El Mito de la caverna es la explicación metafórica que utilizó Platón para explicar la situación en la que se encuentra el ser humano con respecto al conocimiento, y es una de las alegorías más célebres de la historia de la filosofía. Es muy significativa con respecto al pensamiento platónico y propone la existencia de dos mundos extremadamente diferentes y relacionados entre sí, un mundo sensible formado por objetos materiales que conocemos a través de los sentidos, y un mundo inteligible formado por ideas universales que alcanzamos exclusivamente a través de la razón.
Matrix es una película que se inspira en esta alegoría, entre otras teorías, que se ha convertido en un referente cinematográfico del concepto platónico. En un determinado momento de la película, Neo, su protagonista, se enfrenta a una difícil elección representada por dos píldoras, una roja y una azul, de las que deberá tomar una y tras lo que no habrá posibilidad de vuelta atrás. La azul representa seguir dormidos en la ignorancia del mundo conocido, la roja representa renacer y aceptar la entrada en una nueva realidad, o en términos del símil platónico, salir de la caverna y atrevernos a abandonar nuestro mundo interpretativo conocido, con la asunción del riesgo que eso conlleva. Ni que decir tiene que el protagonista elije la píldora roja y acepta el reto de lo desconocido, porque si no, se acabaría la película como sucede figuradamente en nuestra vida cuando rechazamos “la llamada a la aventura”.
La zona de confort es un término muy utilizado en el ámbito del coaching que podríamos asimilar también a la caverna de Platón, como el conjunto de límites y creencias que las personas confundimos con nuestro marco de existencia, aquellos ambientes y comportamientos con los que nos sentimos seguros y que sin embargo no sólo no están exentos de riesgo, sino que incluso limitan nuestro crecimiento.
Si eres emprendedor, no es probable que te encuentres en un lugar profesional cómodo o seguro, y en caso de que sea así, es probable que estés instalándote en un nivel de rendimiento inferior al de tu verdadera capacidad -píldora azul-. Es en ese punto donde la mayoría de los proyectos emprendedores fracasan, porque dejan de ser productivos al reducirse a un lugar pequeño y limitado que nos resguarda del mundo. Es entonces cuando dejamos de aprovechar las oportunidades de crecer que la vida nos brinda diariamente.
Cinco consejos para salir de la Zona de Confort -píldora roja-:
1. Crear los hábitos que lo favorezcan. Hacer un esfuerzo cada día por salir de las actividades que nos resultan más rutinarias y rodearnos de las tareas, las personas y los hábitos que nos faciliten la apertura a nuevas posibilidades.
2. Evitar la inercia cuando las cosas van bien. Seguir buscando activamente nuevos desafíos que nos lleven a nuevos ámbitos y mantener rutinas que nos alejen de esa inercia.
3. Hacer una lista de las situaciones que evitamos. Analizar las causas y revisarla, activando las que evitamos sólo por comodidad pero consideramos necesarias.
4. Atender a los conflictos que aparecen en nuestra vida. Los problemas no resueltos que nos irritan, atemorizan o entristecen, acabarán convirtiéndose en serios obstáculos para el avance de nuestros proyectos.
5. Ponerse una alarma para cuando se sientan tentaciones de refugiarse en la Zona de Confort, para evitar rendirse a su enorme influencia. Su seguridad aparente hace que seamos capaces de pagar un precio demasiado alto por ella, sacrificando los sueños y la vida misma.
En general, seas o no emprendedor, es importante que te permitas cometer errores y te acostumbres a resolver los conflictos, participando activamente de la dinámica de este proceso y evitando permanecer en la Zona de Confort demasiado tiempo, ya que se trata de una zona de escaso crecimiento y volviendo a la alegoría de Platón, nada más alejado del doloroso proceso por el que los seres humanos llegamos al conocimiento.
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