Los expertos en recursos humanos coinciden en multitud de
encuestas en el auge que está teniendo la demanda de perfiles profesionales con
determinadas habilidades sociales, más conocidas como ‘soft skills’. De esta
forma, además de comunicación, capacidad de trabajo en equipo, alta motivación
y liderazgo, la orientación hacia los resultados se encuentra entre las
competencias más citadas por las empresas, especialmente cuando de lo que se
trata es de cubrir un puesto de responsabilidad o que, como mínimo, implica la
coordinación de tareas o la dirección de grupos de trabajo.
En este sentido, tener un perfil orientado a resultados supone
ser capaz de desempeñar todas las tareas que sean necesarias para lograr
alcanzar los objetivos marcados por la organización. Por tanto, esta
orientación que se demanda implica contar con toda una serie de habilidades
que, no obstante, también suelen ser incluidas por las compañías en sus
vacantes de empleo, como por ejemplo capacidad para resolver problemas y
superar obstáculos.
Asimismo, ligada a esta competencia, los profesionales deben
contar con una visión estratégica para trazar una línea de actuación clara, así
como una visión de conjunto para poder comprender el nivel de complejidad de la
meta a alcanzar y poder así tomar las decisiones adecuadas. Esta tarea, de
hecho, también supone ser capaz de poner atención al detalle, evitando así los
errores previsibles, y ser conocedor de todos los procesos que conducen a la
consecución del desafío establecido.
El hecho de que esta cualidad se encuentre entre las grandes
demandas de las organizaciones hoy día, se explica por los resultados que se
obtienen al contar con este perfil, dado que incrementa los casos de éxito de
las compañías. Una realidad que, en plena era tecnológica, es posible medir
gracias al análisis de datos, identificando cada uno de los logros alcanzados
en cada fase del proyecto iniciado.
Dicha medición también permite optimizar los recursos y
tiempo gastado en su ejecución, lo cual vuelve más eficiente y ágil el trabajo
que vaya a poner en marcha la empresa en el futuro. Por tanto, además de con el
éxito, la orientación hacia los resultados es una competencia que también se
relaciona con la calidad, puesto que aquellos profesionales que la tienen,
buscan la excelencia en su trabajo a través de nuevas ideas, por lo que
necesitan ser personas altamente creativas, con iniciativa e innovadoras. En
esta línea, también es importante que sepan trabajar de forma coordinadas con
uno o varios equipos.
Y ¿cómo se desarrolla esta competencia? Los expertos
de Up SPAIN, empresa
especializada en la gestión de beneficios sociales para empleados, han
dado a conocer cinco consejos básicos que permitirán a los
candidatos tener un perfil orientado hacia los resultados:
- Definición
del objetivo a alcanzar. Se trata de concretar el resultado que
se busca obtener y todos los detalles que pueden afectar a su consecución,
por tanto, es donde entra en juego la visión de conjunto. En este sentido,
en el caso de una empresa, el objetivo a alcanzar será el que fije el
líder. Sin embargo, este proceso también pude aplicarse a la vida en
general. Por ejemplo, un profesional en búsqueda activa de un empleo,
deberá determinar si su meta es trabajar en un puesto concreto, en una
empresa en particular o para un área en general… En función de elección,
deberá tener en cuenta los requisitos generales que demandan la empresa o
el sector, así como el nivel de competencia existente, etc.
- Establecer
un plan. Tras ello, habrá que definir cómo se va actuar. Aquí es
donde incide la visión estratégica que tienen los profesionales orientados
hacia los resultados, pues es donde empiezan a definir las distintas fases
por las que deberá pasar el proyecto, así como los recursos que se
necesitarán. Siguiendo con el ejemplo anterior, este es el momento en el
que el aspirante analiza si cuenta o no con el perfil que se busca para el
empleo al que desea acceder, determinando sus fortalezas y debilidades y
averiguando qué puede hacer para mejorar sus posibilidades.
- Marcar
plazos de ejecución y asignar recursos. Es importante que, a la
hora de querer alcanzar una meta, la persona se marque pequeños objetivos
alcanzables en un corto o medio plazo. En este sentido, los candidatos
deberán establecer un plazo mínimo bien para seguir formándose en esas
competencias que pueden llegar a faltarle, para lograr que la empresa le
contacte o cambiar de estrategia. Asimismo, una vez conocidos los recursos
disponibles, es importante que sepa cómo los va a usar: cartas de
recomendación, CV tradicional o videocurriculum, uso de los perfiles
sociales en redes, presencia en otras plataformas de empleo etc.
- Planificación
de las tareas a realizar. Una vez definido el objetivo,
establecido el plan y marcados los plazos, hay que saber qué tareas serán
las más importantes de abarcar, en función de su prioridad (por necesitar
un plazo más corto o largo de ejecución) e importancia (por ser pasos
claves para alcanzar la meta marcada). En el caso de los candidatos
implica determinar, por ejemplo, si lo prioritario es comenzar a
postularse a distintas vacantes o perfilar más su perfil profesional,
crearse un portfolio digital etc.
- Medición
de resultados. El penúltimo paso a dar está vinculado la definición
de unos indicadores de medición, a partir de los datos obtenidos en cada
fase. Esto requiere de una gran capacidad de análisis, de reacción y
adaptación, pues el profesional debe entender los fallos cometidos y hacer
las correcciones pertinentes o, en su defecto, identificar puntos de
mejora, así como los motivos de los obstáculos que han ido apareciendo en
todo el proceso.
Según explican desde Up SPAIN, se trata de llegar a una
gran conclusión, fruto del quinto paso. Así, tras conocer los errores, obstáculos
y posibles mejoras, y una vez hechos los debidos ajustes, a la hora de fijar un
nuevo objetivo y de plantear toda una estrategia a su alrededor para su
consecución, el profesional sabrá qué decisiones tomar y cuáles o no y qué
parámetros tener en cuenta.
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