Guy Kawasaki fue responsable de Marketing de Macintosh, la línea de ordenadores de Apple, en la década de los ochenta. Su concepto de evangelizar los productos tecnológicos le ha catapultado desde entonces como conferenciante, escritor de nueve libros sobre marketing y director del fondo inversor Garage Technology Ventures, establecido en Silicon Valley (California, Estados Unidos), sede mundial de la innovación tecnológica. Esta semana, visita España con motivo del congreso El Ser Creativo, que se celebrará en Málaga del 21 al 23 de octubre.
“Debo a la Universidad de Stanford muchas de las relaciones que aún mantengo en el sector tecnológico. Fue un compañero de clase quien me consiguió un trabajo en Apple”, recuerda Kawasaki, en declaraciones a EXPANSIÓN. “Mi misión en la compañía era que la gente se enamorara de los ordenadores Macintosh, que en aquel tiempo, eran equipos populares entre el nicho de los programadores”, cuenta. Éste fue el comienzo de una filosofía de marca ligada al mundo de las emociones, que aún acompaña a Apple.
"Europa debe asumir que se debe innovar, no copiar algo ya existente en Estados Unidos".
Condiciones
En la actualidad, Kawasaki busca entre miles de start-ups la próxima Apple, Facebook o Google. No descarta enamorarse de una start-up española, aunque muestra ciertas reticencias. “En primer lugar, los fondos de capital riesgo no sólo invertimos en productos de calidad, sino que también tienen que ser verdaderamente novedosos”, declara. “No sentimos interés por una empresa que copie un modelo que ya funciona en EEUU; lo que queremos es un producto que los estadounidenses quieran copiar”, continúa.
La ubicación geográfica es también importante. “Hoy en día, el mundo es plano. Una compañía puede tener su sede en un país, oficinas comerciales en otro y la producción subcontratada a India”, dice. En este sentido, Kawasaki apuesta por “firmas ibéricas que, aún manteniendo su estructura en España, se atrevan a cruzar el Atlántico.
“Igual que los actores ambiciosos van a Hollywood a probar suerte, una empresa de tecnología, si quiere encontrar capital norteamericano que le respalde, debe acudir a Silicon Valley”, sostiene este inversor. Por norma general, un inversor español valorará una start-up en 1,5 veces sus ventas, descontando la deuda. Se entiende que los fondos norteamericanos valoran las posibilidades del producto.
Para Kawasaki, la presencia local en California no tiene tanto que ver con la cercanía física, sino con la compartición de un mismo marco regulatorio. “No comprendemos el sistema legal español. No estamos cerrados a invertir en emprendedores europeos, simplemente consideramos que no funcionaría”, añade.
Con el paso del tiempo, florecen nuevos casos de jóvenes firmas tecnológicas españolas que abren una oficina comercial en EEUU. No carecen de ayuda. La Fundación Banesto organiza, junto al Icex, viajes periódicos de start-ups ibéricas a Silicon Valley. Por su parte, StepOne y Wikreate Expansion son dos consultoras especializadas en el diseño de puentes entre España y EEUU.
Fuente: expansion.com
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