Sé que términos como líder, liderar o liderazgo cuentan con un número importante de detractores más o menos radicalizados.
Pero el hecho innegable es que, guste o no, siempre ha habido, hay y seguirá habiendo líderes en tanto en cuanto el rol de líder es inherente a todas las formas de organización social.
Otra cosa es cuestionarse o criticar los tipos de liderazgo que imperan en las empresas, o incluso la validez de dichas empresas como formas y modelos más o menos efectivos, o deseables, de organización social, cuestiones estas que escapan al objetivo de esta entrada.
Personalmente entiendo el liderazgo como algo circunstancial. Todos somos líderes en potencia y en ocasiones incluso podemos ejercer el liderazgo simultáneamente en varios ámbitos independientes.
Liderar es simplemente dirigir a un grupo y dirigir, entre otras muchas acepciones, significa guiar, mostrar el camino, aconsejar, orientar… Liderar es ser más proactivo que el resto del grupo en un momento dado. Es tomar la iniciativa, propia o porque va en el papel que nos han asignado, e intentar movilizar la acción del grupo alrededor de ella.
Asumiendo por tanto que en las empresas hay líderes, buenos o malos, eficaces o inútiles, pero líderes al fin y al cabo, y que muchas personas trabajan en esas empresas, creo que cualquier acción orientada a mejorar la calidad de estos líderes es algo positivo.
Y en este contexto, creo que es importante no olvidar que un líder es ante todo una persona y, por consiguiente, imperfecto por definición.
Un líder es el que lidera personas, lo cual implica necesariamente comunicarse con ellas. Veo por tanto el liderazgo como una forma, un estilo determinado de relacionarse y comunicarse con otras personas. Para mí, de hecho, uno de los rasgos de un buen líder es que es capaz de conectar con personas más allá del propio mensaje.
Pero además de comunicar, liderar significa también compartir algo motivador: una ilusión, un objetivo, unos valores, un afán por aprender… Lo que sea, siempre y cuando impulse a la acción. Un líder es efectivo en la medida que logra que esa acción esperada tenga lugar.
El liderazgo es en consecuencia imposible sin una buena comunicación. No se puede liderar desde un despacho, sea éste el de una empresa o el de un alcalde. Ni tampoco se puede liderar vía discurso grandilocuente a grandes audiencias, ni por teleconferencia, ni por TV, ni por e-mail.
Un líder debe conocer a las personas a las que lidera y las debe conocer tanto a nivel colectivo como individual, algo que es imposible desde la distancia. Liderar exige compartir cosas y experiencias, superar obstáculos y celebrar triunfos conjuntamente pero, sobre todo, exige pasar tiempo de calidad hablando, interactuando cara a cara con personas.
Por eso el liderazgo de verdad se demuestra en las distancias cortas, porque liderar es un deporte de contacto.
Fuente: optimainfinito.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario