Disfrutar en el trabajo. Parece
un sueño que unos pocos elegidos han conseguido. Partiendo de una base
realista, obviamente existen empleos poco agradecidos o difíciles de llegar a
querer, pero al menos, siempre esté en nuestras manos el intentar crear un
clima agradable en el que nuestros trabajadores o nosotros, podamos desarrollar
nuestra labor con un ánimo positivo. Ser una pyme creativa, conlleva no
hacer lo mismo que la mayoría: cuidar el contexto y a las nuevas ideas.
El mundo cambia tan rápido que da
vértigo. Lo que hoy parece una novedad al día siguiente está pasado de moda. Es
injusto, incluso perjudicial para la salud mental, pero todos estamos metidos
en esta espiral. En nosotros está el decidir que nuestro negocio y nuestras
ideas perduren con el paso del tiempo: tanto por su calidad como por la
capacidad de adaptación e innovación que se nos exige.
En este escenario, no existe otra
opción para
sobrevivir que pensar creativamente. Si no innovamos, si no estamos
reinventando lo que hacemos, si no encontramos las soluciones más potentes,
perdemos frente al mercado. Un mercado ávido de llegar a cuantos más clientes
mejor. En nuestras manos está demostrar que somos originales y mejores.
Las grandes empresas contratan
consultores y expertos en creatividad para afrontar el problema de la
innovación en sus productos y servicios. Y aunque algunas lo logran por
si solas, la más de las veces sólo lo consiguen con ese apoyo externo. ¡Es
lógico!
Pero las pymes tienen problemas
para enfrentar escenarios adversos usando herramientas que generen creatividad
en su interior. Por la falta de costumbre, porque no existe una cultura
creativa, y para tomar esta decisión se necesita el consenso de todos
los actores de la organización.
Ideas a olvidar por parte de
pymes sobre la creatividad
- La creatividad es el resultado del talento particular de alguien
Los equipos pueden llegar a
obtener grandes ideas usando técnicas creativas simples pero eficaces. Digamos
adiós a “ yo no soy creativo” La creatividad se aprende. No se trata de que de
la noche a la mañana surja el talento. La mayoría de los especialistas en
creatividad e innovación llevan años dedicándose a esta materia, y se lo toman
en serio. Así como ellas aprenden a ser eficientes, también pretenden que las
pymes lo sean pero a la vez, aprendan a ser creativas.
- Las reuniones deben ser serias y formales. Aquí no se levanta nadie
Si pretendemos asustar a las
nuevas ideas, de acuerdo, una sobredosis de rigidez es perfecta para ello. Tras
el modo irónico, prosigo, cuando decidan enfrentar un problema que requiere
nuevas y buenas ideas, es mejor que se junten el equipo ejecutivo junto a los
que puedan ser considerados más creativos de la plantilla.
Salgan de la oficina, o simplemente
vayan a una sala donde nunca suelan hablar. Relájense y llenen ese espacio de
cualquier detalle agradable: unas fotografías, algo alegre, estimulante,
diferente a lo que ven a diario.
En ese contexto deberán enfocar
sus mentes en un solo problema que sufra la empresa, durante una hora como
máximo, lanzando todo aquello que se les ocurra. Sin pudor y sin las típicas
carcajadas llenas de maldad por parte del que no aporta, pero sí juzga. Cuando
comiencen a escoger después qué ideas salieron de allí, seguro que encontrarán
alguna más que las que tenían antes de detener lo convencional por sesenta
minutos.
- Somos demasiado pequeños, las cosas se hacen con la mínima equivocación
Tal vez esa reflexión pueda ser
cierta a medias. Sí, son pequeños pero ¿perder el tiempo qué significa? Perder
el tiempo puede ser pasar horas y horas en nuestro negocio, y que no vaya de la
mano de una cuenta de resultados mejor que la de la competencia.
“Las cosas se hacen y listo sin
equivocarse”. Si en
este mundo el lema hubiera sido ése, jamás se hubieran producido grandes
descubrimientos a todos los niveles. Vivimos una etapa en la que sólo unos
pocos se encargan de generar ideas y los demás asistimos como espectadores a la
función. Ese concepto sí es un error. Hay que participar para ser diferentes.
Las pymes son el ejemplo de lo
que una empresa sin importar su tamaño, es capaz de lograr, por lo pronto ser
el tejido empresarial más importante de este país. Están acostumbradas a correr
riesgos. Nada es más importante que aceptar la posibilidad del error, y para
eso necesitamos tiempo, para equivocarnos pero también para acertar. Y cuando
eso sucede es positivo para todos.
El hacer siempre lo mismo en muchas empresas es el
lastre que las condena a no hacer saltos cualitativos en los productos o
servicios que lanzan al mercado. Y todos sabemos lo que dijo Einstein: “Si
quieres resultados distintos no hagas siempre lo mismo”.
Hagamos una reflexión ahora: si Cristóbal Colón hubiera
tenido la presión por parte de los Reyes Católicos exigiéndole un éxito seguro
en su aventura hacia lo desconocido, jamás habría habido una expedición. El
resultado fue el descubrimiento de un continente y una riqueza para el entonces
Imperio Español. ¿Y a qué fue debida tal proeza?
Sí, a un soberano error y a mucha
paciencia. Además de un gran y evidente “no hacer lo mismo que los
demás”. Mientras otros permanecían sentados, él quiso descubrir mundo (aunque
se equivocara de lugar).
Conclusión
La creatividad no está reñida con el tamaño de una
empresa. Una idea puede cambiar una vida, una idea más una buena decisión puede
hacer crecer una empresa. Creatividad es sinónimo de arriesgar, pero también de
entrenar nuestras mentes, y ahora donde debemos por obligación reinventar lo
que antes funcionaba, es casi una obligación dejar un espacio en nuestro
negocio para que entre un poco de aire fresco.
No temamos a lo diferente y que
no nos asusten unas cuantas técnicas que quieran colarse en nuestros
despachos, fábricas o pequeñas tiendas. Seriedad no es sinónimo de eficacia.
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