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miércoles, noviembre 03, 2010

La empresa que no salga al exterior corre grave riesgo de desaparecer

Los mercados internacionales representan ya el 60% o más de la facturación de los grandes grupos españoles de banca, energía o infraestructuras. “Con un mercado doméstico paralizado la única forma de mantener el volumen de negocio y las plantillas es salir fuera”, explica Balbino Prieto. El presidente del Club de Exportadores e Inversores insiste en una entrevista con EXPANSIÓN en que la internacionalización “debe ser la palanca de cambio” de la economía española.

El Gobierno defiende esta misma tesis, pero por segundo año ha recortado los fondos de apoyo a la internacionalización y los del ICEX.

Es una de las incoherencias de las políticas que se están llevando a cabo, en el sentido de que, por un lado, somos conscientes de la necesidad de impulsar la internacionalización y, por otro, se recortan las ayudas. Lamentablemente se dedica dinero a subvencionar otras áreas que no contribuyen a la producción. La internacionalización significa creación de empleo de calidad.

Frente al crudo análisis del World Economic Forum, muchos reiteran que España sigue siendo competitiva porque mantiene su cuota exportadora. ¿Qué opina?

Los resultados del ranking internacional dependen del tipo de lectura o parámetro que se contemple, pero lo cierto es que nuestro país ha perdido competitividad. Hay un hecho importante: España tiene un déficit comercial histórico que hay que superar. Alemania, Italia, Reino Unido y Francia poseen superávit o equilibrio comercial. Pero España ha sido el país con mayor déficit del mundo junto a EEUU. No producimos lo que demandamos y, además, tenemos un problema de innovación.

Precisamente, la balanza exterior depende en buena parte de sectores tradicionales. ¿Qué problemas puede acarrear a medio plazo?

En la medida en que desaparecen barreras, qué duda cabe que perdemos ventajas. Por ejemplo, el campo español, ante la apertura europea tiene que competir con Marruecos y Latino América, que producen con unos costes más bajos. Por eso, tenemos que cambiar estos sectores tradicionales por otros de más valor añadido. Existen otros factores. La industria española del motor es potente, pero depende de las decisiones de las grandes marcas. El día que esas multinacionales con presencia en España decidan trasladarse a otros mercados, provocarán grandes problemas y hay que estar preparados.

Las altas tasas de desempleo, los desequilibrios globales o la guerra de divisas están alentando el proteccionismo.

Sucede siempre que hay una gran crisis. EEUU desde hace varios años está con el Buy American. El proyecto que firmó EADS Casa para el suministro de aviones tanques, al final, se lo ha cargado el Congreso americano con todo tipo de dificultades. China exporta mucho, pero no es fácil venderles a ellos. Muchas empresas españolas tienen dificultades para entrar por las trabas aduaneras. Además, de la lucha de divisas. Todo esto es proteccionismo y tratar de salvarse a costa del vecino. Al final, eso se vuelve contra todos y la historia ya tiene experiencias similares.

Sólo el 11% de las empresas españolas están en los países emergentes. ¿Por qué?

La situación está cambiando. Por ejemplo, la inversión española en Brasil es muy importante. Nuestra asignatura pendiente es Asia, no sólo China. India ofrece mejores o tantas oportunidades con unas reglas de juego más claras. La empresa que no esté internacionalizada en los próximos diez años corre un grave riesgo de desaparición. Porque no se puede hablar de un mercado nacional, el mercado doméstico es europeo.

Fuente: expansion.com

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