Los pronósticos indican que habrá una menor cantidad de
puestos, que se consolidará el teletrabajo, en forma parcial o total, y que la
mayor demanda será de perfiles calificados; cómo se ubica la Argentina frente a
estas proyecciones
CORDOBA.- El mundo pospandemia será diferente.
Lo asegura el Premio Nobel de Economía 2010, Cristopher Pissarides,
economista académico de la London School of Economics. Está convencido de que
los viajes de negocios no volverán; de que las videoconferencias llegaron para
quedarse y de que, al menos, el 20% de la jornada laboral será en casa
en lugar de una oficina, lo que obligará también a repensar el diseño
de las ciudades, para ofrecer más servicios en los barrios. Entre sus
proyecciones destaca que la creación de empleo será menor: si antes
del Covid 19 las estimaciones de la OCDE pronosticaban que el 15% de
los empleos podían perderse por la automatización en los próximos diez años,
la pandemia aceleró ese fenómeno y habría que añadirle otro 5%. ¿Entra
la Argentina en estas proyecciones?
La robótica es una de las disciplinas que gana terreno entre las exigencias de las empresas. LA NACION
En su entrevista con el diario español La Vanguardia,
Pissarides señala que los trabajadores que sean expulsados del sector
donde estaban deberán buscar reinsertarse en rubros completamente diferentes;
insiste en que la mayor parte de los empleos creados antes del coronavirus
exigía contacto social. Los del sector sanitario y asistencia seguirán,
pero los vinculados a la hotelería y los eventos no volverán a crecer a la
misma velocidad. Las firmas que operan en el comercio electrónico o los
de sectores de servicios que funcionan bien con el teletrabajo, como
consultoría o firmas financieras, se estabilizarán.
El economista Eduardo Levy Yeyati indica
a LA NACION que la automatización es un “problema de país
rico”, aunque apunta que es “cierto” que las empresas aprendieron a
trabajar con menos gente y hoy enfrentan redundancias que todavía no se
registran como desocupación por la prohibición de despidos que rige.
Lo mismo sucedió, en mayor medida, en el sector público administrativo.
Advierte también que la hemorragia más dramática no
es en el empleo formal sino en el trabajo precario, informal o
independiente que es “muy común” en sectores como el comercio
minorista, el esparcimiento o derivados del turismo que, en ausencia de un
régimen laboral de emergencia, recuperarán solo una parte de lo perdido. “Sin
políticas laborales activas, en la pospandemia veo menos empleo, menos
ocupación en general y un salario real deprimido y desigual”, resume.
A su criterio, los rubros que liderarán la creación
de puestos son lo vinculados con la economía del conocimiento, aunque el
país “ha perdido terreno en relación a los vecinos” y parte de esa mejora
“derramará a otros a través de la diáspora de empresas y trabajo calificado”.
El director de la Maestría de Administración de Empresas y
Aplicaciones Tecnológicas de la Universidad Siglo 21, Jorge Fantín,
coincide que la tendencia global es la que marca el Nobel de Economía, a la vez
que explica que los expertos están divididos entre los más optimistas y los más
cautos respecto de la inteligencia artificial y su impacto en el mundo del
trabajo. Para él, la robotización destruye determinados tipos de empleo
y apunta a la brecha que existe entre países ricos y pobres y que, eventos
catastróficos como una pandemia, profundiza.
La pandemia impulsó
el mayor interés en la ciencia y en la investigación.
“Para bien y para mal, la Argentina es una isla y cualquier
tendencia llega más tarde –continúa-. Las tasas de empleo evolucionarán
primero conforme a la economía local, pero en el largo plazo el costo es el
atraso, la pérdida de competitividad. Hay sectores que están pensando en cómo
se opondrán cuando llegue el futuro”. Una encuesta internacional de la
consultora McKynzei marca que los trabajos mejor
pagados son, en un 90%, los que incluyen destrezas sociales, cognitivas y
tecnológicas de alto nivel. En cambio, los de peor paga aplican en el 70%
de los casos esas habilidades en un nivel básico.
Más tarde, pero llega
“América Latina en general está más rezagada en lo que
hace a la automatización y la Argentina queda en ese cuadro, pero en
el mediano plazo llegará y hay que estar preparados señala Carla
Cantissani, directora de Servicios de la consultora de empleo Adecco
Argentina.. La tecnología reemplaza hasta cierto punto a los trabajadores; por
ahora la industria más fuerte sigue siendo manufacturera y el sector primario,
pero los cambios arribarán”.
Gustavo Aguilera, director de Talent Solutions y
People & Culture de ManpowerGroup Argentina, repasa que la pandemia aceleró
la virtualización de los procesos de trabajo, pero su mirada es más cauta
respecto a si reemplazará mano de obra: “La clave es que se requieren
nuevas habilidades; hay un cambio en el paradigma sobre las habilidades
técnicas y blandas que se exigen para que las personas puedan pensar
en estos nuevos procesos. Siempre la demanda del conocimiento humano va a estar
presente, lo que está sucediendo ahora se homologa a lo de todas las
revoluciones”.
Esas “nuevas habilidades” que priorizan los empleadores son
la comunicación asertiva, la capacidad de tomar decisiones rápidas, la
creatividad, la capacidad de trabajar en equipo, el espíritu crítico y el
pensamiento divergente.
“Están en la agenda de todas las compañías –ratifica-. En
ese sentido lo que hizo la pandemia fue poner blanco sobre negro; hay empresas
que pudieron ir rápidamente hacia el nuevo esquema y eso mostró la brecha que
ya existía. Lo que hay que tener en cuenta es que la velocidad del cambio es
importante, incluso en la reformulación de procesos de trabajo reorientados a
los clientes y al público interno. Hay muchas prácticas que llegaron para
quedarse y en ese sentido, hay una oportunidad muy grande para acompañar el
desarrollo de habilidades ya que el recambio de talentos tiene un costo
importante, hay una responsabilidad empresarial en capacitar”.
Levy Yeyati enfatiza que el debate de frontera apunta a
habilidades lógicas y sociales: la programación es un trabajo del presente; las
ocupaciones de cercanías, del futuro. Subraya que la educación para el
trabajo “atrasa tanto” en la Argentina que la necesidad de reducir la deserción
en el secundario y fortalecer la formación terciaria y laboral “enaniza
cualquier el debate sobre las ocupaciones del futuro. En cualquier futuro
el trabajador necesitará comprender un texto, hacer cuentas básicas, y trabajar
armónicamente con otra gente”.
Fantín comparte esa mirada y agrega un ingrediente más, el
de los problemas para invertir en tecnología que afrontan el grueso de
las empresas. Entre las que pudieron hacerlo, se aceleró entre 25% y 35%
los recursos destinados al rubro pero la falta de acceso al mercado de
capitales es un problema complejo de superar. “No habrá robotización
inteligente en el corto plazo pero no estamos exentos; analicemos que aquellos
que hayan invertido nos van a desplazar. Estamos complicados en el mediano
y largo plazo”.
Educación y capacidades
Un estudio de ManpowerGroup muestra que las organizaciones
que asumen la transformación digital son hasta 26% más rentables que sus
competidores, y mejoran hasta 12% su valoración de mercado; el 89% de los
líderes empresariales están planeando, probando e implementando iniciativas
digitales; 47% de los CEOs iniciaron la transformación digital, y 34%
observaron cómo la transformación contribuye al crecimiento de su negocio.
Frente a ese panorama, hace la salvedad que el liderazgo digital no
consiste en reemplazar todos los atributos de efectividad de la de base: el
80% de las competencias y facilitadores que siempre hicieron que los líderes
sean efectivos se mantienen iguales y el resto apunta a capacidades que antes
no eran tan necesarias, pero que ahora resultan esenciales.
El de enfermería y cuidados personales están entre los perfiles laborales más buscados.
Otro documento de la consultora señala que los
trabajadores concuerdan en lo que quieren para el futuro: conservar su trabajo,
mantenerse saludables, aprender y seguir desarrollando habilidades y no volver
a la antigua forma de trabajar. Sin embargo, parece probable que se
produzca una “bifurcación aún mayor dentro de la fuerza laboral”.
Aquellos con habilidades en demanda pueden tomar las
decisiones salariales, trabajar de forma remota, evitar los desplazamientos y
permanecer seguros en casa. los que tienen habilidades en declive deben
trasladarse al lugar de trabajo y están sujetos a una exposición aún mayor. Los
analistas de la consultora evalúan que el Covid trajo el mayor cambio
de la fuerza laboral y reasignación de habilidades desde la Segunda Guerra
Mundial; las que estaban de moda en 2019 podrían quedar obsoletas. El
cambio es rápido.
Cantissani reconoce la “preocupación” por la formación en la
Argentina; aporta que con la pandemia buena parte del sistema educativo empezó
a digitalizarse para llegar a los estudiantes y todavía deben reacomodar sus
contenidos. En lo que se refiere al ranking de los perfiles más requeridos,
apunta que hay interés en comerciales con formación en análisis de
datos y manejo de digitalización. “Esa área se desarrolló y se potenció en el
último año y sigue en alza, lo mismo que la atención al cliente desde
lo virtual y todo lo que es logística. Las Pymes se sumaron a las empresas que
requieren de esta gente”, añade.
También se incentivó la búsqueda de trabajadores con
formación en farmacia, bioquímica, laboratorio y medicina. Hubo una revalorización
de la ciencia y la tecnología. Adecco, hacia adelante, también ve la
demanda de servicios de enfermería y cuidado domiciliario. “Esta
situación despertó esa idea en muchos jóvenes que estaban con cierto
desconcierto laboral; son tecnicaturas de tres años que abren una posibilidad
laboral concreta”, describe Cantissani.
Aguilera es más optimista, cree que la “preparación está”
porque quienes están saliendo al mercado laboral son nativos digitales.
“El conflicto está en las generaciones anteriores”, sintetiza. Detecta una
mejora de demanda en “todo lo que tiene que ver con servicios y con industria
financiera, cuyos requerimientos y perfiles ya estaban modificándose y ahora se
aceleró”.
En la Argentina, según datos del cuarto trimestre de 2020,
500.000 personas pasaron a la inactividad laboral (no trabajan ni buscan
trabajo) respecto del mismo período del año anterior, mientras que otras
300.000 se declararon desocupadas (buscan activamente empleo). En ese mismo
período, según datos del Ministerio de Trabajo, el número de cuentapropistas
se incrementó en 150.000; el de asalariados (privados y públicos) cayó en
200.000 y el de asalariados no registrados se redujo en 750.000. El
economista Jorge Colina, de la consultora Idesa, destaca que
los números dan cuenta de que el ajuste se concentró en el sector informal.
En esa línea, señala que la recuperación de la economía por
el relajamiento de las medidas sanitarias está activando la recuperación del
empleo no registrado, pero advierte que esa mejora “consolida” un
mercado de trabajo fuertemente segmentado: menos de la mitad es asalariado
formal (un tercio, en el sector público), mientras que la otra mitad es
asalariado no registrado o se desempeña en el cuentapropismo (en su mayoría,
también se trata de trabajadores informales).
“Que pocas personas en edad activa accedan a un empleo
formal tiene connotaciones muy negativas. Expulsa a muchas familias a un estado
de alta vulnerabilidad y agrega dificultades severas para financiar el sistema
de protección social. No permite mejorar el financiamiento del sistema
previsional, que es el principal factor desestabilizador de las cuentas
públicas por los recursos que demanda al Tesoro nacional. En el sistema de
salud de la seguridad social, la falta de financiamiento ha llevado a una
situación extrema y riesgosa, con hechos como la declaración de huelga de los
trabajadores de la salud en medio de la pandemia, debido a que los prestadores
médicos tienen sus precios muy retrasados”, describe.
La tradicional Encuesta de Expectativas de Empleo de Manpower
para el actual segundo trimestre muestra un indicador de 2%, un resultado que
es tres puntos porcentuales más débiles con respecto al período anterior y que
no muestra variación en la comparación interanual. El valor se obtiene al tomar
el porcentaje de empleadores que espera aumentar sus plantillas y restar el
porcentaje de los que proyectan una disminución durante el próximo trimestre.
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