Simon Dolan, Scott Moodie y Ronald J. Burke
publicaron el pasado
mes de Julio dentro de la serie ESADE Working Papers el estudio: “ Engagement vs.
Burnout: Anexamination of the relationships between the two concepts within the
frameworkof the JDR model” (Compromiso vs. burnout: analisis de
los dos conceptos dentro del marco del modelo JDR (Job, demands and resources).
En él, los autores se plantean la
cuestión de si un exceso de compromiso puede ser malo para la salud. Recuerdan
el dicho de los antiguos griegos: “Todas las cosas con moderación; nada en
exceso”.
El modelo JD-R que han utilizado los
autores para el estudio se emplea para predecir el burnout de los trabajadores
y el compromiso de los mismos y consecuentemente el desempeño organizacional.
Se basa en la suposición de que aunque
cada ocupación puede tener unas causas que intervienen en el
bienestar de los profesionales que las desempeñan, éstas se pueden agrupar en
dos categorías generales que se pueden aplicar en cualquier entorno:
1.- Demandas del trabajo: aspectos
físicos, psicológicos, sociales u organizacionales del trabajo que requieren un
esfuerzo o habilidades físicas o psicológicas. Consecuentemente están asociadas
a unos costes de tipo físico o psicológico. Como ejemplos tenemos a la presión
en el trabajo para realizar determinadas tareas o las demandas emocionales.
2.-Recursos del trabajo: aspectos
físicos, psicológicos, sociales u organizacionales del trabajo que son
necesarios para obtener los resultados demandados en el trabajo, para reducir
los costes asociados a las demandas de trabajo, para estimular el crecimiento
personal, el aprendizaje y el desarrollo. Las oportunidades de promoción,
recibir coaching y tener autonomía son ejemplos de recursos.
Diversas investigaciones han puesto en
evidencia la existencia de los dos procesos que pueden aparecer de forma
simultánea: elevadas demandas de trabajo agotan los recursos físicos y mentales
del profesional ocasionando disminución de la energía y problemas de salud.
La existencia de recursos adecuados
aumenta el compromiso y el desempeño de los trabajadores y puede amortiguar el
impacto de las demandas de trabajo y actuar como factor motivador cuando éstas
son altas. Ejemplos de recursos que pueden jugar un papel importante en
amortiguar las demandas excesivas de trabajo son el recibir feedback del desempeño
y contar con apoyo social
En el modelo se considera que existen
dos procesos psicológicos que juegan un papel en el desarrollo de stress en el
trabajo y de motivación en él mismo:
1.- Procesos que ocasionan
discapacidad: a través de estos procesos los trabajos mal diseñados o con
demandas crónicas excesivas agotan los recursos físicos y mentales, lo que a su
vez puede conducir a disminución de energía y a problemas de salud.
2.- Procesos motivacionales: como
consecuencia de ellos los recursos anteriormente descritos ejercen su potencial
motivador y conducen a un alto compromiso, bajo cinismo y desempeño excelente.
Los recursos pueden jugar un papel motivador intrínseco o extrínseco.
Cuando tanto las demandas como los
recursos son elevados es de esperar, según el modelo, que se
produzcan altos niveles de stress y de motivación. Si son bajos producirían
bajos niveles de stress y motivación. Consecuentemente altas demandas-bajos
recursos ocasionaría altos niveles de stress y bajos de motivación y las bajas
demandas-altos recursos tendrían como resultado bajos niveles de stress y altos
de motivación.
Como conclusión la
propuesta central del modelo JD-R es que el stress en el trabajo se desarrolla,
independientemente del tipo de trabajo, cuando algunas o todas las demandas son
elevadas y todos o parte de los recursos son escasos y por
contrapartida el compromiso con el trabajo se va a producir con mayor
frecuencia cuando los recursos son elevados (aunque las demandas también lo
sean).
Dolan y colaboradores
señalan, en su estudio, que diversos investigadores en los campos de la
psicología organizacional y del comportamiento organizacional han examinado las
vías por las que las percepciones y actitudes positivas o negativas están
ligadas al desempeño en el trabajo. Dos de los constructos que se están
analizando son:
1.- El burnout: considerado como un
constructo negativo que contribuye a la disminución de la satisfacción en el
trabajo y del compromiso con la organización, así como a un aumento de la
rotación y del absentismo. Diversos estudios indican que determinados aspectos
del entorno de trabajo actúan siendo predictores más importantes en la
aparición de burnout que los factores de la personalidad. Aunque si se ha
encontrado que puede existir una relación entre el agotamiento emocional y
algunos factores de origen familiar. En el test más utilizado para medir el
burnout: Maslach Burnout Inventory –MBI los determinantes principales son el
grado de agotamiento y de cinismo.
2.- El
compromiso: considerado como un indicador positivo que se caracteriza por:
a).- La concentración
plena y feliz en el trabajo que facilita que el tiempo pase volando y que
resulte difícil desconectarnos del mismo.
b).- El esfuerzo que
se demuestra con altos niveles de energía y de resiliencia en el
trabajo.
c).-La dedicación
con un alto sentido de implicación con el trabajo junto a un sentido
del propósito del mismo, de entusiasmo y de desafío.
Los profesionales
comprometidos trasladan su entusiasmo a todas las facetas de su vida y sufren
menos problemas de salud, en general. Los orígenes tanto del burnout como del
compromiso son multifactoriales y pueden incluir diferencias individuales,
demandas organizacionales, factores ambientales, factores culturales que
interaccionan en determinadas situaciones.
El estudio de Dolan y
colaboradores se plantea las siguientes preguntas:
1.- ¿El compromiso y
el burnout están relacionados inversamente o paralelamente?
2.- ¿Cuál es la
clasificación de variables individuales y organizacionales que predicen los
estados de:
a).- Bajo compromiso
y bajo burnout
b).-Bajo compromiso y
alto burnout.
c).- Alto compromiso
y bajo burnout
d).- Alto compromiso
y alto burnout.
3.- ¿Cuál es el
efecto de cada una de las configuraciones anteriores en la salud física y
mental de quienes las experimentan?
La investigación
analizó las respuestas a un cuestionario on-line de 2094 profesionales de
enfermería (90,3% mujeres y con una edad media de 39 años) que
prestan sus servicios en distintos centros sanitarios españoles,
fundamentalmente en Cataluña y el País Vasco. Los profesionales llevaban una
media de 16 años trabajando, el 85% de la muestra a tiempo completo en labores
de enfermería y en un 72% de los casos convivían con
una pareja.
Los factores
personales y organizacionales ligados al compromiso y al burnout se
clasificaron en cuatro categorías: demandas del trabajo, recursos del trabajo,
apoyo social y afinidad.
Las dos primeras ya
se han comentado. Los autores hacen referencia con respecto a ellas a un
metaanálisis realizado por Crawford y colaboradores en el que se encontraba que
las demandas y el burnout presentaban una asociación positiva y que los
recursos y el burnout estaban asociados de forma negativa. Con respecto al
compromiso hallaron que estaba relacionado de forma positiva con los recursos,
pero que la asociación entre demandas y compromiso varía dependiendo de la
naturaleza de la demanda. Si las demandas se consideran retadoras
tienen un efecto positivo.
Con respecto al apoyo
social los investigadores reemplazaron la medida de la cooperación entre
compañeros (que es la más utilizada en el modelo JD-R) por la medida del apoyo
en tres niveles: apoyo de los supervisores, apoyo de los compañeros y apoyo de
la pareja.
Afinidad se refiere,
en el estudio, al compromiso emocional y a la implicación e
identificación afectiva del profesional con su trabajo.
El estudio mostró que
un 67% de los encuestados experimentaban situaciones de bajo compromiso y alto
burnout o de alto compromiso y bajo burnout, mientras el 33% restante
presentaban estados de bajos compromiso y burnout o de altos compromiso y
burnout, lo que representaba que un porcentaje muy alto de los profesionales encuestados
estaban funcionando en uno de los extremos.
Los autores
clasificaron a los encuestados en cuatro grupos:
1.- “HOLGAZANES”: este
grupo viene definido por estados de bajo compromiso y bajo burnout.
Se caracteriza por demandas bajas de trabajo y escasa afinidad,
demostrando apatía hacia el trabajo, junto a niveles altos de apoyo por parte
de los compañeros y normales de recursos. Los profesionales incluidos en este
grupo presentaban un estado de salud bueno.
2.- “ESCLAVOS”: presentan bajos niveles
de compromiso y altos de burnout. Se caracteriza este grupo por tener altas
demandas de trabajo, falta de recursos y de apoyo social y baja afinidad por el
trabajo, junto a peores niveles de salud que el grupo anterior.
3.-
“APRENDICES”: este grupo se define por el alto compromiso y el bajo
burnout. Se caracterizan por tener demandas no muy altas, niveles altos de
recursos, de apoyo social y de afinidad junto a un buen estado de salud.
4.- “LLANEROS
SOLITARIOS”: los integrantes de este grupo presentan altos niveles de
compromiso y de burnout. Se caracterizan por experimentar demandas más altas,
mayores oportunidades de desarrollo profesional, menor apoyo social, mayor
afinidad y peor estado de salud que sus compañeros.
El estudio examinaba cuatro aspectos
que contribuyen al burnout en el trabajo:
1.- Las consecuencias adversas para la
salud de trabajar muchas horas, que pueden desembocar en fatiga crónica, entre
otras patologías. Simon Dolan destaca que, de todas formas, las consecuencias
negativas son menores si se disfruta en el trabajo y es voluntario que si es
una imposición de un superior.
2.- Los riesgos derivados de la
adicción al trabajo. El estudio demuestra que los adictos experimentan un mayor
nivel de stress, menor capacidad de delegar, más síntomas psicosomáticos, menor
bienestar físico y emocional y menor satisfacción en su vida personal.
3.- Los potenciales efectos negativos
del exceso de dedicación. El ensimismamiento exagerado en el trabajo termina produciendo
resultados negativos en el desempeño.
4.- Los efectos peligrosos de un compromiso muy elevado en el trabajo.Los resultados
mostraban que el burnout se produce fundamentalmente por las demandas del
trabajo y el compromiso por los recursos y la afinidad. Otro hallazgo fue que
el apoyo social no se comportaba como el resto de recursos asociados a los
distintos niveles de compromiso, sino que actuaba de forma independientemente
alineándose con los niveles de burnout, ya que las dos situaciones en que
aparecía un nivel bajo de burnout se asociaban con alto apoyo social y
viceversa.
Como implicaciones
prácticas del estudio los autores plantean la necesidad de crear un
entorno de trabajo positivo y equilibrado, en el que los directivos se centren
en equilibrar las demandas y los recursos, promoviendo el apoyo social y
estimulando la afiliación a través de la formación y el desarrollo profesional.
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