Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

viernes, marzo 28, 2014

Las 4 habitaciones de la gestión del cambio

Una de las ventajas que tiene seguir un número relativamente alto y heterogéneo de blogs (bendito Feedly) es que a veces tropiezas con cosas muy interesantes, como ha sido el caso del que te quiero hablar hoy.
La gestión del cambio empieza cuando asumimos que hace falta un cambio.
Buceando por el blog de Nancy Dixon (profesional referente en temas de gestión del conocimiento), descubro la ‘Teoría de las 4 habitaciones del cambio’, desarrollada en el año 1975 por el psicólogo Claes F. Janssen.
Dicha teoría hace una propuesta muy coherente sobre los distintos modelos mentales por los que nos movemos en nuestra vida, cuando queremos implementar un hábito o simplemente hacer un cambio. Según Janssen, cada persona vive en una casa de 4 habitaciones, por las que va transitando empujada por su motor interno o por las circunstancias que le rodean.
Podríamos equiparar la permanencia en cada una de esas habitaciones con distintos estados mentales por los que pasamos, lo que explicaría de forma muy gráfica la teoría:
Habitación 1: sala de confort o bienestar. Sería el espacio más confortable de toda la casa y podríamos decir que en ella existe un gran sofá, en el que nos sentamos a disfrutar de lo que ya tenemos, de forma cómoda y placentera. Aquí todo está bajo control y vivir en esta habitación no consume energía mental, puesto que estamos perfectamente adaptados a ella.
Habitación 2: negación o disonancia. En esta habitación nos sentimos relativamente cómodos, pero estamos tensos porque sabemos que hay algo que cambiar, aunque lo negamos para intentar volver a la sensación de control.  Podríamos decir que existe un elefante en esta habitación que  pone de manifiesto que se aproxima un cambio inevitable y contra el que ofrecemos una resistencia variable. En este punto podríamos optar por mantenernos en esta disonancia, o entrar en la habitación 3, la cual tiene una gran interrogación en la puerta, y supone un salto grande de energía.
Habitación 3: confusión o incertidumbre. Cuando por fin nos decidimos a dar el salto y entrar en esta habitación, nos encontramos en ese punto en el que sabemos lo que queremos, pero no cómo lo vamos a hacer ni cuanto nos va a costar, por lo que nuestra presencia aquí está dominada por una sensación de vértigo y duda. Contamos con la energía y las ganas, pero no sabemos muy bien dónde emplearlas.
Habitación 4: renovación o ejecución. Es la sala realmente importante para la gestión del cambio o la implementación del hábito. Una vez superadas las dudas y el miedo, entramos en esta habitación con esa sensación de vértigo que nos invadió en la anterior habitación, pero con la decisión de poner en práctica las ideas y de producir el cambio que queremos.
Una vez implementado ese cambio, se producirá en nosotros una situación de reajuste, ampliándose nuestra zona de confort y volviendo de nuevo a la habitación número 1, en espera de un nuevo ciclo y de la siguiente transición entre estados.
Llegados a este punto sería interesante hacer el ejercicio de cuestionarnos una serie de preguntas:
¿En qué habitaciones paso la mayor parte del tiempo?
¿Cómo transito por ellas?
¿Cuánto tardo en pasar de la 2 a la 3?
¿Soy ágil al moverme entre las habitaciones?

Todos vivimos y nos movemos por las 4 habitaciones, dependiendo del momento en el que nos encontremos en nuestra vida, aunque nuestra personalidad determinará el tiempo que pasaremos en cada una de ellas y la agilidad con la que transitamos. 

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