Según Geoffrey
James, editor de Inc.com, en las entrevistas que ha realizado durante
estos últimos años a una serie de directivos y ejecutivos de “éxito” en
diversos países con el objetivo de descubrir los “secretos” de su gestión, ha
llegado a la conclusión (véase su artículo en
inglés) de que los mejores líderes tienen una visión
radicalmente diferente a las tendencias dominantes en las dinámicas de la
gestión de equipos y de la propia empresas que se pueden traducir en una serie
de valores. A continuación el resumen de éstos:
1.
El mundo de los negocios es un ecosistema donde la simbiosis entre empresas
(incluida la competencia) y equipos facilita la adaptación a nuevos mercados.
No es un campo de batalla donde colisionan los conflictos entre empresas,
departamentos y grupos.
2.
Una empresa es una comunidad de sueños y esperanzas individuales conectadas con
un propósito superior. No es una maquinaría donde las personas son simples
engranajes.
3.
La gestión es servicio y facilitador de recursos para que los empleados puedan
realizar su trabajo de forma eficaz. No es control y coacción de la iniciativa
individual.
4.
Mis empleados son mis iguales. No son unos seres inferiores e inmaduros en los
que no se puede confiar y deben estar supervisados por un sistema de gestión
patriarcal.
5.
La motivación viene de la visión de un futuro mejor donde todos forman parte
sabiendo que van a compartir los beneficios. No es el miedo al despido, al
ridículo o a la perdida de privilegios.
6.
El cambio es algo inevitable que forma parte de nuestras vidas y los empleados
y la organización deben abrazar nuevas ideas y nuevas formas de hacer. No es
algo complicado y amenazante que hay que soportar y que, por tanto, se aplaza o
se torpedea hasta que es demasiado tarde.
7.
La tecnología aporta empoderamiento de los empleados para ser creativos y
construir mejores relaciones. No es una forma de fortalecer el control y la
automatización de las tareas.
8.
El trabajo debe ser intrínsecamente placentero y se debe poner a las personas,
en la medida de lo posible, en tareas que les haga más felices. No es la
condena bíblica o un mal necesario donde el jefe es el opresor y los empleados
son las victimas y, por tanto, todo el mundo se comporta en consecuencia.
Ocho valores que
¡yo suscribo! Sin embargo, la realidad sigue siendo muy diferente y deben ser
muy pocos, pero que muy pocos, los líderes empresariales que los practican. El
liderazgo sigue anclado en modelos, ya caducos, de la Revolución Industrial. Por
el momento, una utopía tipo Happy
Dream World que debemos perseguir.
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