Adaptación, comunicación, empatía... son algunas de las
competencias que son clave en la época actual. Jordi Damià, profesor de
estrategia en EADA Business School y CEO de Setesca, analiza cuáles son las
capacidades esenciales, aunque no comunes, que hacen que un directivo alcance
el nivel de excelencia.
La crisis sanitaria ha dado un vuelco a todos los sectores de la sociedad. En concreto, en el ámbito empresarial, hay una serie de competencias básicas que han cobrado más fuerza que nunca en la gestión de los equipos. Son esenciales, pero no son las competencias tradicionales o conocidas. Jordi Damià, profesor de estrategia en EADA Business School y CEO de Setesca, analiza cuáles son esas 10 competencias clave para que cualquier directivo en la era postpandemia alcance el éxito.
- Adaptación. Tal
y como destaca Jordi Damià, un buen directivo en la época actual debe ser
capaz de adaptarse a cualquier nuevo jefe. Son muchos los cambios que
acontecen en la actualidad, y eso comporta nuevos horizontes
profesionales. Por esto, es básica la adaptación y el esfuerzo por
conseguir demostrar que se es un buen profesional.
- Formación
y actualización. En una época cambiante como la actual, un
directivo de éxito tiene que estar en continuo reciclaje y, por tanto,
formarse y conseguir estar siempre actualizado de todo tipo de
herramientas, protocolos y estrategias de interés para el desarrollo de su
trabajo. Además, debe explicitar el tipo de formación que se tiene.
- Buscar
alternativas. Puesto que nos encontramos en un momento voluble,
es esencial que el profesional sepa buscar modelos profesionales
alternativos y en paralelo a tu posición actual. De esta manera, se
garantizará ingresos en caso de perder su empleo.
- Ser
proactivo. El mercado actual necesita profesionales adaptables y
que sepan proponer de forma constante ideas de mejora. Es clave ser
percibido como alguien innovador.
- Comunicación.
"Un buen directivo no solo lo es sino que lo parece" apunta Jordi
Damià. Es básico saber comunicar, para difundir los logros, vender las
ideas y la capacidad profesional.
- Empatía
con los colaboradores y proveedores. Saber ponerse en el lugar
del otro es algo que debe aplicarse en todos los niveles. Por esto, es
positivo empatizar con los colaboradores "tanto, como te gustaría que
hubiesen empatizado contigo tus supervisores". Por otro lado, se
tiene la falsa creencia de que, como eres el cliente, tienes que ser
exigente y poco comprensivo con los proveedores. Y esto no es así, ya que
muy probablemente en el futuro, es uno mismo el que puede llegar a ser un
proveedor.
- Mirar
hacia el futuro. Un directivo de éxito debe tener una visión de
futuro, "hay que entender que tu empresa actual muy probablemente
no será la última. Por eso, hay que ser trabajar el currículum y el perfil
profesional, por lo que pueda venir".
- Dar
valor. Una de las máximas de un buen directivo es que deba dar
valor al servicio o el producto que recibes y a las personas que lo
prestan, tanto como el valor que quieras que le den a uno mismo y al
servicio que se presta.
- No
solo pedir, también dar. Hay que entender que, en el trabajo,
"las relaciones son como la contabilidad. No se puede pedir
siempre, también hay que dar" analiza Damià.
- Ser
coherente. La coherencia debe guiar la carrera de un buen
profesional. Y en este aspecto, es necesario ser coherente con lo
importante, y la empresa nunca puede ser más importante que la familia.
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