Las personas marcan la diferencia. Las personas te colocan arriba
o abajo. Ése es su poder. Ése es el poder de los que gestionan personas y lo hacen
correctamente.
¿Qué está bien o qué está mal? No
es fácil saberlo. No es un juego de una solución. Si buscas la píldora mágica,
es probable que no la encuentres. Los síntomas son distintos. Las personas son
distintas.
Hay aproximaciones. Algunas tienen
más sentido que otras. Está bien probarlas. Ver qué funciona y qué no.
Sin límites es más difícil
Ésta es la situación. Vas a jugar
un partido de lo que sea. Juegas. No hay rayas laterales. No hay fondos.
¿Entonces…? ¿Dónde hay que jugar? ¿Cómo hay que hacerlo? ¿Qué tengo que hacer?…
Son demasiadas preguntas.
Demasiada desorientación. Todo resulta demasiado complicado.
Hay límites y límites. Los
límites que restringen no ayudan demasiado. Hay otros límites. Los límites que
sitúan. Éstos son mejores.
Los límites te dicen dónde estás.
Te dan tranquilidad. Los límites te dicen dónde juegas. Dónde tienes que volcar
tu esfuerzo. Los límites son seguros.
Necesitas límites. Tu gente
necesitas límites. Te ayudan a concentrar. A prestar atención a lo que realmente
importa.
¿Hasta dónde puedo llegar?
Cada uno es como es. Es una cuestión de niveles.
Algunos necesitan más nivel de responsabilidad. Otros necesitan algo menos de
autonomía. Así, se sienten más cómodos y aportan más.
No es bueno ni malo. Son personalidades. Está bien.
Cambiar personalidades no es demasiado inteligente.
Adaptarse a ellas sí. Funciona. Funciona mucho mejor.
Delega responsabilidades. Dale a
cada uno lo que necesita. ¿Dentro de unos límites? Seguro, pero intenta que
cada uno llegue hasta donde quiera llegar. Cuando lo haces, llegan.
Hay que acompañar los resultados
Sí, hay que ver qué pasa. Cómo
están saliendo las cosas.
Haces las cosas por algo. Haces
cosas para conseguir cosas. Cuando lo consigues, estás donde tienes que estar.
No siempre funciona. A veces
fallas. Tú y tu equipo estáis fuera de vuestras expectativas. Tienes que
saberlo y tienes que corregirlo. No pasa nada, es parte del juego. Ves qué ha
fallado, qué es lo que no funciona y corriges. Se acabó.
Las desviaciones están para eso.
Para corregirlas y para aprender. Para evitar caer de nuevo y mejorar.
Marca los límites, delega
responsabilidad y acompaña los resultados. Éste puede ser un sistema. Funciona.
Las personas marcan la diferencia. Sacar lo
mejor de los demás hace que la diferencia sea más grande. Todo está ahí. Sólo hay
que entenderlo y sacarle el máximo partido.
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