Empezaron de cero y hoy manejan empresas con peso propio como ‘Los
Grobo’ y ‘Mundo Frizatta’.
“La caña de bamboo crece en 6 semanas hasta
los 20 metros de altura y todos se sorprenden y dicen pero qué fabuloso como
creció. Nadie repara que para llevar a cabo ese crecimiento esa planta estuvo 7
años bajo tierra creando sus raíces. Siempre cuento esto cuando la gente me ve
ahora y dice cómo llegaste”. El que habla es Tato Roullion, presidente y
cofundador de Congelados del Sur, quien ante un auditorio lleno deja en claro
que ser exitoso no es cuestión de suerte.
En el marco del Día del
Emprendedor Porteño 2011, organizado por el Gobierno de la Ciudad y la
Fundación Endeavor en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), Roullion
compartió el panel “Experiencias de emprendedores de alto impacto”, con otros
exitosos empresarios como Guilbert Englebienne de Globant y Gustavo
Grobocopatel, de Los Grobo.
Estos tres hacedores de empresas
compartieron sus ´know how' con aquellos que recién empiezan a armar sus
sueños, y si algo no faltó fueron consejos crudos y directos, ya que los tres
coincidieron en que el mundo de los emprendedores son más los que quedan en el
camino que aquellos que llegan.
Al ser consultados sobre qué los llevo a emprender,
Roullion fue claro: "definitivamente no es la guita. Emprender
una compañía, dedicarle full life y todas las energías que
requieren crear una empresa de cero, si es por la plata se frustran en seis
meses. Si alguno pensaba hacerlo por la guita sola es una mala noticia para
ustedes”.
Hacer el click
Gustavo Grobocopatel, cabeza
pensante del gigante agroindustrial ‘Los Grobo’, reconoció que en su caso, y en
la mayoría de las historias, “uno nunca sabe qué va a ocurrir con su empresa”.
“Uno va como surfeando una ola,
encontrando oportunidades y hace camino al andar. Después el paso del tiempo le
permite a uno irse sofisticando un poco más”, aseguró.
“Empecé aprendiendo desde cero
cómo regular una sembradora. Con el tiempo me di cuenta que me estaba metido en
un negocio muy grande que no es ni más ni menos que alimentar a la humanidad”,
rememora.
Guibert Englebienne habla de los
comienzos con una sonrisa, aunque reconoce que los primeros pasos de Globant,
después de la crisis de 2002, tuvieron poco de gracioso: “Estábamos en un bar
con muy poco: la bendición del barman y u$s 500. Con eso pensamos una compañía
mirando a largo plazo”.
Años después, y como líder una
compañía que lidera las prácticas de desarrollo de productos de software, sostiene
que “cada año uno se va dando cuenta que puede hacer más cosas y que la
posibilidad de soñar más factible”.
Mirando hacia atrás aconseja
“ponerse un objetivo muy grande ya que esto no es una carrera es una maratón”.
Equipos de trabajo
Estos tres hombres están
convencidos que sus compañías son lo que son gracias a sus grupos de trabajo.
En el caso de Los Grobo, la compañía creció con mucha gente de Carlos Casares,
su ciudad de origen, que con el tiempo fue sumando profesionales destacados a
distintas áreas que pudieran sumar experiencia.
En el caso de Globant, Englebienne
destaca que la firma “ve la empresa de una forma distinta”.
“La compañía busca crear un
ambiente ideal para que nuestra gente, en su mayoría de la generación Y pueda
florecer dentro de ese marco. Pueden venir a la hora que quieran, disfrazado
del Sapo Pepe, hacer sus amigos ahí, tenemos lugares de esparcimiento. Es decir
está todo bien mientras lleguen a sus objetivos y los logren cumpliendo toda la
reglas de ética”, subraya.
Asimismo, considera que otro de
los secretos es hacer que el grupo de trabajo que lo acompaña “se vea parte de
un sueño que va más allá de un éxito económico, porque esta generación no viene
a trabajar todos los días para incrementar el valor de los accionistas, sino
porque ellos quieren hacer algo que tenga un sentido”.
“En mi caso el suceso económico
es un resultado, no un objetivo. Me crié en una familia de emprendedores donde
siempre estuvo asociado a la noción de libertad de hacer lo que quiera una
persona independiente”, explicó.
Entre lo malo de ponerle el
hombro a un proyecto que recién empieza, este panel de especialistas, destaca
que el tiempo que insume armar una compañía es tiempo que se pierde con la
familia, y eso se siente en el día a día.
“Hay puntos difíciles cuando uno
se dedica full life. Uno crece y lo que va desarrollando en su vida son un
montón de sombreros. Uno es amigo, padre, esposo y ahí entran en conflicto la
razón y la pasión”, admite Roullion quien compara el nacimiento de una firma
con el nacimiento de un bebé “que depende 100% de los papás”.
Consejos
Gustavo Grobocopatel asegura que
este ritmo de vida le sumó “15 kilos de más y diabetes”, pero también lo
hicieron aprender. Por ello aconseja a los que recién empiezan a “rodearse de
buenos empleados, buenos proveedores, buenos clientes y buenos socios” y asegura
que nunca se deben tener “excesivos sueños o visiones desequilibradas con la
ejecución”.
“Uno a la noche puede soñar un
poquito, pero de día hay que darle al laburo y laburo”, dice seguro.
Por su lado, el hombre que maneja
Congelados del Sur dice que para tener un emprendimiento exitoso es necesario
tener “pasión, paciencia y pelotas”, mientras que jamás se permitiría
“desanimarme o traicionarme”.
Englebienne se suma a este
pensamiento y habla de “pensar en grande y éticamente con la sociedad el medioambiente
y los clientes”, “formar equipos y liderar desde el costado” y por último llama
a “divertirse por sobre todas las cosas”.
Consejos de hombres que llegaron
a ver sus sueños hechos realidad. Habrá que tenerlos en cuenta.
2 comentarios:
Sin dudas Rodolfo, una de las entradas que más me ha complacido leer.
Frases que me impactaron de Gustavo Grobocopate:
1-Uno va como surfeando una ola, encontrando oportunidades y hace camino al andar.
2-Empecé aprendiendo desde cero cómo regular una sembradora.
Saludos Mentor
Lucía,
Siempre sos pragmática (vas al grano), las frases que has elegido también me impactaron. Otras, para emprender son: no hay que pensar solo en la guita y que no es una carrera sino una maratón.
Saludos.
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