Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

sábado, noviembre 13, 2010

Nueve reglas para liderar el cambio

Cada día que pasa, hablamos, leemos, opinamos, escribimos y posteamos acerca de la crisis financiera global, como si se tratara de una novedad o de un proceso emergente de nuevo cuño. Ahora decir ‘Estamos en crisis” se ha convertido en una frase obvia y manida, como las de aquellos viejos métodos de aprender idiomas: ‘La lluvia moja’, ‘El Sol seca’ o ‘My Taylor is rich’. La cuestión es que ya llevamos así más de tres interminables años, desgastando tópicos y sumergidos de pleno en un tosco bucle de obviedades que no parece vaya a conducirnos a destino alguno, ni positivo, ni negativo.

No es probable que nadie a estas alturas vaya a discutir que innovación es sinónimo de cambio, y tal vez sea este el momento más propicio para adoptar actitudes proactivas hacia el cambio, y que cada emprendedor, cada empresario, cada directivo intente hacer algo distinto para tomar las riendas de su negocio y comprometerse con los verdaderos objetivos. En efecto, el proceso de recesión muestra tendencia a estabilizarse y tal vez nos encontremos en el punto de inflexión oportuno para actuar con mayor énfasis en el éxito que en la supervivencia de nuestras respectivas organizaciones.

Jill J. Morin -directora ejecutiva de Kahler Slater- nos ofrece una interesante aportación al formular nueve reglas útiles para inyectar renovadas energías en nuestros negocios y dirigirlos hacia la innovación y el cambio:

1. Acepta el cambio y decide qué es necesario cambiar

Tu empresa actual probablemente ha alcanzado muchos e interesantes objetivos a los que no ha sido fácil llegar. Sin embargo, es mejor estar preparado para alejarse de la situación presente y encarar una nueva visión del futuro. ¿Qué parte de ‘todo esto’ estás dispuesto a dejar atrás? Este es el momento en el que tenemos que decidir qué necesitamos conservar y qué precisamos cambiar.

2. Mide tu capacidad de atención

Conócete a ti mismo. Pocos líderes están dispuestos a admitir su falta de perseverancia o de constancia con relación a los nuevos proyectos. Es frecuente acometer con gran energía y motivación nuevos proyectos, para dejarlos abandonados a su suerte en muy poco tiempo. Si es así, reconoce tu falta de tenacidad, delega y designa un co-líder, alguien inasequible al desaliento, capaz de comprometerse con un proyecto hasta el final.

3. Comparte la visión del cambio

No hay que dejar cabos sueltos. Todos podemos tener responsabilidad e intereses en el éxito. La capacidad de influir en el cambio aumenta con la disposición a compartir el poder con los interesados. Los empleados, clientes, vendedores, proveedores y otros socios comerciales tienen un papel en el cambio que pretenden conseguir. Tenemos que lograr una visión compartida, una oportunidad para que todos participen en las posibilidades de los nuevos y viejos proyectos de negocio. La visión del cambio no puede ser de nuestro exclusivo patrimonio, tenemos que permitir que nos ayuden a construirla.

4. Acepta el desorden

Reflotar un negocio es un proceso lento y difícil, una carrera de fondo. Muchos cambios se materializan de manera gradual. Otros tienen lugar con rapidez. Pero los cambios son necesarios y es bueno aceptar el desorden inherente a tal evolución, de la misma forma que tenemos que aceptar el caos doméstico temporal cuando decidimos hacer reformas o mejoras en nuestra vivienda. En pocas palabras: acepta el polvo, la suciedad y los escombros. Van a estar con nosotros por un tiempo. Después todo puede ir mejor.

5. Lidera a los adeptos al cambio

No todo el mundo estará del lado del cambio. A algunas personas simplemente no les gusta el cambio, y muchos otros temen lo que podrían perder, tal y como le ocurría al ratón con su queso en aquel conocido best seller de auto-ayuda. Pero también contaremos en nuestra organización con profesionales afines a la innovación que podrán transmitir fuerza y dinamismo a los demás. Nuestro papel será marcar el camino e iluminar a quienes se sienten a gusto en medio de una situación de cambio y aparente desorden.

6. Anima a la gente a decir lo que piensa

Sin la concurrencia de voces y puntos de vista diversos, la innovación no es posible. Hay que conseguir que las personas de nuestra empresa se expresen, se comuniquen, aporten ideas. Involucrar a todo el mundo, incluyendo a los escépticos y pesimistas; plantear cuestiones y compartir opiniones, sin vacilación ni temor. No sólo vamos a aprender mucho todos, ya que también tendremos la opción de abrir las puertas a una verdadera creatividad y colaboración que nos llevará a una innovación útil y fructífera.

7. Impulsa a las personas a comportarse según nuevos planteamientos

El nuevo plan está destinado a incorporar los cambios en las relaciones entre los empleados y de estos con el cliente. Intenta convertirte en un modelo para ellos. Trata de mostrarles la parte práctica del cambio a través de la acción cotidiana.

8. Modera tu obsesión por el control interno

La innovación, el cambio, deben ser un esfuerzo compartido, y no podrán ser un éxito total a menos que aflojes las riendas y moderes el control sobre los aspectos funcionales internos de la empresa. Como líder, estás allí para fijar la atención de tu gente en los nuevos planteamientos. Pero es imprescindible que aceptes la ayuda y las aportaciones de los demás en el proceso de cambio. No te conviertas en un apóstol dogmático del cambio y recoge toda la ayuda y toda la energía que puede brindarte el entorno de tu empresa.

9. No hay Plan B

No hay plan B. Así de sencillo. Si estás pensando que siempre puedes recurrir a un Plan B, te equivocas de lleno. El compromiso de cambio tiene que ser duradero, auténtico y realista. Necesitamos implicación, paciencia y constancia para poder gozar de los beneficios que pueden traernos el cambio y la innovación.

Nadie ha dicho que esta opción sea cómoda ni fácil, pero es la única posible para la mayor parte de las organizaciones. Nos va mucho en ello.

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