Vivimos
en un contexto que nos pone a prueba todo el tiempo. El profesionalismo, el
incremento de los conocimientos, la búsqueda permanente de mayor calidad y
productividad tiene que ser el único camino disponible para ser transitado por
todas las Organizaciones Empresarias y Comerciales que deseen competir
saludablemente sin importar su tamaño o el rubro en el cual actúen o deseen
actuar.
Los
desafíos son diversos ante la incertidumbre. Los clientes restringen sus
compras, incrementan sus exigencias y redoblan sus expectativas en materia de
Valor Agregado volviéndose más selectivos, brindando a las organizaciones la
oportunidad de reformular estrategias y actitudes, generando nuevas ideas y
emprendimientos justo en el momento en que se tome la decisión de hacerlo para
reconstruirse con nuevas metas y objetivos.
Ahora
bien, ¿Cómo pueden las Organizaciones reorientarse para crear un nuevo orden?
Simplemente aprendiendo de sus errores pasados. Dejando de lado su miopía
estratégica. Reconociendo, primero desde los niveles superiores, que no saben
todo como muchas veces creen y dejar de lado la soberbia.
A
más sabios, más humanos. La certidumbre que ha desaparecido en este contexto
tan difícil que hoy nos toca vivir, la recuperaremos en la fortaleza de nuestro
espíritu de lucha y constancia. El problema es que muchas veces cedemos ante el
contexto hostil, bajamos los brazos y seguimos el caminito del sálvese quien
pueda. Perdemos el equilibrio y caemos en un abismo.
Siempre
estamos a tiempo de cambiar las cosas, de provocar una nueva ruptura que nos
devuelva el camino a la certidumbre. Las empresas pueden provocar una ruptura.
Alejarse de prácticas nocivas que no sirven, hacen daño, y las aleja de
sus verdaderos objetivos.
Ante
una ruptura solamente se puede hablar de un antes y un después. Y después de
producirse una ruptura, tenemos la posibilidad de aprender de la experiencia
negativa, canalizar esa experiencia para abrir la mente y cargarla nuevamente
de significado. Esto implica reordenar nuestro pensamiento y nuestra forma de
hacer las cosas hacia el futuro para reconstruir lo más rápido posible el sentido
que nos oriente hacia un nuevo orden.
De
cada experiencia negativa, cada una nos deja sus enseñanzas. Entender cómo y
por qué se llegó hasta una situación nociva despertará la capacidad de
aprendizaje y la inteligencia organizacional.
La
pregunta que nos tenemos que hacer es si realmente estamos decididos a realizar
el cambio. Dicen que si nosotros no tomamos las decisiones siempre hay alguien
que las tomará por nosotros. Imagínense si en el caso de un negocio resulta ser
la competencia, o alguien que implementa una práctica innovadora que se nos
ocurrió y no tuvimos el coraje de llevarla a cabo. En cualquier caso dejamos
pasar la oportunidad y es tarde para lamentarse.
Apostemos
al talento de los jóvenes y a la experiencia de los más veteranos. En muchas
organizaciones está faltando pintar más canas. Démosle oportunidad al espíritu
emprendedor, a la transparencia, a la honestidad, la conducta, la ética del
trabajo.
Las
empresas deben rodearse de gente talentosa. Deben desarrollar Endomarketing, es
decir marketing interno y entender que el promover el desarrollo y la
capacitación es una inversión y no un gasto como aún hoy siguen creyendo
algunos empresarios que no terminan de comprender que el verdadero gasto es
tener gente sin motivación y poco capacitada.
Gustavo Sarnari. Director Asociado de
Grupo CoSMO y E&N. Especialista en Desarrollo y Educación Organizacional
para su aplicación a las estrategias de negocios. Formado en la Universidad
Nacional de Quilmes, el IS San Pablo de Villa Constitución y el IS San Nicolás
de Bari de San Nicolás.
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