El management que se construyó durante el siglo pasado no sólo ha quedado obsoleto sino que ha convertido en peligroso por que no es capaz de dar respuesta al reto de nuestro siglo: la innovación.
El nuevo concepto de competitividad basado en la innovación está estrechamente relacionado con el desarrollo y el uso de nuevas tecnologías, pero sobretodo con la gestión de las personas y sus ideas.
Sin embargo crear la capacidad organizativa de innovar es el más complejo de todos los retos del directivo: su misión fundamental. Por ello tenemos que apostar por crear una nueva generación de líderes transformadores que estén distribuidos por la organización. ¿Estas preparado para cambiar esta realidad en tu empresa?
Acerca de la dificultad de alquilar el nuevo factor de éxito
Intentar defender en esta nueva era la competitividad de una empresa con los paradigmas tradicionales supondrá poner en marcha medidas tan efectivas como los muros de arena húmeda de los castillos que todos hemos puesto algún día frente al mar, eficaces a corto plazo y, definitivamente, inútiles a la larga.
El caos, la incertidumbre sobre el futuro y la velocidad obligarán a despojar el caduco comportamiento directivo basado en gestionar lo predecible con reglas claras. En el nuevo contexto habrá nuevas reglas, pero estas durarán menos tiempo. Las nuevas claves serán la rapidez en actuar en entornos nuevos donde lo único permanente será el cambio. Por ello la innovación constituirá la nueva naturaleza de la gestión y para ello será que las organizaciones posean personas que en su día a día sean los verdaderos líderes de estos cambios.
La revolución que está llegando es una realidad empresarial diferente donde no nos basta con comprar el tiempo de las personas y su presencia física en un lugar, para después controlar sus movimientos musculares o el número de facturas que se introducen en un minuto, esto ya la hacen mayoritariamente las máquinas, ni siquiera nos basta con su conocimiento, necesitamos sobretodo de sus Ideas y su capacidad de liderarlas mediante un liderazgo distribuido. Y esto último es más difícil de alquilar hay que ganárselo.
En el Siglo XXI habrá una nueva forma de entender cómo las personas aportan valor con sus Ideas que hará que la función directiva sea diferente, pero sobretodo hará que aquellos que piensan que hay que escoger entre resultados y personas estén destinados a desaparecer.
Los superhombres no suelen ser frecuentes
Las organizaciones y directivos con los valores que funcionaron en las viejas empresas no están preparados para asumir el reto de crear Culturas Innovadoras y gestionar un activo humano revalorizado.
El Liderazgo Transformador que impulsa a que una organización sea innovadora no se basa en el mito del CEO o de un Director General heroico promotor del cambio. Ni si quiera se basa en un Comité de Dirección con unas características “excepcionales”. Los superhombres no son frecuentes, por no decir que no existen.
Para que el Liderazgo Transformador permita que una organización tenga Capacidad Innovadora las características asociadas al Liderazgo deberán estar diseminadas por la organización y formar parte de los cientos de líderes y profesionales clave de una organización. Se necesitan que las Ideas surjan y se conviertan en comportamientos cotidianos, poco espectaculares, pero que sumadas son lo que crean esta capacidad organizativa que denominamos innovación.
La principal misión de los principales Líderes es plantar la semilla de la innovación, asegurar que existan el mayor número de Líderes en su organización: identificar, desarrollar el talento y crear nuevos líderes en el mayor número posible de áreas críticas de la organización, si es posible mejores que él y rodearse de ellos, si tiene el coraje para hacerlo.
La principal misión del nuevo directivo es crear otros líderes. Es convertir su organización en una fábrica de líderes, donde cualquier persona sea a su nivel capaza de implantar sus ideas o la de los demás.
Las dos vías para crear la fábrica de líderes
Dicen que el universo conspira sólo a favor de un tipo de soñadores, los que intentan hacer realidad sus sueños sin esperar a estar dormidos. Y los directivos que ya han visto la cara de la brutal competitividad y quieran hacer sus empresas organizaciones más competitivas más pronto que tarde se hayan ante un dilema. Sabrán que sólo hay dos opciones para transformar sus organizaciones: el desarrollo del liderazgo cambiando a los directivos existentes o deshacerse de sus directivos los más rápido posible
El problema es que el directivo está bajo una tremenda presión y utilizar el desarrollo es lento y complejo por lo que muchos responsables organizativos pondrán en duda éste infructuosos esfuerzo por que el desarrollo de los intangibles relacionados con el factor humano.
Por lo que lo más rápido, lo que se suele hacer con más frecuencia es escoger la segunda opción. Y lo más habitual será que las organizaciones caduquen con sus personas, hasta que sea inevitable, y sólo entonces deshacerse de los menos preparados. A veces se combinan ambas vías.
Las cuatro bases de la vía lenta: desarrollo
Si optas por el desarrollo del liderazgo, la vía lenta, te damos cuatro sencillos consejos para conseguir crear una fábrica de liderazgo:
1- Medir: El liderazgo no se consigue mediante mecanismos de evangelización, formación o adiestramiento en nuevas técnicas. No basta con establecer cual es el camino, dar técnicas y explicarlo, que sería el papel que cumplirían los “talleres directivos”. El primer paso debería haber sido medir el avance hasta la meta. Evangelizar no es suficiente, se debe medir la revolución.
Podrás medir y evaluar perfiles de competencias, medir y evaluar Estilos de Liderazgo mediante 360º, medir el avance de la Cultura Organizativa mediante cuestionarios y estableciendo indicadores de negocio relacionados con la nueva Cultura, analizar el comportamiento de los directivos en las redes sociales, determinar el potencial directivo, etc.
2- Multienfoque: El desarrollo de Liderazgo exige utilizar muchas metodologías a la vez y ligar estos sistemas de desarrollo a los sistemas de gestión de la empresa (promoción, desempeño, retribución o comunicación). El cambio personal es demasiado exigente y requiere atacarlo desde talleres directivos, sistemas de gestión del desempeño personalizado, mentoring, coaching,.. Si hay desconexión entre se pierde eficacia y credibilidad.
Las nuevas herramientas tecnológicas que se engloban bajo el nombre de redes sociales internas, que permiten el autoaprendizaje continuo o los grupos de práctica, son las que irán ganado más importancia.
3- Perseverancia: La mayor dificultad que nos encontramos es la falta de seguimiento. Muchas empresas gastan más tiempo buscando el próximo nuevo concepto de managementl que haciendo seguimiento de lo que acaban de enseñar a su gente. Para los altos directivos su esfuerzo en el proceso de cambio consiste en anunciar el cambio. Luego preguntan por que no ocurre el cambio. No entienden que la implementación del cambio requiere tenacidad y seguimiento. Si este es un proceso lento, aunque existen otras vías más rápidas.
4- Multinivel: El liderazgo transformador no es exclusivo del directivo, aunque en los directivos sea una característica indispensable. Cuantos más líderes tenga una organización más preparada estará para el cambio. Todos seremos líderes.
La supervivencia empresarial y directiva se basa en ver que pasa más allá de las frágiles paredes de lo que parecen los sólidos muros organizativos, en ser humilde para reconocer la necesidad del cambio y en tener la tenacidad para cambiarlas, adelantándose a tus competidores. Apostar por tu organización exige establecer rigurosas bases del desarrollo, antes que la vía rápida sea la única o la inevitable. O quizás ¿crees que exagero?
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