Parece que todo el mundo ya tiene
claro que una de las claves para sobrevivir en este mercado impredecible con
forma de montaña rusa es desarrollar nuevos productos y servicios que no
existen en el portfolio de la empresa o evolucionar de manera diferencial los existentes;
dicho de otro modo…, innovar.
Pero no abusemos del término,
manoseado y sobado hasta la saciedad, intentemos extraer la esencia y el
significado del concepto… y es que, innovar es hacer las cosas de manera
diferente a como se han venido haciendo, para lograr mejores resultados de
negocio y esto se puede hacer utilizando la creatividad y sus
correspondientes técnicas para inventar un producto o servicio que no existe o
introduciendo pequeñas variaciones y modificaciones en algo que ya
existe. (Pedro Muro @arpcalidad lo explica perfectamente en su post “De la innovación incremental a la innovación
disruptiva en la empresa”
Pero si es tan obvio, tan
insultantemente evidente ¿porque las empresas no desarrollan culturas
innovadoras?
Aunque pueda parecer increíble
una organización no desarrollará una cultura innovadora por el mero hecho de
decir en sus presentaciones corporativas que la innovación es un rasgo
característico de su cultura. Si realmente se pretende sentar las bases de
una cultura que apuesta por el desarrollo de nuevos productos y servicios o por
la evolución de los existentes me temo que habrá que hacer algo más que power
points…
Y, aunque habrá muchos otros
factores, creo que la principal razón por la que resulta tan complicado
desarrollar una cultura innovadora es porque para innovar fundamentalmente
hay que tener comportamientos diferentes y, cambiar comportamientos implica
cambiar hábitos…y, cambiar hábitos implica esfuerzo y determinación de una
manera sostenida en el tiempo. Un precio que muchas organizaciones y muchos
profesionales no están dispuestos a pagar, aunque sean plenamente conscientes
de las consecuencias asociadas a mantener inamovibles sus estrategias, procesos
y…claro está, sus comportamientos.
Así las cosas, no podemos estar
en misa y repicando, no podemos reivindicar su importancia, ni hacer de la
innovación una religión y un credo sin cambiar ciertos comportamientos dentro
de la organización…
Pero, ¿por dónde empezar? ¿Qué
hábitos deben de ser sustituidos y cuales deben reemplazarles?
La lista puede ser tan larga como
cada organización precise y requiera porque no todas parten del mismo punto
para constituirse como organizaciones con una cultura innovadora (de hecho
muchas no tienen ni la más mínima intención de hacerlo…) pero estos son algunos
comportamientos o rasgos por los que se puede empezar a trabajar tanto en un
plano organizativo como individual…
4.- No utilices el control como
mecanismo de gestión. Una cultura innovadora necesita espacios de confianza, porque, sin confianza no se
tiene la libertad para hacer cosas diferentes… la fiscalización reprime la
capacidad de innovación…
7.- Deja de penalizar el error y
comienza a reconocer el valor que se esconde detrás de él. Desarrollar y evolucionar
implica intentar y cuando se intenta algo el error es parte de la ecuación… Sin
error no hay innovación…
2.- Deja de relacionarte tanto
con tus iguales y comienza a construir más relaciones con personas diferentes
en entornos diferentes. La diversidad ofrece perspectivas que invitan a ver la realidad desde
otros ángulos. Las relaciones endogámicas ralentizan el desarrollo de una
cultura innovadora…
9.- Permite y practica la inteligencia desobediente. Cuestiona las normas, los
procesos y las políticas establecidas desde una perspectiva constructiva. La
obediencia ciega es el freno de mano de la innovación.
5.- Incrementa la frecuencia de
tus conversaciones de valor e incentiva que estas se produzcan a tu alrededor. Escucha, participa,
pregunta…conversa. La interacción y la conversación son inherentes a la
innovación.
10.- Abandona la adicción a tener
razón.
Incorporar nuevos enfoques es una condición sine qua non para
desarrollar culturas proclives a la innovación.
6.- Reduce tu capacidad analítica
y deja espacio para la intuición. El análisis es un aliado de la razón pero el
instinto es un partner imprescindible para fomentar la innovación…
3.- Practica el arte de hacer
(te) preguntas y abandona el hábito de buscar y dar respuestas, no eres una
wikipedia. La
curiosidad es el desencadenante del descubrimiento y este, es el motor de
cualquier innovación…
8.- No estigmatices la excentricidad
y el atrevimiento. Trata de sonreir con los planteamientos imposibles y
ridículos y permite que se lleven a cabo. Innovar implica ser original y
ser original en ocasiones significa ser diferente. Desarrollar culturas
innovadoras es una cosa muy seria…pero no debemos olvidar que innovación
también debe ser sinónimo de diversión…
Con total seguridad habrá muchos
más hábitos para incorporar y aún más para desinstalar, pero es probable
que la puesta en escena de este set de comportamientos por un porcentaje
considerable de los profesionales de una empresa evite por completo tener que
hacer ni un solo power point para demostrar que se es una organización con
cultura innovadora…
Y es que, debemos ser coherentes
y tener en cuenta que es incongruente catalogarnos como empresas o
profesionales innovadores si día a día hacemos lo mismo de siempre. Innovar
implica, necesariamente atreverse a hacer diferente…
Por cierto, no he olvidado ningún
comportamiento, entendía que escribir sobre innovación y hacer lo mismo de
siempre era igualmente inconsistente…te toca decidir en qué posición del
aleatorio ranking colocas este último…yo, lo tengo claro…
“La mejor
manera de empezar algo es dejar de hablar de ello y empezar a hacerlo”. Walt
Disney
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