Esto habla de las nuevas
necesidades de las compañías y de un escenario laboral cambiante al que los
candidatos tendrán que adaptarse. Deberán formarse de un modo distinto,
adquiriendo competencias diferenciales para acceder a otros perfiles, porque
muchas de las profesiones que tendrán futuro y serán predominantes aún no
existen. Cristina Vilanova, managing
director de Catenon, considera necesario que las nuevas competencias
se generen tanto en posiciones directivas como especialistas. “Actualmente se
precisa que todos los niveles de las organizaciones entiendan que hay un nuevo
entorno para las compañías, más global, más internacional, multicultural, y muy
cambiante”. Josep Ollonarte, director de
Randstad Professionals en Barcelona, detecta nuevas habilidades y competencias
que tienen que ver con el liderazgo y el dinamismo, sobre todo en la parte
comercial. Susana Sosa, directora del servicio de Adecco Professionals,
coincide en la necesidad de orientarse al cliente, sobre todo en empresas de
servicios. Sosa añade otras competencias menos individualistas y más genéricas
que se muestran cada vez más necesarias, como el trabajo en equipo y la
orientación a resultados. Hay que destacar que una tendencia cada vez
más extendida es la búsqueda de candidatos con una capacitación financiera y
aptitudes administrativas, con independencia del área de formación o
especialización. Y hoy existe una mayor demanda que oferta en este
área.
Además, las compañías tienden a
seleccionar candidatos con capacidades para alcanzar acuerdos en las
negociaciones y mejorar las condiciones coste-beneficio. Ollonarte añade el empowerment:
la necesidad de reacción inmediata ante una situación cambiante como la que
vivimos. El experto señala que “no hay tiempo para planes de formación
exhaustivos” y destaca la capacidad de decisión como una virtud necesaria en
los candidatos: “Deben de ser altamente resolutivos y es preciso que haya un
retorno inmediato de la inversión cuando se contrate a un profesional”. Noelia de Lucas, directora
comercial de Hays España, recuerda que “el mercado laboral quiere
especialización ahora mismo. Exige experiencia en cuestiones concretas”. Y
recomienda a quienes terminan su carrera universitaria que se pongan a trabajar
y que traten de acumular experiencia. Pero también destaca la polivalencia de
aquellos que están interesados en seguir formándose, “porque muchos de los
trabajos actuales dejarán de existir dentro de unos años, y es muy fácil
quedarse fuera del mercado”. Krista Walochik, presidenta
consejera delegada de Norman Broadbent, recuerda que “las empresas buscan más
competitividad en mercados más estrechos” y destaca la necesidad de que los
candidatos piensen de forma global, más allá del país o de la región. Walochik
considera determinante “la capacidad de autoliderazgo y autodirección en
cualquier nivel de la organización. El liderazgo personal –de dentro a
fuera– es un valor profesional, y se suma a esto el espíritu imprendedor, que
es el de aquellos que miran a su alrededor y, si no encuentran las condiciones
adecuadas, las crean. Estos son los ganadores del mañana. Tomar las riendas
será una de las habilidades ideales para el futuro”.
En general, los expertos hacen
una radiografía de las nuevas competencias que serán exigidas a los
profesionales del futuro –en muchos casos del presente– en el
escenario laboral que surge:
La capacidad de innovación es
fundamental. Está
clara la demanda de perfiles orientados hacia la I+D en sectores como el
farmacéutico y el industrial, pero en términos generales se buscan
profesionales que hayan demostrado creatividad en la manera de obtener sus
resultados y que sean muy adaptables a las nuevas situaciones. Es necesario
hacer cosas nuevas, inventar productos o servicios, aprender de otros sectores,
buscar canales diferentes, importar ideas de éxito probado o crearlas. Esto
requiere un perfil específico con características personales difíciles de
medir. Se buscan profesionales con habilidades en diferentes campos y que
puedan desempeñar trabajos en diversos puestos, abarcando más fases dentro del
proceso de producción.
La adaptación es una cualidad
esencial que permite una mejor integración y relación de los equipos de
trabajo, clientes y proveedores. Se requiere gente que pueda tomar decisiones
en entornos cambiantes. Que las nuevas estrategias no tarden en calar en estas
personas. También se exige flexibilidad, porque lo que vale es la reacción
inmediata.
Valor de la iniciativa en el
desarrollo de proyectos creativos. Se aprecia asimismo la asunción de las
responsabilidades que esos proyectos implican, siempre rodeándose de un halo de
positividad y optimismo.
Capacidad de trabajo, teniendo en cuenta que hoy,
para obtener el mismo resultado, se requiere mayor esfuerzo.
Más que dominar idiomas. Lo que se valorará en los
profesionales del futuro será su capacidad para moverse con el mismo impacto en
una cultura ajena. Ser eficaces en diferentes culturas. Y una alta capacidad
relacional a todos los niveles. Una apertura de miras y cultural, que incluye
una faceta internacional relevante.
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