Jordi Canals Margalef (Martorell, 1960) es director del IESE desde 2001. Por las aulas y salones de actos de la escuela de negocios pasan a diario empresarios, políticos y académicos que han contribuido a forjar sus opiniones sobre los auténticos motivos que hay detrás de la crisis económica y el futuro de las empresas españolas. No duda en mostrarse crítico con la voracidad de algunos altos directivos y con el papel que han jugado, o deberían haber jugado, las escuelas de negocios en los últimos años.
¿El principal objetivo de las empresas sigue siendo crear valor para los accionistas?
El paradigma de maximizar el valor para los accionistas que ha estado tan de moda en las últimas décadas ha quedado sepultado por el peso de los acontecimientos. Se ha demostrado que los mercados no son eficientes, no dicen cuánto valen las empresas. Hoy en día, reflejan lo que decía Antonio Machado, que “sólo el necio confunde el precio con el valor.”
¿Qué papel han jugado los ejecutivos en esta crisis?
Uno de los grandes problemas ha sido que, sobre todo en Estados Unidos, el periodo medio de un alto ejecutivo en una empresa ha sido de tres años. Esto ha llevado a los directivos a querer hacer cosas bastante espectaculares en un plazo muy corto de tiempo. Se ha producido una pérdida de principios qué sólo ha tenido una consecuencia para las empresas: la pérdida de reputación.
¿Cómo serán las compañías del futuro?
Hay que recuperar un concepto que se había perdido. La empresa es una institución que debe crear valor económico, pero que al mismo tiempo tiene un compromiso con la sociedad. En los años 80 se produjo una escisión entre lo que es bueno económicamente y lo correcto moralmente. Hay que cultivar las relaciones con el entorno y en este contexto los primeros ejecutivos tienen una función muy importante. Deben entender que su trabajo no sólo es satisfacer a los accionistas sino hacer que la empresa, entendida como una comunidad humana, funcione.
¿El empresario ha sido entonces uno de los grandes derrotados por la crisis?
Más bien diría que la empresa ha sido una de las grandes derrotadas. Hay dos agentes fundamentales que se han equivocado: los bancos de inversión y los reguladores. Los altos directivos tampoco han estado a la altura. La compra de Chrysler por parte de Daimler fue un desastre porque estaba pensada para los mercados financieros. Se hizo con arrogancia.
¿Cómo afecta esta situación a España?
Es evidente que las empresas españolas no están aisladas de la incertidumbre de la crisis financiera mundial, y esto lleva a que se paralicen proyectos. También es cierto que algunas compañías están muy apalancadas y deben rebajar sus niveles de deuda para poder abordar nuevas inversiones. Con todo, si analizamos las crisis españolas de los 80 y los 90 vemos que las empresas de hoy en día están mejor que nunca y son un gran activo para salir de la recesión. Tenemos empresas que han creado empleo y se han internacionalizado, como Puig, Mango y Campofrío. Tenemos un conjunto de compañías que hace años no existían.
¿La bolsa se ha deificado en exceso?
En la bolsa española hay empresas que, si no hubiesen dado el salto al parqué, no habrían podido lograr los crecimientos que han tenido. Es el caso de Inditex o Grifols. Pero también es cierto que la bolsa pone a las compañías en una situación de mayor volatilidad.
¿Es mejor la empresa familiar?
A largo plazo, la cotización permite iniciar proyectos de expansión de forma más fácil, pero en los últimos años hemos visto que también se pueden plantear iniciativas ambiciosas de crecimiento internacional sin ella. Lo que no se puede hacer es valorar la opción de la bolsa sólo en tiempos de crisis, porque es valorar la eficiencia de un medicamento cuando el enfermo está a punto de morirse.
¿Estamos perdiendo talento nacional?
El talento es más móvil que nunca, e irá donde tenga oportunidades profesionales. A finales de los 80 hicimos un gran esfuerzo por atraer multinacionales interesadas en venir aquí. Luego creímos que podíamos crecer solos y dejamos de hacerlo. Hoy, esta inversión se va a Asia.
¿Cuando reactivarán las inversiones los empresarios?
Dependerá de que los gobiernos tomen las medidas necesarias para controlar la deuda pública. Los pánicos financieros paralizan a todo el mundo, pero si no hay más casos como el de hace quince días con Grecia debemos creer que en un plazo de entre seis o nueve meses se consolidará el crecimiento en Europa con Francia, Alemania y Reino Unido como locomotoras.
El reto de las escuelas de negocios
IESE es la segunda mejor escuela del mundo tras Darden (Virginia, EEUU) en programas abiertos de Executive Education (cursos estándar para directivos), según el último ránking de Financial Times. Canals asegura que las escuelas de negocios han hecho cosas para tratar de formar a un nuevo tipo de directivo, pero “deberíamos haber hecho más. No hemos sido capaces de formular una teoría de gestión empresarial suficientemente fuerte como para contrarrestar las teorías del mundo anglosajón.” El reto para los próximos años es formar a una nueva generación de directivos empresarios “que no conectan demasiado con la vida política tradicional, con valores como la autenticidad y la veracidad, y que quieren trabajar en empresas con un fuerte compromiso social.” Canals cita a Danone, Nestlé y compañías del sector de las renovables como las preferencias de los directivos más jóvenes. “Ya no se valoran únicamente las posibilidades de progreso profesional”, dice.
Suspenso en gestión política
Jordi Canals no duda en afirmar que los mercados internacionales “son objeto de pánico” y señala que “los dirigentes europeos no han estado a la altura desde 2008”. Afirma que, ante la situación actual, hay que llevar a cabo una coordinación más estrecha de las políticas fiscales o “avanzar hacia una política económica única, que al final es lo que permite sostener una moneda única”. Respecto al mercado español, asegura que, en los últimos años, se ha invertido “demasiado en infraestructuras. Si hubiésemos puesto el mismo empeño en mejorar la calidad del sistema educativo español hoy tendríamos una realidad muy diferente, con profesionales mejor preparados”, añade el director general del IESE. “Hemos asistido a un periodo de prosperidad sin insistir en valores como la responsabilidad, el ahorro, el coste económico de las cosas; hemos pensado que la fiesta era gratis, que no teníamos que pagar nada”, concluye Canals.
Nuevo modelo
Cambio
“El paradigma de maximizar el valor para los accionistas ha quedado sepultado por el peso de los acontecimientos”
Ambición
“Los directivos han querido hacer cosas espectaculares en un plazo muy corto de tiempo”
Valores
“Se ha producido una pérdida de principios que sólo ha tenido una consecuencia: la pérdida de reputación”
Compromiso
“La empresa debe crear valor económico pero al mismo tiempo tiene un compromiso con la sociedad”
Bolsa
“La opción de la bolsa no se puede valorar en tiempos de crisis, porque es valorar la eficiencia de un medicamento cuando el enfermo está moribundo”
Política
“Hemos tenido prosperidad sin insistir en el ahorro; hemos pensado que la fiesta era gratis”
Fuente: expansion.com
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