Para
ejercer el liderazgo transformacional se necesita un
cambio en la manera cómo se actúa, cómo se piensa y siente. Es, de hecho, una
actitud mental que inevitablemente ha pasado por una transformación. Desde esta
perspectiva, el liderazgo transformacional necesita de un
cambio radical de quienes lo promueven. Es respetuoso de la libertad en el que
el ser humano la comprenda como pilar de los principios de derechos, deberes y
respeto hacia los demás y consigo mismo.
Para
lograr que el liderazgo transformacional permee
efectivamente el equipo de trabajo, el líder debe ser lo suficientemente
carismático como para que sea admirado en su forma de actuar y comportarse, es
además un convencido de su trabajo y lo hace lo más importante en su vida, en
tanto le ayuda a superarse y darle sustento. Eso permite estrechar aún más los
lazos con sus seguidores.
El liderazgo
transformacional no sólo está basado en lo que estrictamente
referido a asuntos empresariales, también el líder es una buena fuente de
inspiración y motivación. El líder debe ser siempre optimista frente a los
retos y el futuro, pero aguerrido y luchador incansable frente a las
dificultades.
El hecho
de apreciar los esfuerzos individuales o colectivos, cohesiona mucho más de lo que
parece a un equipo de trabajo. Por eso el liderazgo transformacional alienta
y promueve este tipo de reconocimiento por parte del líder quien siempre debe
estar pendiente de las tareas asignadas y las dificultades que puedan
presentarse para a su vez, empoderar a su equipo y entusiasmarlos para avanzar.
Pero
tenga en cuenta varias cosas. La primera es que las culturas organizacionales
son todas diferentes, cada una de ellas tiene su manera de hacer las cosas. Por
consecuencia, lo que resulta bien para una empresa puede no ser tanto para
otra. El líder debe saber adaptarse y entender los códigos de esa nueva cultura
antes de proponer estrategias agresivas de liderazgo.
Segundo,
el líder debe mostrarse siempre positivo apelando a las emociones de los colaboradores.
Esto además permite crear un ambiente de certeza sobre el cumplimiento de las
metas trazadas.
Además,
el líder, bajo el concepto del liderazgo transformacional debe
ser cauto a la hora de involucrarse en áreas para él desconocidas. Una de las
premisas de este tipo de liderazgo es que el líder conozca con claridad
absoluta las tareas que cada uno de los seguidores debe realizar, debe volverse
un experto en eso para que pueda orientarlos correctamente en alcanzar los
objetivos organizacionales. Cada área de trabajo es un microcosmos donde se
refleja lo que la organización es y desea.
Por
último, el líder debe saber qué es lo que realmente motiva a sus empleados.
Frente a eso, el éxito está cuando el empleado valora las recompensas que la
empresa le da. Para ello, las reglas del juego para acceder a ellas deben estar
descritas con absoluta claridad pues una falla en el sistema de recompensas
puede llevar inevitablemente a una pérdida de la credibilidad y, claro, una
desmotivación generalizada.
La objetividad
frente al hecho de adquirir una recompensa así como los castigos no debe ser
cuestionada pues la imparcialidad demostrada por el líder debe demostrar que no
hay en ello preferencias ni sesgos que puedan favorecer o no a algunos
seguidores. Tanto en uno como en otro caso, el líder deberá suministrar la
suficiente retroalimentación como para que se apliquen los correctivos del caso
o se aliente a los demás a ganar las recompensas a que haya lugar.
No sobra
mencionar que un líder transformacional debe ser visto como un representante de
la organización, por lo que se requiere de ésta total apoyo y respaldo frente a
sus actuaciones, empoderándolo y dejándolo actuar en consonancia con sus
objetivos y visión.
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