En muchísimos foros se está pidiendo a
los directivos que ejerzan un liderazgo creativo y que fomenten la innovación
en sus empresas. Para la mayoría de ellos lo del “think out of
the box” representa
un gran reto. Esta frase, muy popular en el contexto empresarial, tiene dos
componentes, “think” (pensar) y “out of the box” (fuera de la caja). La
pregunta es ¿de qué “caja” hablamos? Tradicionalmente se ha visto “la caja”
como el conjunto de prácticas, paradigmas, procesos, habilidades, etc. que
sirven de base para las decisiones en la empresa.
Para dar respuesta a este
enfoque se han desarrollado diversidad de métodos en muchos contextos: iPower5, brainstorming, Blue Ocean
Strategy así como otras numerosas técnicas de creatividad. Todos ellos han sido claves para encontrar
respuestas innovadoras que han aportado nuevos productos, servicios, procesos,
mercados, conceptos y demás. Además han permitido a nuestra sociedad
evolucionar como nunca antes, con todo tipo de soluciones e innovaciones. Hasta
tal punto que ya es difícil imaginar cómo será lo nuevo y si realmente será
posible encontrar algo realmente innovador.
Pero, ¿desde dónde piensa el directivo
(o cualquier persona)? ¿Desde donde se alimenta su pensamiento? Desde otra
“caja”, la individual. Una “caja” donde residen las creencias (limitantes o
no), los valores, las experiencias, los conocimientos, la educación, lo
aprendido. Todo ello alimentado por el pasado y nada por el presente ni el
futuro. En el libro “La Caja” de Arbinger Institute, se plantea esta caja desde una perspectiva totalmente
distinta a la entendida habitualmente, “cada persona se mete en su caja”.
Esta “caja” individual, de la que la
mayoría es poco o nada consciente, dirige nuestro pensamiento, y de ahí
nuestras palabras y acciones. Como dice Otto Scharmer en su famosa “Theory U”, la
mayoría de personas “descarga” información desde esa “caja” como fuente de
pensamiento, palabra y acción, de forma automática e inconsciente. Por supuesto
que ello tiene un impacto impredecible como resultado de nuestras acciones. Un
impacto absolutamente no intencionado, que tiene repercusiones como la pérdida de
clientes, insatisfacción de los empleados, falta de compromiso, alta rotación
de empleados, reducción del beneficio, pérdida de cuotas de mercado, entre
otras. ¿Es consciente el directivo de esta “descarga” o “downloading”
automático? ¿Qué es preciso abordar para poder impulsar una innovación
totalmente “fuera de la(s) caja(s)?
Imagina la siguiente situación y métete
en el papel a fondo. Eres el director general de un banco. El mercado
inmobiliario está creciendo a un ritmo espectacular. Recibes un informe del
departamento de marketing en el que evidencia que la cuota de mercado de tu
banco ha caído un 36% en el último trimestre. Escucha por un momento tu diálogo
interno…¿qué dice tu voz interna? Tal vez algo así como “hay que revisar este
informe”, “tenemos que reaccionar ya”, “estos directores de oficina no hacen su
trabajo”, “¿cómo podemos cambiar su actitud?”, “que van a pensar en el consejo
de administración”, etc.
Todo este diálogo interno está
determinado por el sistema de creencias profundas, “el mapa interno”, que a su
vez es como un software programado desde lo que hay dentro de la “caja
individual”. Es un proceso automático y probablemente inconsciente, pero desde
el cual actuamos tomando decisiones, como por ejemplo “bajar precios”, “ofrecer
ampliaciones de hipoteca”, “sobrevalorar las tasaciones”, etc.
Un evento externo, “el informe de
marketing” (u otro) se comunica con el “mapa interno” del directivo, generando
un diálogo interno, que a su vez dispara unas emociones o sentimientos, que
alimentan la reacción final en respuesta a la necesidad de “apagar el fuego”, y
escapar así de la ansiedad que produce el “evento”.
Se trata solo de un ejemplo, pero que
da luz al comportamiento más habitual en los directivos, el reactivo – presente en torno al
70% de los directivos- y
que es, en la mayoría de ocasiones, inconsciente. Te propongo que durante una
semana, incluso o mejor durante las vacaciones, observes tus “reacciones” y
analices que eventos las han desencadenado. ¿Ha sido una reacción inconsciente
o una respuesta consciente? Una libreta puede ayudar a reflejar la observación.
Este será el primer aspecto a abordar
en la
innovación más importante que puede impulsar un directivo, su propia innovación.
Una innovación desde dentro, que comienza por iluminar el “mapa interno”. A partir de ahí, es importante tener presente que en cada
directivo hay un líder creativo y que su liderazgo creativo se quiere expresar.
Decidirse a innovar en sí mismo, tomar consciencia y descubrir el mapa interno
son los primeros pasos hacia el “cambio creativo”.
2 comentarios:
Increíble entrada, tan bien explicada e innovadora.
Usted está siempre vigente en cuanto a las estrategias de liderazgo.
Saludos, brillante entrada
Lucía,
Antes de tomar una decisión, escucha a tu voz interna para que aflore ese líder creativo que está dentro de ti. Y, no reacciones en forma inmediata salvo en situaciones extremas.
Saludos, Rodolfo.
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