El liderazgo es clave
para poder dirigir a un equipo hacia el éxito. En un momento donde el talento
escasea, en el que las encuestas revelan una falta de competencias de liderazgo
en los profesionales y donde la digitalización plantea importantes retos a las
empresas, contar con una persona capaz de motivar, inspirar confianza e
impulsar a la fuerza de trabajo es importante a la hora de lograr superarlos.
Ejercer un mal
liderazgo dentro de la organización puede hacer que el talento huya de la empresa,
que los empleados sean menos productivos y que los beneficios empresariales se
vean afectados. De hecho, hay estudios que revelan que una mala relación con el jefe es lo que impulsa la fuga de los mejores
profesionales hacia la competencia, especialmente en las generaciones de
trabajadores más jóvenes que, según algunas encuestas, buscan una mayor
cercanía con sus líderes, los cuales deben ser modelos a seguir, unos
profesionales capaces de comunicar cuáles son los objetivos del negocio y unos
guías motivadores que les permitan impulsar su desarrollo y carrera
profesional.
Sin embargo, frente a ello, son muchos los profesionales
que, a pesar de su larga trayectoria, no logran conectar con el talento de la organización. Y es que, tal y como
asegura en un artículo Pilar Jericó,
Doctora en Organización de Empresas, Presidenta de la consultora Be-Up y
experta en desarrollo del liderazgo e innovación desde hace más de 15 años, el mal liderazgo nace de un problema de
promoción interna.
Según su teoría, con el fin de colmar las expectativas de
algunos profesionales, de recompensar los años dedicados a una empresa o los
resultados obtenidos en diversos proyectos, muchos trabajadores son
promocionados para puestos que requieren de habilidades para el liderazgo, de
las cuales se carecen.
“En la mayor parte de las organizaciones la única manera de
reconocer a los buenos profesionales es ascendiéndoles, aunque esto sea un
harakiri para más de uno”, expone. Sin embargo, el talento no es universal y aunque se sea un excelente profesional
en un área concreta, no siempre va ligado con que se sepa y quiera dirigir a un
equipo.
En este punto, Jericó habla de la importancia de la
motivación. “Llega un momento en el que se le asciende y sus funciones
cambian”, asegura. “El problema reside en que en el fondo no le motive su nueva
función. Es entonces cuando ese gran profesional comienza a frustrarse y se
convierte en una pesadilla para sus colaboradores”, añade.
Para poder llevar una gestión de personas correcta, la experta
apunta que se necesitan una serie de habilidades distintas, como es el caso de
una alta capacidad de empatizar con
otras personas, un pensamiento estratégico, habilidades comunicativas que
evite los conflictos y, sobre todo, ganas para llevar a cabo la tarea que se les ha encomendado. Y es que tal y
como asegura Jericó: "Los peores jefes no son aquellos que no saben, sino
aquellos a los que no les motiva dirigir, porque no disfrutan o porque
prefieren hacer otras cosas".
Asimismo, la experta en innovación, apunta a que “nadie nace siendo líder” y señala que,
para ser un buen jefe, se requiere de “entrenamiento, paciencia, pero lo que es
más importante, tener ganas para ello”. “No obstante, ni el reconocimiento de
la empresa ni el de uno mismo debería venir solo por convertirse en jefe. Se
puede ser un profesional extraordinario como técnico toda la vida. Y no pasa
nada. Es más, muchas veces es mejor quedarse en esa función sin tener que
lidiar con las dificultades de los equipos”, reconoce.
Pilar Jericó concluye destacando que es importante ser “muy honesto” con uno mismo, para así descubrir cuán interesado se está en
dirigir personas o si el objetivo real de la promoción es obtener un mayor
“reconocimiento social o económico”. También aconseja seguir el ejemplo que
impulsó hace décadas IBM. “Al igual que hay una carrera dentro de las empresas
para ser jefes, directivos, etc., debería haber otra para los técnicos sin
necesidad de dirigir personas, porque solo cuando una persona se siente cómoda
con lo que hace y con su motivación, es capaz de sentirse bien en su trabajo y
en la vida… y, de paso, contribuye a hacer la vida más fácil a quienes le
rodean”, concluye.
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