Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

lunes, enero 07, 2019

Curiosidad, la clave en el empleo del futuro

La gran ventaja competitiva de la curiosidad brilla en los tiempos de disrupción, como el momento actual, sostiene el autor.

La curiosidad nos hace humanos. El deseo de explorar y aprender para hacer mejor las cosas que nos importan nos llevado a cuatro revoluciones industriales, al espacio, a tecnologías sorprendentes, y a las asombrosas creaciones de ocho artes. También ha creado empresas desde la nada, y ha transformado pequeños negocios en gigantes.

La gran ventaja competitiva de la curiosidad brilla en los tiempos de disrupción, como el momento actual. En un contexto social y tecnológico en vertiginoso y constante cambio, una actitud de interés y apreciación por lo nuevo crea una base más sólida y flexible para lidiar con él. En el contexto empresarial, es esta perspectiva la que habilita a los trabajadores a colaborar con las máquinas y a absorber las nuevas habilidades que de ellos requiere el empleo del mañana. No puede ser nada menos que una prioridad empresarial fomentar esta mentalidad en su fuerza de trabajo. A mi parecer, hay tres elementos clave que conducen a implementar la curiosidad en las empresas y en las personas, y así prepararlas para el futuro.

El primero es la imaginación. Dejar vía libre a la imaginación, con una mente abierta en combinación con una página en blanco es la receta del éxito. Imaginando otra manera de hacer las cosas, dejando atrás tradicionalismos inútiles, nacen las grandes ideas. Una de ellas hoy suena revolucionaria y en algunos años será la norma: no solo los empleados tienen que escuchar al líder, sino también viceversa. Así este podrá comprender mejor sus necesidades de cara a su desarrollo profesional y ofrecerle formación con la que situarle a la vanguardia en esta era digital en la que nos encontramos inmersos.

El segundo es la inteligencia, y no en el sentido convencional. Hoy la inteligencia de las empresas se ha convertido en Inteligencia Artificial e incluye todos los datos que puede recabar y monitorear sobre sus empleados y clientes para luego adaptar sus procesos o estrategia empresarial acorde a la información recibida, aumentando su efectividad. También más ágil, para poder adaptarse a los vertiginosos cambios que hoy afectan a las personas y a las organizaciones por igual: la clave está en poder mantener esa curiosidad por el futuro de forma que los cambios se aprovechen en beneficio propio, y no nos pillen desprevenidos. Es decir, si aplicamos soluciones que cubran las necesidades de la empresa se incrementarán la agilidad, productividad y eficiencia mientras que se reducirán los costes.

El tercer principio es la innovación, ese escurridizo concepto que permea en el día a día y que a veces parece falto de sentido concreto. Más allá de la innovación tecnológica, cuyos efectos vemos a diario, está la innovación cultural en las organizaciones, y esta se basa en la confianza y la integración. Es muy importante crear una cultura de empresa en la que se fomente la comunicación entre empleados y jefes de manera transparente y con confianza. Así se creará una auténtica integración de tareas y un engagement más fuerte de los empleados. Todo ello favorecerá una forma de actuar y de gestión de los flujos de trabajo de forma coordinada y efectiva. Los escalones jerárquicos, empleados y jefes, deben aprender a colaborar y actuar en conjunto, con transparencia y confianza, para crear una auténtica integración de tareas que ayude a la empresa a actuar de forma coordinada y efectiva.

Hay un cuarto principio, trasversal a todos los anteriores, y este radica en que la mentalidad curiosa debe ser recompensada. Desafortunadamente, en muchos lugares de trabajo no solo no se hace, sino que se considera molesta o disruptiva de la plácida rutina establecida, y se gana así la enemistad del entorno. Nada más lejos de lo ideal: la curiosidad debe recompensada como incentivo, y, según el contexto de cada empresa, económicamente o en forma de facilidades, tiempo libre y otros tipos de retribución. Al fin y al cabo, es lo que capacita a un trabajador para alcanzar su máximo potencial en su trabajo y tener empleados a la vanguardia con formación en herramientas digitales para aprovechar todo su potencial, aporta un valor añadido a las empresas que las fortalece tanto interna como externamente.

Carlos Rivera es responsable Regional de Ventas de Cornerstone OnDemand España

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