Las diversas capacitaciones suelen ser
un gran repertorio de acciones que, de ejecutarlas correctamente, nos
permitirán generar los resultados que esperamos: ser un buen coach, líder,
negociador o comunicador. El problema es que naturalmente no funciona de esa
manera.
Por un lado, nuestros hábitos nos
condicionan. En el mejor de los casos, esos cursos nos servirán para tomar
conciencia de que algo podríamos hacer diferente. Es como si alguien nos
hiciera tomar conciencia de que tenemos 15 kilos de sobrepeso. Con solo darnos
cuenta de eso, no podremos salir de la capacitación sin ese sobrepeso, pero si
contamos con la voluntad de hacerlo, deberemos iniciar un camino.
La necesidad de eliminar hábitos
nocivos y cultivar sanas costumbres -que tiene vital importancia a la hora de
querer convertirnos en líderes-, no tiene tanto que ver con intentar ejercitar
o poner en práctica las acciones aprendidas, sino con tener una determinada
manera de pensar. Los comportamientos o las acciones que ejecutan los líderes
de excelencia (y todo lo que nos enseñan en tales capacitaciones) son
consecuencia directa de su manera de pensar y su mentalidad, y es aquí donde
debemos enfocarnos.
Solo entendiendo cómo piensa un
buen coach, líder o negociador podremos comprender el porqué de sus
acciones. Entonces, quizás no se trate de intentar implementar un conjunto de
comportamientos o acciones, sino de tener una determinada mentalidad,
comprender sus modelos mentales, cómo interpretan el mundo, las relaciones, los
vínculos, la naturaleza. Esa mentalidad es la que subyace a todas las acciones
que vemos y queremos imitar, permitiendo que fluyan natural y sustentablemente.
De la misma manera que no se puede
plantar un rosal en un desierto (ya que la sequía no permitirá que crezca), no
podremos comportarnos como líderes de excelencia a menos que nuestra mentalidad
sea la adecuada. Esto no es nada nuevo, los grandes sabios de la humanidad ya
lo han expresado: "No se puede cambiar si no cambiamos nuestra manera de
pensar", decía Albert Einstein.
En conclusión, creo que es momento de
cambiar el foco. No se trata solamente de que las empresas provean de
"herramientas" a sus empleados, sino de algo mucho más profundo:
enseñar cuál es la mentalidad de un líder.
Mario A. Julio, socio de PwC Argentinay
gerente general del Service Delivery Center de la firma
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