La edificación individual, en cuanto se trata del desarrollo intelectual, emocional y volitivo de los ejecutivos de una organización, es el factor fundamental para la mejora continua de la calidad organizacional. La calidad de una organización es tan buena como la calidad de su liderazgo y la búsqueda de la excelencia, depende sin duda de la mejora continua de la calidad individual de sus líderes, por lo que identificar factores que atentan contra la edificación individual se hace imprescindible.
Lo más probable es que identificarlos no sea tan complejo como podría serlo en otro contexto y apelando al sentido común tal vez lleguemos a la conclusión que los verdaderos depredadores de la excelencia están en medio nuestro actuando tan sutilmente que no lo notamos. Propongo hacer un simple ejercicio de sentido común.
En primer lugar, las horas que un ejecutivo pasa, de reunión en reunión, escribiendo y contestando correo electrónico, navegando por Internet, elaborando informes, negociando, supervisando por deambulación, etc. dejan muy poco tiempo propio y mucho cansancio, factores ambos que indudablemente, limitan el desarrollo personal.
A esto se suman las desgastantes catarsis que prologan y epilogan dichas reuniones, los ataques y defensas ajenos al propósito de la gestión, que se repiten inexplicablemente en cualquier tipo de organización, sin importar el lugar del mundo donde desarrolle la actividad o la posición de los ejecutivos involucrados. Sumergidos en semejantes rutinas, queda muy poca energía para ser aplicada al desarrollo del talento y la edificación personal, con actividades tales como la lectura, meditación, el análisis y el pensamiento crítico.
No obstante en estos tiempos, creo que el factor que más limita la edificación individual, es la superabundancia de información que compite para acaparar nuestra atención, muchas veces mediante la magnificación de sucesos que nada tienen de nuevo, pero que ahora al ser contados por medios especializados en noticias, son teatralizados y matizados con opiniones escandalosas, para obtener audiencias mayores que justifiquen el apoyo de los anunciantes.
Nuestra curiosidad, principal fuente del entusiasmo explorador, es entonces saturada de imágenes y relatos, que contribuyen a inhibirla o desviarla hacia horizontes lejanos a nuestra edificación individual. La innumerable cantidad de opinólogos profesionales y personajes mediáticos que hablan desde una autoasumida "vox populi", polarizan a favor y en contra nuestros pensamientos instalando temas mayormente irrelevantes, de los que no podemos escapar.
De esta forma, podríamos creer que sabemos lo que trata un libro sin leerlo, lo que un director de cine quiso plasmar en su obra sin verla y hasta asumir como propias las conclusiones pontificantes que vierte sobre cualquier tema, alguien cuya vida difiere enormemente de la del ciudadano común, dado que su único medio de ganarse la vida es ser un desinhibido mediático.
Resumiendo, creo que estos tres factores son altamente negativos para la edificación individual y por consiguiente debilitan el desempeño organizacional. La escasa administración del tiempo propio, el cansancio ocasionado por una competitividad malsana y la saturación de información irrelevante que nos sumerge en discusiones bizantinas, dejan poco margen para la auto-edificación.
Recomiendo a los líderes organizacionales, que promuevan la edificación individual:
• Hábitos como la lectura y la capacitación permanente aun por medio de herramientas tecnológicas, son completamente necesarias. Pocas empresas tienen bibliotecas para que sus ejecutivos y funcionarios accedan a un conocimiento autodidáctico, pero sin duda, muchas son las que podrían desarrollar en sus servidores una biblioteca basada en e-books que aliente el buen hábito de la lectura y la edificación individual.
• Programas de capacitación para completar estudios interrumpidos por la hiperactividad también se pueden desarrollar mediante e-learning y capacitación in company.
• Promover la participación de los ejecutivos en actividades culturales y artísticas, promueven la creatividad y el talento innovador.
• El desarrollo de la espiritualidad propia de la fe que profesen los ejecutivos de una compañía, también debe ser permitido y promovido, porque el individuo es espíritu, alma y cuerpo. Nadie es completamente feliz donde no puede expresarse con libertad y los prejuicios de carácter espiritual no son menos dañinos que cualquier otra forma de discriminación. La infelicidad es un gran depredador de la edificación individual.
Creo desde mis 30 años de experiencia como ejecutivo y consultor, que este puede ser un conjunto de recomendaciones que contribuye a la edificación individual y en consecuencia a combatir a los depredadores de la excelencia organizacional.
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