vertical de la medicina, a través del cual podemos
predecir con 24 horas de antelación cualquier episodio de este tipo. El 14% de
la población en Estados Unidos padece migrañas, es decir, 36 millones de
personas. Esta dolencia se trata con antiinflamatorios, que son más eficaces
cuando se administran pronto. En este caso, intervenir de forma temprana es
clave. También hemos diseñado un monitor del sueño que proporciona información
muy valiosa a las personas para mejorar su rendimiento y bienestar el día
después. Hay distintas aplicaciones muy interesantes en profesionales de alto
rendimiento, ya sea en el ámbito deportivo, en el militar o en el caso de altos
ejecutivos... a todos ellos les ayuda a mejorar su capacidad de atención,
calidad del sueño y regular sus emociones. Esto puede tener muchísimo impacto
en su día a día.
¿Cómo puede ayudar la
neurociencia en el proceso de comunicación con las máquinas?
En el pasado se ha trabajado mucho en prótesis motrices para
ayudar a las personas con cualquier déficit como una manera de comunicar el
cerebro con la parte del cuerpo que se necesite. Nosotros aprovechamos todos
los beneficios para el cerebro y para mejorar el rendimiento de las personas.
No creo que exista una lucha entre la inteligencia artificial y el hombre, creo
que a lo largo del tiempo comenzaremos a hablar de una cognición aumentada en
la que el cerebro humano, como los ordenadores, van a colaborar de tal forma
que cada uno se especialice en lo que se le da mejor. Ahora mismo no hay nada
mejor que la mente humana para tomar decisiones e innovar, pero para
identificar patrones o datos, los ordenadores son mejores.
¿Cómo impactará la
neurotecnología en la gestión de personas?
Hay muchas cuestiones éticas relacionadas con el uso que las
empresas hacen de la información de las personas. En procesos de selección se
podría decidir contratar o no a alguien porque encaja mejor o peor en el
equipo, o porque posee determinadas capacidades cognitivas. Por otra parte, en
la gestión de personas puede tener consecuencias muy positivas, porque es
posible que los jefes evalúen el perfil de sus trabajadores y puedan sacar el
mejor partido de ellos. Por ejemplo, pueden conocer el perfil de un empleado
que funciona mejor de una o otra forma, de manera que permite personalizar la
gestión de personas con muchísimo detalle.
Hacia el Gran Hermano
en la empresa
Uno de los productos que ha diseñado Neuroverse es un
sistema holístico para el entrenamiento mental y la salud del cerebro que
integra la información de las distintas métricas de conducta y cerebrales para
un rendimiento óptimo y un programa de salud. Lo que puede parecer de ciencia
ficción es una realidad que beneficia tanto al empleado como a la empresa. Por
otra parte, Gil da Costa explica las posibilidades de los 'wearables',
"enfocados a qué podemos hacer para mejorar la salud del empleado en
beneficio de la empresa, es decir, cómo generar la red de apoyo que necesita el
trabajador para regular sus emociones, su sueño y tener el estado mental óptimo
para que redunde en beneficio de la organización. Existen pulseras -'fitbit'-
de este tipo que facilitan información sobre la mejor comida y las mejores
horas de sueño, para aumentar su productividad y que las bajas por enfermedad
sean mínimas". Según Gil da Costa es un gran compromiso con un lado
oscuro: "Hay que respetar la privacidad. Nos podemos encontrar con los
mismos problemas que se plantean en el plano ético. Por ejemplo, si la
probabilidad de que una persona vaya enfermar es alta, se podría tender a no
contratarla. Por eso necesitamos pautas y estructuras éticas que nos guíen en
todos estos campos. El momento de hacerlo es ahora".
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