Los espacios de
trabajo están evolucionando hacia una mayor autonomía de sus profesionales. La
tecnología está generando que determinados procesos de automaticen, liberando
así de mucha carga de trabajo, a los empleados. Asimismo, en materia de
liderazgo, está surgiendo en las organizaciones un nuevo estilo de dirección
que fomenta el reparto equitativo de tareas o la integración de personas en
diversas posiciones en la toma de decisiones, a partir de la incorporación de
las nuevas generaciones a los espacios de trabajo.
Según un artículo
publicado en Gallup, el lugar
de trabajo de hoy se define por dos elementos clave: una mayor flexibilidad laboral, donde los
empleados ganan libertad para moverse a diferentes áreas para hacer su trabajo
y deciden cuándo trabajan; y cada vez más oportunidades
para teletrabajar, ya que -según el artículo- el 43% de los empleados
trabajan fuera de la oficina en alguna ocasión.
Con la llegada de las nuevas generaciones de trabajadores,
las demandas hacia un cambio en el
estilo de liderazgo está dando como resultado que se mejore, entre otras
cosas, la proximidad del talento con sus managers y, por tanto, la capacidad de
la organización para fidelizar a sus profesionales. Y es que la comunicación es
uno de los principales ingredientes del entendimiento entre personas y, por
ende, el elemento clave que permite reducir los malos entendidos y aumentar el
buen ambiente de trabajo, lo cual es a menudo destacado por muchos jóvenes hoy
en día como un factor importante a la hora de elegir empresa y permanecer en
ella.
Pero no sólo la mejora
o construcción de un entorno
‘amigable’ para los empleados está siendo objetivo en dicha transformación.
Los espacios de trabajo también están incluyendo una gestión cada vez más basados en proyectos. El motivo es que,
por un lado, son varios los expertos que vaticinan un incremento de los
trabadores freelance en el futuro, como una parte importante de la fuerza de
trabajo, y por otro, dada la atracción que cumplir con un trabajo significativo
tiene para los profesionales en la actualidad, más allá de otras cuestiones
tradicionales de peso como un buen salario o la promesa de acceso a un puesto
de responsabilidad.
Sin embargo, la gestión por proyectos requiere de un incremento de la agilidad operativa,
al tiempo que implica ofrecer un mayor poder de decisión a los equipos de
trabajo. Esto, a su vez, demanda que la figura del líder se diversifique al
margen de la posición que cada profesional ocupe dentro de las organizaciones.
De éste modo, cada trabajador asume una parte de la responsabilidad en un
trabajo común y, además, adquieren una visión más amplia del mismo.
En ésta línea, el artículo
de Gallup destaca: “Las organizaciones buscan empleados que puedan tomar decisiones de forma independiente y
con confianza, que sepan resolver problemas con diversos grupos de trabajo
y sean capaces de administrar su propio tiempo, proyectos, relaciones laborales
y trayectoria profesional por sí mismos”. “Implícita o explícitamente, las
empresas a menudo esperan que los empleados sean ‘su propio jefe’ y hagan por
sí mismos, lo que antes se consideraba una labor propia de la gestión de la
empresa", añade.
Algunos de los
beneficios que derivan de la introducción de éste tipo de cambios dentro de
los espacios de trabajo son, según Gallup, “un mayor rendimiento y compromiso, así como una mayor sensibilidad al
fracaso cuando las personas tienen más independencia en el trabajo”, aunque
también matiza: “los trabajadores seguirán necesitando el apoyo de los gerentes
o managers en situaciones difíciles”. “Incluso para los trabajadores flexibles
o temporales, la relación personal que establecen con su supervisor es la más
significativa que tienen con su organización”, añade.
Frente a ello, las
prácticas de gestión tradicionales ya no funcionan y urge aplicar nuevas
reglas en base a, por ejemplo, las nuevas expectativas de los trabajadores. Al
respecto, Gallup revela que el aislamiento al que están sometidos muchos
trabajadores hace que su rendimiento caiga un 21%, por ello, “no se puede
administrar la fuerza de trabajo moderna utilizando métodos de gestión
tradicionales”. En ésta línea, el artículo concluye que, el gerente debe “ser un coach, capaz de incrementar la
responsabilidad que asumen los empleados, mientras fomenta el desarrollo y el
crecimiento profesional” a través de un diálogo y evaluación de su bienestar
laboral constante.
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