Son innumerables las formulaciones conocidas con relación al perfil que debe caracterizar a un emprendedor, un empresario o un directivo de éxito. Puede decirse que las características personales y profesionales que permiten predecir buenos resultados en cualquier inminente aventura empresarial no generan acuerdo ni coincidencia entre diferentes expertos a lo largo del tiempo. Es obvio que diferentes tipologías de negocios y distintos escenarios presentan niveles de exigencia muy variables y no resulta fácil enunciar un único perfil para todos los empresarios que consiguen acercarse significativamente a la consecución de sus objetivos.
Parece claro que no se requiere el mismo bagaje, las mismas vivencias o similares destrezas para sacar adelante una incipiente start up o para ocupar un lugar de privilegio entre las páginas de la revista Forbes o de la revista Fortune. Cada reto es único y nos sitúa el listón en un nivel y con una dificultad que resulta muy difícil evaluar a priori. Cualquier generalización que trate de homogeneizar perfiles de forma artificial no servirá sino para rellenar las páginas de esas guías para emprendedores a las que resulta tan difícil encontrar alguna utilidad práctica.
En cualquier caso, si tomamos en consideración las peculiaridades del entorno y trabajamos sobre la base de conocer mejor a los empresarios y emprendedores con éxitos en el mundo real, sí parece posible alcanzar conclusiones con relación a las características personales que nos ayudan a vaticinar quién presenta mayores probabilidades de alcanzar su meta. Por descontado, cualquier conclusión será solo parcialmente extrapolable a cada contexto, a cada sector y también a cada momento específico.
En fechas recientes, Anthony Tjan (director general y fundador de la compañía de capital riesgo Cue Ball) publicaba un interesante inventario en el que intentaba aislar qué aspectos o acciones eran comunes en las personas de negocios con éxitos de primer nivel mundial, esos cuyos perfiles se resumen en millones de dólares de patrimonio como fruto de su actividad. Tjan resumía sus conclusiones en cuatro puntos o aspectos que permitían caracterizar el perfil de estos empresarios de primer nivel:
Asumir mayores riesgos al comienzo de la carrera profesional
Las primeras etapas de la vida profesional son críticas para asumir riesgos. Hay más margen para rectificar en caso de consecuencias negativas, y si los efectos son positivos el potencial de crecimiento es mucho mayor. Los empresarios de éxito habitualmente han asumido mayores riesgos en fases tempranas de su trayectoria.
Buscar recompensas en las propias experiencias
Una actitud que suele identificarse en este tipo de personas es la continua búsqueda de experiencias gratificantes, por encima de las recompensas materiales. Esto no significa que los empresarios triunfadores no busquen las transacciones, el dinero o el patrimonio, pero otorgan una enorme importancia a los intangibles, a las experiencias vividas. Por ello, es usual que esta tipología de personas se sienta especialmente motivada por las experiencias vitales de éxito que se relacionan directamente con su trayectoria. Por expresarlo con un ejemplo, cualquiera de estas personas preferiría disfrutar de un viaje gozoso antes que poseer un coche de lujo, en caso de tener que elegir.
Cultivar el capital relacional
Es obvio que el establecimiento de redes y las relaciones de negocios son críticas en el desarrollo de cualquier proyecto empresarial, por modesto que sea. No obstante, los empresarios de perfil alto conceden un papel muy especial a este tipo de conexiones relacionales, hasta el extremo de considerarlas un estilo de vida deseado y asumido. Desde esta perspectiva, el capital relacional no solo serviría para cerrar buenos negocios e incrementar los ámbitos de influencia social y empresarial, ya que también apoyarían una mejor calidad de vida y una mayor satisfacción por la percepción de la propia trayectoria.
Culto a la curiosidad y al aprendizaje continuo
Es este un rasgo que aparece en la gran mayoría de los empresarios de élite entrevistados por Anthony Tjan. Se trata de un permanente afán por aprender, una curiosidad que no llega a disminuir ni con la llegada de edades avanzadas. Esta tendencia lleva a mantener actitudes proactivas en entornos y circunstancias muy diversas.
Está claro que los planteamientos que nos aporta Anthony Tjan hacen referencia a perfiles de nivel muy elevado y no son excesivamente descriptivos con la figura del empresario de éxito. No obstante, aportan una visión distinta a las habituales que puede ser útil para ser aplicada en la formación de jóvenes emprendedores.
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