Una de las ventajas que tiene
seguir un número relativamente alto y heterogéneo de blogs (bendito Feedly) es
que a veces tropiezas con cosas muy interesantes, como ha sido el caso del que
te quiero hablar hoy.
La gestión del cambio empieza cuando asumimos que
hace falta un cambio.
Buceando por el blog de Nancy Dixon (profesional
referente en temas de gestión del conocimiento), descubro la ‘Teoría de las 4
habitaciones del cambio’, desarrollada en el año 1975 por el psicólogo Claes
F. Janssen.
Dicha teoría hace una propuesta muy coherente sobre
los distintos modelos mentales por los que nos movemos en nuestra vida,
cuando queremos implementar un hábito o simplemente hacer un cambio. Según
Janssen, cada persona vive en una casa de 4 habitaciones, por las que va
transitando empujada por su motor interno o por las circunstancias que le
rodean.
Podríamos equiparar la permanencia
en cada una de esas habitaciones con distintos estados mentales por los que
pasamos, lo que explicaría de forma muy gráfica la teoría:
Habitación 1: sala de confort o bienestar. Sería el espacio más
confortable de toda la casa y podríamos decir que en ella existe un gran sofá,
en el que nos sentamos a disfrutar de lo que ya tenemos, de forma cómoda y
placentera. Aquí todo está bajo control y vivir en esta habitación no
consume energía mental, puesto que estamos perfectamente adaptados a ella.
Habitación 2: negación o disonancia. En esta habitación nos
sentimos relativamente cómodos, pero estamos tensos porque sabemos que hay algo
que cambiar, aunque lo negamos para intentar volver a la sensación de
control. Podríamos decir que existe un elefante en esta habitación
que pone de manifiesto que se aproxima un cambio inevitable y contra el
que ofrecemos una resistencia variable. En este punto podríamos optar por
mantenernos en esta disonancia, o entrar en la habitación 3, la cual tiene una
gran interrogación en la puerta, y supone un salto grande de energía.
Habitación 3: confusión o incertidumbre. Cuando por fin nos
decidimos a dar el salto y entrar en esta habitación, nos encontramos en ese
punto en el que sabemos lo que queremos, pero no cómo lo vamos a hacer ni
cuanto nos va a costar, por lo que nuestra presencia aquí está dominada por una
sensación de vértigo y duda. Contamos con la energía y las ganas, pero no
sabemos muy bien dónde emplearlas.
Habitación 4: renovación o ejecución. Es la sala realmente
importante para la gestión del cambio o la implementación del hábito. Una vez
superadas las dudas y el miedo, entramos en esta habitación con esa sensación
de vértigo que nos invadió en la anterior habitación, pero con la decisión de
poner en práctica las ideas y de producir el cambio que queremos.
Una vez implementado ese cambio,
se producirá en nosotros una situación de reajuste, ampliándose nuestra zona de
confort y volviendo de nuevo a la habitación número 1, en espera de un nuevo
ciclo y de la siguiente transición entre estados.
Llegados a este punto sería
interesante hacer el ejercicio de cuestionarnos una serie de preguntas:
¿En qué habitaciones paso la mayor parte del
tiempo?
¿Cómo transito por ellas?
¿Cuánto tardo en pasar de la 2 a la 3?
¿Soy ágil al moverme entre las habitaciones?
Todos vivimos y nos movemos por
las 4 habitaciones, dependiendo del momento en el que nos encontremos en
nuestra vida, aunque nuestra personalidad determinará el tiempo que pasaremos
en cada una de ellas y la agilidad con la que transitamos.
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