Tener una clara visión de negocio, cuidar del cliente y de los empleados y definir con claridad el tipo de líder que hay que ser constituyen, según el experto en liderazgo Ken Blanchard, las cuatro pautas básicas a tener en cuenta si se pretende liderar al más alto nivel.
El liderazgo es un proceso de influencia que todo buen directivo puede llevar a cabo si sigue tres pasos clave:
En primer lugar, es imprescindible establecer una clara visión sobre las metas de negocio. Porque si los clientes no tienen confianza en el negocio, el líder será absolutamente prescindible.
De todas las empresas del mundo, de acuerdo con el autor del best-seller Liderazgo de máximo nivel, sólo un 15 por ciento tiene bien definidos sus valores; sin embargo, una gran parte de ellas no los pone en práctica. “Un líder debe dar a su gente una dirección clara y hacer más atractiva la misión de cada empleado”, recomendó.
El segundo paso estipula que hay que tratar bien al cliente, escucharlo, e incluir sus sugerencias en la visión. Pero también hay que cuidar a los empleados, ya que de ellos dependerá que los clientes se sientan cuidados. “Si abusa de sus empleados, acabarán maltratando al cliente”. Así pues, para motivar es necesario hacer ver a los empleados que su trabajo es importante.
El último paso tiene que ver con desarrollar el tipo correcto de líder, de acuerdo con cada negocio y con sus necesidades. Para Blanchard, las organizaciones deberían invertir sus pirámides jerárquicas con el fin de implementar el servicio al cliente, aunque es consciente de que esto no es lo que hace la mayor parte de las empresas.
Según su punto de vista, la solución vendría dada por un nuevo tipo de líder. “Liderar no tiene que ver con uno mismo, sino con toda la compañía en términos generales y con sus empleados, en particular”.
En oposición a su teoría del directivo “Gaviota”: aquel que sólo aparece de vez en cuando para montar un poco de escándalo cuando la situación lo requiere y después desaparece, el jefe perfecto está siempre presente y es capaz de aprender de los errores. Tampoco sería un buen líder, el que espera un trabajo perfecto de toda la plantilla.
No obstante, Blanchard reconoce que es necesario llamar la atención de aquellos empleados que han cometido errores, pero subrayándoles que siempre hay tiempo para recapacitar y mejorar. Además, aconseja no olvidarse de felicitar a un empleado que ha tenido un excelente rendimiento.
Para el experto algunos de los errores más comunes de los directivos son pensar que el liderazgo sólo les afecta a ellos, y no al equipo; no tener clara la meta y la visión de empresa y, por tanto, no saber transmitirla; o enfadarse con el equipo ante una derrota anunciada puesto que, en su momento, ni siquiera él supo definir los resultados deseados. En su opinión, las claves del liderazgo son: habilidad de diagnóstico, flexibilidad y capacidad de asociación para mejorar el rendimiento.
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