Mucha gente puede creer que, ante la
adversidad, la capacidad de soportar ciertas circunstancias del ser humano se
incrementa. Con la falta de empleo cualificado hoy, el clima en las empresas ha
cambiado mucho y se puede percibir el temor en los empleados ante la
posibilidad de perder el puesto de trabajo. Sin embargo, existen condiciones
mínimas de coexistencia dentro del objetivo común de todos y todas de salir a
flote. Una de ellas, por no decir la principal, es la eficacia del líder del
equipo.
Si bien es cierto que la figura del “jefe” es vista en la mayoría de los casos por los empleados con desprecio y bajo el paradigma de un “carcelero”, no lo es menos que contar con un directivo capaz y carismático siempre termina por abonar el terreno.
Recientemente, la empresa para gestión del talento DDI he presentado el informe "Lecciones para los líderes de las personas que importan", del que se ha hecho eco esta semana el digital Managament-Issues.
Dicho informe muestra los resultados de una investigación realizada con 1.279 trabajadores de Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Canadá, China, Alemania, India y el sudeste asiático, para saber lo que los empleados piensan de sus jefes; si consideran que lo están haciendo bien y cuáles son los fallos que creen que se están cometiendo en las estrategias de liderazgo.
Lo están haciendo mal...
Según se desprende del estudio, existe un gran descontento entre los empleados a nivel mundial con la actitud de sus superiores inmediatos. Por ejemplo, un tercio de los encuestados, el 34%, afirma que sólo a veces o nunca consideran que su jefe es eficaz, y el 37% de ellos no se sienten motivados a dar lo mejor de sí ante su jefe. La falta de comunicación y empatía pueden ser los principales aliados de esta situación.
Sólo cuatro de cada 10 empleados dice que su jefe no daña su autoestima, mientras que casi la mitad considera que podían hacer mucho mejor el trabajo de su propio jefe, aunque sólo la mitad querría ocupar su puesto. Un hallazgo que muestra una perspectiva directa de la oferta futura de líderes: parece que existe menos compromiso para con cargos que implican tal responsabilidad.
Simon Mitchell, Director de DDI en el Reino Unido y uno de los autores del informe apuntó: "Estos resultados deben ser de enorme preocupación para cualquier negocio. Muestran que los jefes hoy en día no están cumpliendo con su obligación para con los empleados y, por tanto, para con su empresa. Las consecuencias de contar con directores y jefes con poca capacidad de liderazgo son enormes y contraproducentes."
Si bien es cierto que la figura del “jefe” es vista en la mayoría de los casos por los empleados con desprecio y bajo el paradigma de un “carcelero”, no lo es menos que contar con un directivo capaz y carismático siempre termina por abonar el terreno.
Recientemente, la empresa para gestión del talento DDI he presentado el informe "Lecciones para los líderes de las personas que importan", del que se ha hecho eco esta semana el digital Managament-Issues.
Dicho informe muestra los resultados de una investigación realizada con 1.279 trabajadores de Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Canadá, China, Alemania, India y el sudeste asiático, para saber lo que los empleados piensan de sus jefes; si consideran que lo están haciendo bien y cuáles son los fallos que creen que se están cometiendo en las estrategias de liderazgo.
Lo están haciendo mal...
Según se desprende del estudio, existe un gran descontento entre los empleados a nivel mundial con la actitud de sus superiores inmediatos. Por ejemplo, un tercio de los encuestados, el 34%, afirma que sólo a veces o nunca consideran que su jefe es eficaz, y el 37% de ellos no se sienten motivados a dar lo mejor de sí ante su jefe. La falta de comunicación y empatía pueden ser los principales aliados de esta situación.
Sólo cuatro de cada 10 empleados dice que su jefe no daña su autoestima, mientras que casi la mitad considera que podían hacer mucho mejor el trabajo de su propio jefe, aunque sólo la mitad querría ocupar su puesto. Un hallazgo que muestra una perspectiva directa de la oferta futura de líderes: parece que existe menos compromiso para con cargos que implican tal responsabilidad.
Simon Mitchell, Director de DDI en el Reino Unido y uno de los autores del informe apuntó: "Estos resultados deben ser de enorme preocupación para cualquier negocio. Muestran que los jefes hoy en día no están cumpliendo con su obligación para con los empleados y, por tanto, para con su empresa. Las consecuencias de contar con directores y jefes con poca capacidad de liderazgo son enormes y contraproducentes."
La comunicación es vital
Parece ilógico tener que recordar que la comunicación es una herramienta fundamental para el éxito de cualquier relación laboral y personal. Sin embargo, a menudo nos encontramos con situaciones que muestran que lo obvio es a menudo lo más difícil de entender.
En la investigación, el 49% de los empleados aseguró que pocas veces o nunca fueron tomados en cuenta por su jefe para solventar una problemática laboral que les concernía.
No escuchar, la incapacidad para lidiar en el conflicto, el favoritismo, la falta de información y la falta de consulta con su personal fueron algunos de los fallos de liderazgo específicos señalados en el estudio.
Por otra parte, siete de cada 10 encuestados dijo que su jefe perdía la serenidad y la actitud constructiva cuando se hablaba de un problema.
"Los trabajadores informan que sus jefes no preguntan por sus ideas y sugerencias, las conversaciones relacionadas con el trabajo son escasas y no aportan suficiente información sobre su desempeño, por lo que no es de extrañar que los niveles de compromiso de los empleados sean cada vez más bajos", agregó Mitchell.
Parece ilógico tener que recordar que la comunicación es una herramienta fundamental para el éxito de cualquier relación laboral y personal. Sin embargo, a menudo nos encontramos con situaciones que muestran que lo obvio es a menudo lo más difícil de entender.
En la investigación, el 49% de los empleados aseguró que pocas veces o nunca fueron tomados en cuenta por su jefe para solventar una problemática laboral que les concernía.
No escuchar, la incapacidad para lidiar en el conflicto, el favoritismo, la falta de información y la falta de consulta con su personal fueron algunos de los fallos de liderazgo específicos señalados en el estudio.
Por otra parte, siete de cada 10 encuestados dijo que su jefe perdía la serenidad y la actitud constructiva cuando se hablaba de un problema.
"Los trabajadores informan que sus jefes no preguntan por sus ideas y sugerencias, las conversaciones relacionadas con el trabajo son escasas y no aportan suficiente información sobre su desempeño, por lo que no es de extrañar que los niveles de compromiso de los empleados sean cada vez más bajos", agregó Mitchell.
Lo que debe hacer un buen jefe…
De la investigación se desprenden varios tópicos importantes para evaluar a un director de equipo, los casi 1.300 empleados encuestados coincidieron en que un buen jefe debe:
-Reconocer apropiadamente las actitudes de sus empleados.
-Apoyarlos constantemente y conversar cuando se nota un descenso en la calidad de trabajo.
-Involucrar al personal en las decisiones laborales (preguntar su opinión).
-“Escuchar”.
-Tomar tiempo para explicar de manera razonable las decisiones tomadas concernientes al trabajo.
-Respetar y mantener la autoestima de sus empleados.
Lo que es cierto es que los líderes necesitan saber que no lo están haciendo bien para así conseguir quitarse la venda de los ojos y trabajar en las estrategias que consigan el consenso de su equipo. Estrechar lazos afectivos manteniendo el respeto y los límites según el estudio conllevará a lograr mayor empatía del personal para con su líder.
El estudio reveló, asimismo, que los empleados consideran que serían entre un 20 y un 60% más productivos si estuvieran trabajando con “el mejor jefe que han tenido nunca”. Traducido en rentabilidad, por cada dos o tres personas bien gestionadas por sus directivos, habría un aumento de productividad igual al de una nueva contratación en plantilla (se ahorraría un sueldo más).
Pero los jefes se resisten a creer que cediendo ante estas peticiones pueden alcanzar resultados tan óptimos como los que muestra esta investigación. Sin embargo, poner a prueba estos consejos nunca les llevará a perder credibilidad como jefe, por el contrario sólo traerá beneficios que se traducirán en productividad.
Los expertos aseguran que la buena noticia para las empresas y los empleados es que estas habilidades de liderazgo pueden ser aprendidas para alcanzar con ellas el principal objetivo: el éxito de la organización.
De la investigación se desprenden varios tópicos importantes para evaluar a un director de equipo, los casi 1.300 empleados encuestados coincidieron en que un buen jefe debe:
-Reconocer apropiadamente las actitudes de sus empleados.
-Apoyarlos constantemente y conversar cuando se nota un descenso en la calidad de trabajo.
-Involucrar al personal en las decisiones laborales (preguntar su opinión).
-“Escuchar”.
-Tomar tiempo para explicar de manera razonable las decisiones tomadas concernientes al trabajo.
-Respetar y mantener la autoestima de sus empleados.
Lo que es cierto es que los líderes necesitan saber que no lo están haciendo bien para así conseguir quitarse la venda de los ojos y trabajar en las estrategias que consigan el consenso de su equipo. Estrechar lazos afectivos manteniendo el respeto y los límites según el estudio conllevará a lograr mayor empatía del personal para con su líder.
El estudio reveló, asimismo, que los empleados consideran que serían entre un 20 y un 60% más productivos si estuvieran trabajando con “el mejor jefe que han tenido nunca”. Traducido en rentabilidad, por cada dos o tres personas bien gestionadas por sus directivos, habría un aumento de productividad igual al de una nueva contratación en plantilla (se ahorraría un sueldo más).
Pero los jefes se resisten a creer que cediendo ante estas peticiones pueden alcanzar resultados tan óptimos como los que muestra esta investigación. Sin embargo, poner a prueba estos consejos nunca les llevará a perder credibilidad como jefe, por el contrario sólo traerá beneficios que se traducirán en productividad.
Los expertos aseguran que la buena noticia para las empresas y los empleados es que estas habilidades de liderazgo pueden ser aprendidas para alcanzar con ellas el principal objetivo: el éxito de la organización.
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