Hemos leído mucha literatura sobre el liderazgo en
las empresas. Los CEO de las grandes compañías presumen de ejercer el liderazgo
y algunos se lanzan a escribir libros sobre el tema. Jack Welch, de General
Electric, Bill Gates, de Microsoft, o Alfred Sloan, de General Motors, son
autores recurrentes. También los políticos nos han dejado ideas interesantes.
Rudolph Giuliani, en su autobiografía, escribe que el líder es aquel
que tiene sus propias ideas, una persona que mira más allá del día a día y
que rompe las premisas sobre las que se sostiene el negocio o la política para
encaminarse hacia otro lado. Uno de mis textos preferidos es de Marvin
Bower, Managing partner de 1950 a 1967 de McKinsey. También
Nelson Mandela ha legado citas
memorables sobre el liderazgo inspirador. Los libros, más o menos interesantes, recorren la
trayectoria profesional y sirven para extraer lecciones, pero encuentro que sus
experiencias no son asimilables a las pymes. Pero el liderazgo es una tarea
necesaria y creo que debe ejercerse de acuerdo con nuestras condiciones y
entorno. Te propongo algunas ideas:
· Tu pyme es única. Las personas que la conforman,
también. Los emprendedores saben que la diferencia entre un proyecto
que funciona y otro que no avanza reside en las personas, quienes generan
de verdad ventajas competitivas no replicables. Por eso, el liderazgo debe
contribuir a motivar a los equipos, a conocer bien la misión de la compañía y a
gestionar el conocimiento.
· Establece un objetivo concreto,
comprensible. El
liderazgo consiste en contar al equipo que te rodea dónde estás y dónde quieres
llegar. Los objetivos claros guían los pasos y, sobre todo, evitan las
distracciones. Sirven también para priorizar los recursos, transformar los
procesos y los valores. Me gusta la idea de los criterios SMART:
específicos, medibles, alcanzables de acuerdo con los recursos disponibles,
relevantes para la organización y delimitados en el tiempo. Los objetivos
ayudarán también a asignar responsabilidades y reducir los conflictos.
· Dirigir es comunicar. De hecho, lo es casi todo.
Entiendo por comunicar hablar con tus empleados, con tus colegas, con la
competencia, con los clientes y con todo el que tenga algo que decir. También con tu abuela. El liderazgo necesita la
competencia de la comunicación, porque es el instrumento para explicar cuáles
son los objetivos y sugerir a las personas vías para mejorar en su tarea
cotidiana. He visto numerosos proyectos que fallan porque el financiero no se
habla con el de producto; el de marketing no quiere saber nada de operaciones y
así. ¿Te suena la historia? Pues evita que en tu pyme suceda lo mismo.
· La pyme es tu familia (de
trabajo). Esto
significa que tienes que tener una relación fluida y extensa. No dejes pasar ni
un día sin hablar con cuantos miembros de la pyme puedas. Y no solo de la
empresa: establece una relación que sobrepase las cifras de negocio. Procura
conocer las inquietudes y las necesidades de tus compañeros. Solo así podrás
apoyar en momentos de debilidad, exigir más o menos de acuerdo con las preocupaciones
de tu equipo o recompensar los esfuerzos. El liderazgo se ejerce y se comparte
con las personas.
· Apuesta por los acuerdos. Puede que seas el emprendedor,
que sea tu idea, tu dinero y tu pasión. Pero solo no vas a llegar a ningún
sitio. Liderar significa compartir una propuesta, consensuar objetivos y
decisiones y hacer al equipo partícipe de las decisiones. El acuerdo es un
instrumento para generar consensos, abrir espacios para el diálogo y negociar.
· Reúnete con los empleados. Solo así podrás saber qué está
sucediendo, qué problemas tienen con los productos o los servicios que se
ofrecen. Quien está en el día a día y quien se relaciona con los clientes
finales conoce mejor tu pyme que tú. Escucha sin apriorismos y obtendrás una
verdadera ventaja competitiva. Genera la oportunidad para que se expresen con
sinceridad y dales feedback. Cada minuto invertido en tus empleados
generará retornos.
· Lidera con el ejemplo. La gente cree en los hechos
antes que en las palabras, por eso si quieres modificar un comportamiento
(comer en el office, invitar a ex empleados), cambiar un proceso
(promover el uso del teléfono como servidor) o transformar una rutina (horario
de entrada y salida) tienes que ser el primero. Ejercer el liderazgo significa
aceptar responsabilidades: no pidas compromisos, si no estás tú
dispuesto a cambiar.
En suma,
aprovecha cada oportunidad para ejercer el liderazgo con sencillez y por la
acción. Huye de las palabras y guía por los hechos. Prueba con estas ideas y,
si no, cuéntanos las tuyas.
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