Robin Sharma (Toronto, 1965) es uno de los autores de
libros de motivación, productividad y liderazgo más importantes del mundo.
Conocido por títulos como “El monje que vendió su Ferrari” o “8 claves del
liderazgo del monje, estos días está en Madrid presentando su nuevo libro “El
líder que no tenía cargo”, donde planeta que el antiguo modelo de
liderazgo está obsoleto y que en realidad, las organizaciones que van a
destacar frente a su competencia, serán aquellas que consigan inspirar a cada
uno de sus empleados para que ejerzan su propio liderazgo.
En MuyPymes hemos tenido la oportunidad de conocer
personalmente a Sharma, una persona que desde luego, impresiona por su energía
y por el entusiasmo con el que comunica mensajes que son muy sencillos, pero de
los que está convencido que tienen el poder de transformar y cambiar
radicalmente nuestra actitud frente al trabajo.
Nos cuenta en primer lugar que el modelo actual de
liderazgo está obsoleto. El tener un título, el ganar millones de euros, ya no
demuestra quién es un líder y quién no lo es. Y asegura: “El principal problema
que tienen las personas de éxito (directivos, CEO’s, etc.) es que están tan
seducidos por su propio éxito, que paran de aprender. El gran peligro de esta
actitud, es que poco a poco dejarán de hacer aquellas cosas que les llevaron al
éxito en primer lugar”.
Para el autor canadiense el genio se encuentra en
cada uno de nosotros y está relacionado con valores como la pasión, la
persistencia y el no conformarse y no tanto por una causa genética, Y es
precisamente la palabra “pasión” la que Sharma destaca más
veces en su discurso. Nos cuenta que la pasión “es lo más importante en la
vida. Es lo que mueve a las sociedades. En la empresa, un gran producto vendido
por un empleado medio, que no tiene pasión por lo que hace, se convierte en un
producto medio”.
No sólo el emprendedor o el empresario debe sentir
pasión por lo que hace, sino que sus empleados deben sentir esa misma pasión y
entre todos, “aspirar a hacer algo legendario, capaz de cambiar el mundo, ser
icónicos. Y esto se consigue con “pasión, práctica y persistencia” recalca.
¿Pero en qué consiste entonces el verdadero liderazgo? “El liderazgo es lo que haces
cuando nadie está mirando. La verdadera medida de lo que eres es lo que haces
cuando nadie te mira. ¿En qué vamos a emplear nuestra vida? Por que al
final del camino, sólo hay dos preguntas importantes: Qué persona has llegado a
ser y cuántas vidas has cambiado”.
Y tal y como recalca Robin Sharma, no hace falta
ser Steve Jobs, o Bill Gates para ser un gran líder: “El liderazgo consiste en
pequeños actos de creatividad, cosas que parecen insignificantes, pero que se
producen de forma constante. Lo insignificante nos lleva a cosas grandes, a la
auténtica transformación”.
Ocho
Reglas para un nuevo liderazgo
1. No te pagan sólo para trabajar,
sino también para estar asustado. El permanecer en nuestra zona de confort es
lo más peligroso que hay. La verdadera innovación pasa por salir de esa zona de
confort, por comprometernos con lo que nos asusta. Acércate a tu temor y
encontrarás tu libertad.
2. El fracaso es abandonar demasiado temprano.
Lucha por inspirar a las personas con las que trabajas, para las que trabajas y
las que trabajan para ti. Inspira a los demás.
3. El antiguo modelo de liderazgo está obsoleto.
Aprende a liderar sin tener el título para ello. El liderazgo se produce desde
cada puesto de trabajo.
4. Un trabajo es solo un trabajo si lo ves como
tal. Sin embargo el trabajo es tu oportunidad de expresar lo que eres. Y si tu
trabajo es medio (o mediocre), esa es la imagen que está proyectando de ti
mismo como persona. Tu trabajo es tu gran oportunidad para mostrar lo que eres,
tu oportunidad para crear y entregar valor.
5. Tu verdadera ventaja competitiva reside en la
capacidad que tengas de crear liderazgo en cada uno de tus empleados, y hacerlo
más rápido que tu competencia.
6. El liderazgo son tres cosas: inspirar,
influenciar e impactar. Todos estamos deseando que alguien nos inspire.
¿Quieres ser el mejor? o simplemente te vas a limitar a decir “es mi trabajo”.
7. Deja de decir lo que vas a hacer y hazlo. Las
ideas sin ejecución no valen nada, las ideas por sí solas, no tienen ningún
valor.
8. Evita las distracciones innecesarias y
céntrate. No puedes pasarte el día persiguiendo juguetes brillantes. Si tienes
un problema eres tú quien lo tiene que resolver. No esperes que lo haga otro.
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