Albert Einstein dijo en cierta ocasión: “Si tuviera una hora para resolver un problema y mi vida dependiera de la solución, pasaría los primeros 55 minutos determinando la pregunta adecuada a formular, ya que una vez supiera la pregunta adecuada, podría resolver el problema en menos de cinco minutos”.
Aunque no mucho más, la persona que accede a un puesto de responsabilidad, en empresas o equipos, tiene tiempo para decidir como aborda el liderazgo. Puede elegir a que dedica esos “primeros 55 minutos”, a buscar la pregunta o a encontrar la respuesta.
Las organizaciones y las personas van en el sentido de las preguntas que se formulan. El líder que busca el desarrollo de su organización o equipo (natural, funcional o de proyecto), tiene dos alternativas fundamentales: enfocarse en ver la empresa como problema a resolver, o enfocarse en descubrir su potencial.
Son dos enfoques diametralmente distintos. El primero se basa en preguntas reactivas, mientras que el segundo lo hace en preguntas creativas. Las preguntas reactivas van encaminadas a identificar el problema, analizar las causas, abrir hipótesis de soluciones, listar posibles acciones. Las preguntas creativas se orientan positivamente en descubrir las fortalezas, a imaginar lo que podría ser, a activar lo que realmente importa, a sentir lo que llena a las personas de vida y de energía. En el primer enfoque, se juega para no perder. En el segundo, se juega para ganar.
Si lo que buscamos es solo desempeño, tal vez el primer enfoque sea suficiente. Si lo que buscamos es transformación, recurrir al segundo será fundamental, pues como dice Marilee Goldberg en The Art of powerful questions, “Un cambio de paradigma (paradigm shift) ocurre cuando una pregunta que es propuesta desde dentro del paradigma existente, solo puede ser respondida desde fuera del mismo”.
Peter Drucker, considerado el padre del management, dijo: “La tarea del liderazgo es crear alineamiento de fortalezas, haciendo las debilidades del sistema irrelevantes”. La pregunta inicial, pasados los “55 minutos”, que se haga el líder será clave para alcanzar este objetivo o no. Al acceder al liderazgo, el líder puede plantearse “la pregunta” en dos formas, que le llevará a sitios distintos:
¿Qué hacer para ser la mejor empresa del mundo?
o
¿Qué hacer para ser la mejor empresa para el mundo?
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