Para poder guiar a
otros es importante saber dirigir el rumbo, personal y profesional, de uno
mismo. En este sentido, la autogestión de energías, la escucha y el equilibrio
en el apoyo de las propias ideas y las opiniones ajenas, son algunos de los
elementos que hay que trabajar para, después, hacer más sencilla la tarea de
liderar a otras personas.
En un artículo
publicado en Forbes se han dado las
claves de lo que implica saber liderarse a uno mismo. Empezando por darse
prioridad a uno mismo.
Del mismo modo que el cuerpo necesita un descanso, la mente también debe tener momentos en los
que poder desconectar del trabajo y las preocupaciones rutinarias de la
vida. El objetivo es, en este caso, tomar distancia de aquellos elementos del
entorno que pueden invisibilidad las soluciones a un problema, para poder
centrarse en aquellos factores que permitan aunar energía y enfrentar los retos
con un mayor optimismo.
Sin embargo, muchas veces estos periodos de reflexión, llevan consigo un proceso imbuido de soledad.
En este sentido, desde Forbes señalan que se trata de un estado que permite
tener pensamientos e ideas más claras y que esa claridad “crea significado”.
Asimismo, uno de los
retos de la soledad se encuentra en saber escucharse a uno mismo. Entender esa
reflexión implica un trabajo previo de autocuestionamiento ya no sólo psíquico,
también físico. A veces un mal estado de ánimo no viene tan sólo impulsado por
una problemática emocional, si no que puede estar relacionada con la salud.
Hay, por tanto, que escuchar al cuerpo y la mente.
Por otro lado, esos momentos de soledad y de estar con uno
mismo, trae consigo la errónea idea de que se trata de un proceso egoísta,
especialmente cuando se tienen hijos o personas a cargo. Este concepto viene
acompañado de un sentimiento de culpa
por quien decide tomarse estos tiempos de reflexión y cuidado personal.
No obstante, tomarse un periodo de descanso, donde el centro
de los pensamientos está en la situación personal y profesional de uno mismo,
implica aprender a conocerse, entenderse
y aceptarse para eliminar posibles cargas innecesarias que no sólo frenan
nuestro avance, sino que impactan en las personas que nos rodean, especialmente
porque afectan a la forma en la que se reacciona y en el estado de ánimo que se
proyecta.
Finalmente, dentro de estos momentos de autoevaluación, es
importante –dependiendo de la profundidad de los mismo y la situación a
analizar- contar con un mentor, una
persona en la que confiar para que abra la mente a nuevas alternativas, ideas y
soluciones, especialmente porque cuando uno se pone en el centro y es el
elemento principal del análisis, se puede caer en la tentación de opacar
salidas que, desde la distancia, podrían verse a simple.
Después de todo, tal y como apuntan en Forbes, “no se puede
resolver un problema con la misma forma de pensar que instigó ese problema”.
Fuente: Equipos y Talento
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