Cuando una persona empieza a desempeñar este rol, no significa necesariamente que esté preparada para ello.
De hecho, esta responsabilidad suele traer consigo una curva
de aprendizaje abrupta para cualquier nuevo manager.
¿Cuántos profesionales han sido promocionados para dirigir
equipos sin saber realmente cómo inspirarlos y liderarlos? Aunque el liderazgo
es una cualidad innata en algunas personas, para la mayoría es algo que hay que
aprender y trabajar a diario. Muchos directivos se pasan toda su carrera
profesional gestionando personas sin ser nunca reconocidos como líderes,
sabiendo sólo microgestionar en lugar de desarrollar equipos motivados y
autónomos.
Robert Walters acaba de lanzar la guía “Un Paso
Adelante: Guía para Nuevos Managers”, en la cual se explican los 7
métodos para integrar un auténtico liderazgo dentro de la gestión de un equipo:
1. Saber cuándo dar un paso atrás
Delegar no es compartir una gran carga de trabajo. Los
líderes deben saber reconocer cuándo tienen que dar un paso atrás para brindar
a los miembros de su equipo la oportunidad de brillar. Esto significa permitir
que los empleados adopten su propio enfoque y asuman sus propios errores.
Obviamente, si los proyectos empiezan a perder el rumbo, como líder tendrá que
intervenir. Sin embargo, los líderes deben ofrecer apoyo sin caer en
comportamientos de microgestión, que afectan negativamente a la confianza del
equipo.
2. Fomento
de la formación
Los líderes deben estar realmente comprometidos en fomentar el
desarrollo de sus empleados. Al promover programas de formación y sesiones para
la mejora de sus habilidades y competencias, los buenos líderes animan a su
equipo a alcanzar su máximo potencial.
3. Coaching
para el éxito
Un elemento esencial para garantizar que los empleados
sobresalgan es apoyarles y guiarles en el camino hacia el éxito. El coaching va
de la mano del liderazgo. No se trata sólo de dar consejos, sino de ofrecer un
espacio abierto para que los demás expresen sus opiniones, compartan sus ideas
y lleguen a sus propias conclusiones sobre los proyectos en marcha.
4. Ofrecer
feedback con honestidad y empatía
Cuando se trata de desarrollar un equipo, es crucial
proporcionar un feedback continuo a cada integrante. Pero no siempre es fácil,
sobre todo si hay que resolver un conflicto. Los buenos líderes deben intentar
que sus comentarios sean constructivos y no críticos:
Ser específico y centrarse en el problema: no
dar por sentado que el empleado cuenta con toda la información de contexto para
entender por qué cierto elemento, factor o enfoque supondría un problema.
Tratar siempre de explicar el «por qué» de las cosas, logrando así una
comunicación clara y transparente.
No convertir el problema en algo personal: los
buenos líderes deben centrarse en la situación y no en el individuo, evitando
que el empleado se sienta atacado y/o a la defensiva.
Cuidar el tono y lenguaje utilizado: lo ideal es
que la conversación se realice cara a cara, de forma concisa, clara y
tranquila. Si no se puede realizar en persona, es recomendable utilizar el
teléfono en lugar de enviar un correo electrónico. Fundamental evitar el uso de
palabras con carga emocional, como «decepcionado» o «frustrado».
Apertura a la retroalimentación: siempre que un
líder dé su feedback, ha de ofrecer a los miembros de su equipo la oportunidad
de expresar sus opiniones, con la misión de establecer juntos los pasos hacia
la mejor solución. Esto no sólo demuestra a los empleados la importancia que
tienen para el líder, sino que convierte “el problema” en un plan de acción
positivo.
Equilibrar lo positivo y negativo: el feedback
debe ser continuo y nunca debe centrarse íntegramente en lo positivo o
negativo. Puede parecer tentador suavizar los comentarios negativos con
elogios. Por ejemplo, «Sé que has trabajado mucho en este proyecto, pero…» Este
enfoque hace que el punto anterior parezca poco sincero y envía un mensaje
ambiguo. Los elogios deben darse cuando son merecidos y es mejor que vayan
acompañados de agradecimiento. Por ejemplo, «El nuevo proceso que has
implantado ha mejorado realmente nuestra eficiencia como equipo. Muchas gracias
por tu trabajo. Tu iniciativa ha supuesto un verdadero valor añadido”.
5. Incentivar
la autocrítica constructiva
Los líderes deben incentivar a sus equipos a hablar y valorar
su desempeño. Puede ser difícil, pero los comentarios de los empleados son muy
valiosos para desarrollar un estilo de liderazgo. La mejor manera de obtener un
feedback constructivo es haciéndoles preguntas como:
- ¿Cómo
podría haberte apoyado mejor si volviéramos a realizar este proyecto?
- ¿Con
qué obstáculos te has encontrado durante el desarrollo del proyecto?
- ¿Cómo
crees que podríamos haberlos evitado?
- ¿Qué
crees que podría salir mal si intentamos [X]?
- ¿Qué
crees que ha logrado que el proyecto [X] sea un éxito?
6. Adoptar
un enfoque ágil
Los líderes deben adaptarse a los cambios rápidamente debido
al mundo laboral en el que vivimos actualmente. La adopción de un enfoque
flexible en el estilo de liderazgo y el compromiso con un desarrollo continuo, ayudará
a los líderes a sentirse más cómodos con los futuros retos a superar, así como
a transformar sus métodos y prácticas con el fin de obtener el máximo potencial
de su equipo.
«Como líder, a menudo puedes sentir que es tu
responsabilidad tener la solución a todas las cuestiones y problemas. La
realidad es que tu cometido no es ofrecer todas las respuestas, sino
proporcionar los medios para encontrarlas. Si pudiera dar un consejo a un nuevo
manager sería: Disfruta del camino. Siempre surgirán retrasos e imprevistos,
pero el privilegio de tu posición es tener la capacidad de ayudar a otros a
aprender a enfrentarse a desafíos, con la misión última de que salgan de estas
experiencias mejor preparados para superar lo que les depare el futuro.»
comenta Marco Laveda, Regional Director en el Grupo Robert Walters.
7. Crear
una cultura y estilo de liderazgo propio en base a esta combinación de
prácticas:
·
Liderar con pasión: si el líder cree
en lo que hace, los demás se motivarán con mayor facilidad y “contagiarán” de
su misión.
·
Apoyar desde la distancia: dar un
paso atrás para permitir que los miembros del equipo brillen.
·
Ser empátic@: tanto para atribuir
una tarea como para ofrecer feedback, el buen líder debe centrarse en las
necesidades del equipo.
·
Implantar una cultura positiva: fomentar
el entorno adecuado para que los empleados se desarrollen y prosperen.
·
Desarrollo continuo: siempre hay
nuevas habilidades y competencias que aprender.
·
Facilitar que otros tengan éxito: consultar,
aconsejar, motivar y animar.
·
No esperar ser “el experto”: ningún
líder es capaz de hacer, crear y hacer brillar toda tarea y proyecto; es muy
importante involucrar y apoyar las ideas de compañeros, amigos y expertos.
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