Therese Huston en MIT Sloan Management Review del
pasado 20 de enero plantea que diversas investigaciones muestran que el
feedback constructivo es más eficaz cuando manifestamos nuestras buenas
intenciones verbalmente.
Ofrecer un feedback constructivo es esencial para ser un
buen directivo y compañero de equipo pero darlo puede ser complicado. Cuando es
de índole negativa podemos caer en la tentación de guardarlo para nosotros
mismos, por no querer dañar los sentimientos de la otra persona o porque
trabajemos en una organización en la que solo se dicen las cosas agradables.
Pero callarnos no es la única opción ya que distintas investigaciones han
encontrado que existe otro método que puede suavizar la forma en que los demás
pueden percibir un feedback negativo: comenzar diciendo cuáles son nuestras
buenas intenciones.
Leslie
John y sus colaboradores han estudiado la forma en que las personas
respondemos cuando escuchamos algo que no queremos oír. Sus investigaciones
revelan buenas y malas noticias para los que ofrecen feedback:
a).- Las malas
noticias son que las personas no solo sentimos un momento de intensa
aversión cuando alguien nos critica, sino que asumimos que el que nos está
dando el comentario constructivo tiene un motivo ulterior, con frecuencia
malévolo. Podemos pensar que si este es el caso es mejor no decir nada, pero si
no lo hacemos es probable que la persona no modifique su comportamiento. Si
decimos algo, en cambio, tenemos la oportunidad de ayudar a nuestros
colaboradores y compañeros y de mejorar la cultura de la organización.
b).- Las buenas
noticias son que expresar nuestras buenas intenciones cambia la forma en
que las personas escuchan lo que tenemos que decir después. John y sus
colaboradores encontraron que cuando tranquilizaban a las personas diciendo
“deseo lo mejor para ti” antes de hacer un comentario poco grato, éstas
percibían al que les estaba hablando como una persona más agradable y no solían
rechazar las posibles críticas.
Por tanto es conveniente para asegurar a los demás que
tenemos buenas intenciones además de las palabras que decía Leslie John en su
experimento, podemos decir: “Quiero que tengas éxito y ahora mismo veo algo que
puede estar interfiriendo en tus posibilidades”. Lo mejor es que las buenas
intenciones sean específicas para esa persona, por ejemplo a una persona que se
dispersa mucho en las reuniones podemos decirle: “Quiero asegurarme de que las
personas te escuchen en las reuniones porque tus ideas son muy buenas pero
pienso que ahora mismo algunas personas no te escuchan y desconectan cuando
hablas”, luego podemos añadir que en la reunión de esa mañana habías percibido
que los compañeros cuando él estaba proponiendo una idea estaban mirando sus
móviles.
Debemos comentar nuestras buenas intenciones aunque nos
parezca algo embarazoso e innecesario, pero son unas pocas palabras que pueden
marcar una diferencia en el resultado que queremos obtener.
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