En los últimos 20
años he visto muchos equipos que no alcanzan los resultados que se habían
propuesto, cuando les preguntaba ¿el por qué? la mayoría respondían: que
estaban en un equipo malo y flojo, inclusive comenzaban a endosarse la
responsabilidad mutuamente.
Siempre he pensado
que esta situación es producto de un flojo e insípido liderazgo, lideres
sin sazón producen que los equipos busquen excusas para ocultar su
ausencia. La verdad y absoluta realidad, no es que existan malos equipos. No
hay equipos flojos, sólo hay líderes flojos.
Puede sonar algo
duro e injusto pero definitivamente los resultados son directamente
proporcionales a la calidad y nivel del liderazgo que conduzca a los equipos a
la consecución de los resultados fijados. Shakespeare decía que: “Nadie
sigue a un líder que toca guitarra con notas de incertidumbre.”, y bien que
tenía razón. Muchas veces los equipos no confían en su líder y mientras el “líder”
se encuentra dando su discurso “motivador”, el equipo simplemente piensa
que todos van hacia el fondo del precipicio. Luego el “líder” se
pregunta qué fue lo que salió mal, sin darse cuenta de que el equipo nunca se
comprometió en alcanzar la meta. Simplemente participaron, pero nunca se
comprometieron.
La gente nunca
seguirá a un líder en el que no cree, aunque sean obligados.
El Liderazgo correcto para mí es
todo. ¿Qué habría sido de General Electric sin la llegada de Jack Welch al
poder? ¿Qué habría sido de Microsoft sin Bill Gates? ¿Qué sería de Telepizza
sin Leo Pujals? ¿Qué sería de Starbucks sin Howard Schultz? ¿Qué hubiera sido
de Apple sin el liderazgo de Steve Jobs? Posiblemente les habría sucedido algo
parecido a lo que sufrieron Kodak y GM; empresas que cada vez están más cerca
de imitar al TITANIC.
Actualmente, en la mayoría de las
empresas nos encontramos ante una escasez de líderes y un exceso de
administradores. Como bien lo dicen los autores más reconocidos en temas de
liderazgo: Los “managers” son los “fanáticos” cortoplacistas de la
organización. Las organizaciones están SUB-lideradas y SOBRE-administradas.
Otros negocios simplemente cometen la
torpeza de elegir a sus Gerentes Generales por su parentesco familiar
(son los hijos o nietos del fundador) y no, por las competencias y capacidades
que realmente posean para mantener el negocio a flote.
La frase que dice: “El abuelo
funda la organización, el hijo la disfruta y el nieto la entierra”, encaja
perfectamente en este tipo de prácticas. Una cosa es administrar y otra cosa es
liderar. Administradores hay muchos, los líderes son materia casi extinta.
La educación y la formación que se da
actualmente en la mayoría de nuestras universidades, se basa en la teoría empresarial
y las ideas de cómo administrar un negocio, mientras que dejan de lado la
formación basada en el desarrollo del poder de decisión, responsabilidad y
entusiasmo.
Dirá usted… “Qué exageración,
siempre habrán líderes”. Sí, eso también es cierto, pero Karl Marx no
estaba equivocado cuando dijo: “En cada época hay hombres que dominan y
otros que son dominados”, pero la verdad es que la mayoría de las empresas
nunca llegan a la cima, debido a que no tienen un rumbo claro, pensar que una
empresa tiene un objetivo común y una visión que todos comparten y viven, es
casi imposible, y sabe usted ¿por qué sucede esto?……. Por ausencia de
liderazgo.
Por todo esto si usted tiene una
empresa y cree que le va bien, busque líderes y aplique el liderazgo correcto,
y se dará cuenta de que no estaba tan bien como pensaba.
Las organizaciones 'modernas'
fueron fundadas bajo el principio del control: una autoridad central que
determina la dirección, concentra la información, coarta el poder de decisión y
castiga las desviaciones de la norma.
Eso pudo haber funcionado en un mundo
en el que la estandarización, previsibilidad, conformidad y disciplina, eran
suficientes para producir beneficios en masa. Pero no funciona en un mundo en
constante cambio, con competencia en todas partes, y donde el conocimiento se
ha convertido en un bien comerciable. Y ciertamente no funciona en un mundo en
el que hay tanta hambre por una mayor humanidad, libertad y significado.
Las organizaciones más inspiradoras y
vanguardistas en la actualidad, están experimentando con aquello que hace que
la gente se levante de la cama por la mañana, y dispare su imaginación,
iniciativa y pasión. Y los mejores líderes, entienden que su poder no proviene
de mantener el control, sino de idear maneras, para dar rienda suelta a una
mayor libertad y creatividad entre su personal.
El liderazgo es algo más que la
condición que se le presupone al dirigente de una organización. Existen
determinados rasgos (personalidad fuerte, dilatada experiencia frente a las
organizaciones, nivel de inteligencia, saber hacer), que ayudan a diferenciar a
aquellos que son líderes de aquellos que no lo son, sin embargo, la concepción
del liderazgo está un poco más allá de los atributos del líder, entendiendo que
lo esencial está en sus comportamientos, especialmente, en su forma de proceder
ante determinadas circunstancias. Todo ello, sin dejar de pensar que el
liderazgo implica un compromiso con las personas, y a la vez, que el líder debe
disponer de determinadas capacidades básicas para poder activar a estas
personas.
Desde el punto de
vista de la dirección, el liderazgo puede tener dos acepciones:
- El sentido amplio del liderazgo, implica una visión general con una clara proyección al futuro, estableciendo lo que se desea para la organización.
- En sentido restringido, se centra en la influencia que se ejerce sobre las personas, para que estas alcancen los objetivos perseguidos dentro de un plazo de gestión.
Si quiere tener una
empresa en constante crecimiento debe desarrollar un equipo de líderes, cuyo
liderazgo sea una proyección del suyo, aportando y contribuyendo para dicho
crecimiento; de lo contrario, su empresa se mantendrá en una línea de
incertidumbre, que se la pasará constantemente entre el estancamiento y el
crecimiento (ficticio).
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