Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

jueves, julio 19, 2018

Motivación, estrategia y humildad: 3 características del buen liderazgo



El liderazgo es clave para poder dirigir a un equipo hacia el éxito. En un momento donde el talento escasea, en el que las encuestas revelan una falta de competencias de liderazgo en los profesionales y donde la digitalización plantea importantes retos a las empresas, contar con una persona capaz de motivar, inspirar confianza e impulsar a la fuerza de trabajo es importante a la hora de lograr superarlos.

Ejercer un mal liderazgo dentro de la organización puede hacer que el talento huya de la empresa, que los empleados sean menos productivos y que los beneficios empresariales se vean afectados. De hecho, hay estudios que revelan que una mala relación con el jefe es lo que impulsa la fuga de los mejores profesionales hacia la competencia, especialmente en las generaciones de trabajadores más jóvenes que, según algunas encuestas, buscan una mayor cercanía con sus líderes, los cuales deben ser modelos a seguir, unos profesionales capaces de comunicar cuáles son los objetivos del negocio y unos guías motivadores que les permitan impulsar su desarrollo y carrera profesional.

Sin embargo, frente a ello, son muchos los profesionales que, a pesar de su larga trayectoria, no logran conectar con el talento de la organización. Y es que, tal y como asegura en un artículo Pilar Jericó, Doctora en Organización de Empresas, Presidenta de la consultora Be-Up y experta en desarrollo del liderazgo e innovación desde hace más de 15 años, el mal liderazgo nace de un problema de promoción interna.

Según su teoría, con el fin de colmar las expectativas de algunos profesionales, de recompensar los años dedicados a una empresa o los resultados obtenidos en diversos proyectos, muchos trabajadores son promocionados para puestos que requieren de habilidades para el liderazgo, de las cuales se carecen.

“En la mayor parte de las organizaciones la única manera de reconocer a los buenos profesionales es ascendiéndoles, aunque esto sea un harakiri para más de uno”, expone. Sin embargo, el talento no es universal y aunque se sea un excelente profesional en un área concreta, no siempre va ligado con que se sepa y quiera dirigir a un equipo.

En este punto, Jericó habla de la importancia de la motivación. “Llega un momento en el que se le asciende y sus funciones cambian”, asegura. “El problema reside en que en el fondo no le motive su nueva función. Es entonces cuando ese gran profesional comienza a frustrarse y se convierte en una pesadilla para sus colaboradores”, añade.

Para poder llevar una gestión de personas correcta, la experta apunta que se necesitan una serie de habilidades distintas, como es el caso de una alta capacidad de empatizar con otras personas, un pensamiento estratégico, habilidades comunicativas que evite los conflictos y, sobre todo, ganas para llevar a cabo la tarea que se les ha encomendado. Y es que tal y como asegura Jericó: "Los peores jefes no son aquellos que no saben, sino aquellos a los que no les motiva dirigir, porque no disfrutan o porque prefieren hacer otras cosas".

Asimismo, la experta en innovación, apunta a que “nadie nace siendo líder” y señala que, para ser un buen jefe, se requiere de “entrenamiento, paciencia, pero lo que es más importante, tener ganas para ello”. “No obstante, ni el reconocimiento de la empresa ni el de uno mismo debería venir solo por convertirse en jefe. Se puede ser un profesional extraordinario como técnico toda la vida. Y no pasa nada. Es más, muchas veces es mejor quedarse en esa función sin tener que lidiar con las dificultades de los equipos”, reconoce.

Pilar Jericó concluye destacando que es importante ser “muy honesto” con uno mismo, para así descubrir cuán interesado se está en dirigir personas o si el objetivo real de la promoción es obtener un mayor “reconocimiento social o económico”. También aconseja seguir el ejemplo que impulsó hace décadas IBM. “Al igual que hay una carrera dentro de las empresas para ser jefes, directivos, etc., debería haber otra para los técnicos sin necesidad de dirigir personas, porque solo cuando una persona se siente cómoda con lo que hace y con su motivación, es capaz de sentirse bien en su trabajo y en la vida… y, de paso, contribuye a hacer la vida más fácil a quienes le rodean”, concluye.

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