Inclusive
en épocas de crisis hay espacios en el mercado de trabajo para jóvenes
postulantes. La experiencia laboral y una buena educación universitaria son
aspectos importantes, pero no los únicos, a la hora de conseguir un puesto de
trabajo.
La clave no está en una larga y nutritiva
experiencia laboral, ni en una fuerte red de contactos ni en un título
universitario conseguido con mucho esfuerzo. Aunque estas cuestiones son, sin
duda, importantes no son las únicas características que se tienen en cuenta a
la hora de contratar a alguien. Lo fundamental es saber manejar la entrevista
de trabajo de manera eficiente. Esto es fundamental para los jóvenes en busca
de un primer trabajo que carecen de experiencia en relacionarse con potenciales
empleadores. Mercado ofrece, entonces, 10
consejos para mejorar las probabilidades de conseguir ese trabajo:
Revista Mercado
- Revise su currículum. Revíselo. Y revíselo de nuevo. Pídale consejo a alguien con más experiencia. Un tercio de los currículums que llegan a empresas y consultoras tienen, por ejemplo, faltas de ortografía. Cualquiera puede tenerlas pero muestra falta de atención al detalle. La mayoría de los puestos de trabajo requieren buena capacidad para comunicarse y presentar un currículum de estas características no es una buena carta de presentación.
- Sea puntual. La puntualidad es fundamental a la hora de presentarse a una entrevista de trabajo. Eso significa que probablemente tenga que planear con tiempo sus pasos ese día: qué ponerse y cómo llegar son preguntas que debería responderse. Recuerde, siempre, parecer cordial.
- Vístase de manera apropiada. Aunque el estilo de vestimenta es subjetivo, hay algunas reglas si el trabajo es de oficina: no use jeans ni ojotas. Más que nunca sirve la frase: “Vístase para el trabajo que quiere, no para que el que tiene”.
- Investigue a la compañía. No está de más conocer un poco la empresa en dónde se postula. De hecho, lea todo lo que pueda sobre ella. Conozca su página web y la opinión que otros expresan de ella en Internet. Muchas compañías esperan que usted pueda contestar preguntas sobre sus principales programas o explicar por qué le gustaría trabajar allí.
- Tome con seriedad las pasantías. Hoy en día las pasantías no abundan. Muchas compañías usan las pasantías para reclutar empleados tiempo completo. Si los pasantes llegan tarde o no se toman su trabajo en serio, las posibilidades de que el empleador contrate a otra persona son altas.
- Postúlese para el trabajo que quiere, no el que necesita. Mandar curriculums compulsivamente no es conveniente. Es mejor postularse en las empresas para las que realmente quiere trabajar. A la hora de mandar currículums hágalo estratégicamente: mándele uno a la representante de recursos humanos, al gerente, al presidente de la compañía.
- Hable de su experiencia. Piense en las cosas que tiene para ofrecer: las cosas que hizo en la escuela y en sus trabajos anteriores. Hable de su compromiso y de su habilidad para resolver problemas en diferentes situaciones.
- Haga preguntas. En una entrevista es fundamental hacer preguntas. Si no lo hace corre el riesgo de parecer desinteresado o con miedo. Haga buenas preguntas sobre la empresa o sobre las características del trabajo para el cual se postula. Evite hablar de las vacaciones: el objetivo principal es conseguir el trabajo, después se hablará de las condiciones.
- Piense antes de hablar. Este consejo no sólo vale para postulantes jóvenes. En una entrevista es importante pensar antes de hablar. Las respuestas pueden ayudar o perjudicar las posibilidades de conseguir un trabajo.
- Si no consigue el trabajo, no desaparezca. En el mercado laboral es importante mantener las redes de contactos. Si no consigue el trabajo pero llegó a las instancias finales, no desaparezca. Claramente sus potenciales empleadores estuvieron satisfechos con usted pero no es fácil elegir, entre tantos finalistas, a un ganador. Si otra posición se abre seguramente pensarán en usted. A la hora de irse de una empresa, despídase en buenos términos. Puede ser la diferencia entre una referencia mediocre y una realmente buena. Eso, muchas veces, hace la diferencia a la hora de postularse a un nuevo trabajo.
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