La falta de comunicación interna y la desmotivación de los empleados son dos de los principales elementos tóxicos que perjudican la productividad y enturbian el clima laboral de la empresa, según el estudio “Las 10 toxinas empresariales”, elaborado por el Centro de Estudios Financieros (CEF). Éstas son las principales conclusiones del estudio:
Los 10 aspectos que más intoxican y lastran la productividad son, por este orden:
1. La mala comunicación interna (62% de los encuestados).
2. La desmotivación de los empleados (51%).
3. La mala organización del trabajo (49%).
4. La incompetencia como líderes de los directivos (39%).
5. La deficiente distribución de tareas (39%).
6. La desconfianza de los jefes hacia los empleados (35%).
7. El salario igual, sin tener en cuenta el rendimiento individual (35%).
8. El conformismo o apoltronamiento de los empleados (34%).
9. La imposibilidad de desarrollar una carrera profesional (33%).
10. Los rumores (32%).
Cada empresa debe examinar si existe alguna de estas 10 toxinas, detectar las causas que la originan y actuar en consecuencia, implantando medidas correctoras que eliminen o, por lo menos, minimicen el impacto negativo de estos comportamientos.
Las empresas tienen que identificar los aspectos que más intoxican, envenenan o perjudican la productividad, ya que es la única manera de garantizar la eficiencia y evitar problemas a corto y largo plazo.
Cada cierto tiempo las empresas deben realizar un examen de conciencia que les permita diagnosticar sus propios síntomas con el objetivo de aplicar el antídoto antes de que la “enfermedad” se agrave.
Según el estudio, hay que tener en cuenta la variable edad a la hora de identificar algunas de estas toxinas, sobre todo en dos factores: mismo salario sin tener en cuenta el rendimiento individual (en este caso, este aspecto es crítico para el 63% de los trabajadores entre 18 y 22 años) y los rumores (son críticos para el 54% de los trabajadores de entre 18 y 22 años). La razón es que a las personas más jóvenes su inmersión laboral les supone un fuerte choque entre su idea previa de empresa y su primera experiencia laboral. Además, las nuevas generaciones son más exigentes con el modo que tienen los directivos de gestionar la empresa.
Fuente: cartadepersonal.com
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