Tomar decisiones no siempre es un asunto fácil. A veces las alternativas son parecidas (aunque no iguales) y eso dificulta la elección o bien son tan diferentes que escoger entre una y otra puede suponer un cambio radical en los resultados. También depende de la trascendencia que tenga la decisión, no es lo mismo un cambio de empleo o de casa que elegir entre dos platos del menú.
Y por supuesto el número de opciones es determinante, cuantas más alternativas hay en juego, más variables tiene que procesar nuestro cerebro y más problemas tiene para tomar la decisión (a partir de 6 ó 7 datos podemos empezar a colapsarnos).
Por eso voy a proponerte dos métodos y tú elige el que más te guste o más se adecue a tu manera de ser (o ninguno, son sugerencias, no una obligación!):
Método racional (cerebro izquierdo)
- Haz una lista con los pros y contras de cada una de las opciones.
- Asigna un valor a cada opción de la lista.
- Trata de dejar las opciones reducidas a las dos que te parece que son más importantes o irrenunciables.
- Y aquí un poquito de “emoción”. Cuando tengas las dos, déjate sentir cuál te gusta realmente más.
(Un pequeño truco, si no te ves capaz de decidir, tira una moneda al aire. Si sale lo que realmente te apetece hacer, te pondrás contento. Si sale lo opuesto, te sentirás contrariado).
Método emocional (cerebro derecho)
Este puede ser realizado por si solo, o como segunda parte del racional, si te gusta asegurar.
El modo de hacerlo es el siguiente:
- Ponte de pie e imagina que delante de ti hay dos líneas (te recomiendo hacerlo cuando tengas dos alternativas).
- En una línea sitúa una de las decisiones. Camina un par de pasos e imagina que ha pasado un año desde cuando la tomaste. Observa qué ves, que oyes y cómo te sientes. Avanza un poco más y repite el proceso como si hubieran pasado cinco años.
- Haz lo mismo con la otra opción.
Si todavía te queda alguna duda que no lo creo, repite el proceso y métete más en la situación.
En cualquier caso, te remito a las palabras de Xavier Claramunt, creador de un proyecto hotelero en el espacio para el 2012:
¿No les parecido una idea loca?
No hay ideas locas: hay ideas. Nuestra filosofía es propositiva, sin complejos, sin miedos, buscando ser útiles a las personas y trabajando mediante pruebas y errores.
Eso, errores… ¿No teme equivocarse?
¡Equivocarte es lo mejor que puede pasarte! Sólo equivocándote progresas. No hay más fracaso que el miedo a fracasar.
¿Un lío?
Es mi filosofía: métete en líos, haz que pasen cosas…, y luego quédate con lo bueno. ¿Que no consigues lo que querías? ¡No importa! Por el camino han pasado cosas fantásticas que te han enriquecido, ¡seguro!
Así que ¿a qué esperas para tomar una decisión sobre eso que tanto te interesa?
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