Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

domingo, octubre 09, 2022

Tecnología y medioambiente, los dos aspectos que moldearán a los contadores del futuro

El profesional del mañana va camino a emparentarse más al mix entre un data scientist (científico de datos) y un experto en negocios.


Los adelantos tecnológicos hoy permiten que la contabilidad se genere de manera automática. Getty Imágenes

Tal como ocurre en gran parte de las profesiones, los cambios de los últimos tiempos fueron moldeando nuevas demandas de conocimientos, modificaron el día a día y fijaron nuevos requisitos para desempeñarse con idoneidad. Los contadores, en este caso, no son la excepción.

Para empezar, desde el año 2001 hubo una gran irrupción de nuevas regulaciones para prácticas de interés público, como las auditorías. El nivel de escrutinio público que actualmente tiene esta profesión es único. Se ha convertido en una actividad híper regulada, algo similar a lo que sucede con los seguros y los bancos.

Muchas veces, la sociedad toma conciencia de la importancia que tiene la profesión a partir de errores cometidos, como fue la caída de Arthur Andersen tras el escándalo de Enron en los Estados Unidos. Es una profesión que se espera que tenga cero defectos. Y solo se recuerda el impacto que tiene cuando se produce algún error importante.

Nuevos negocios

Por otra parte, en los últimos 30 años se generó en el mundo una mayor sofisticación en los negocios. Eso hace que los contadores deban adoptar un rol más cercano al de un consultor en estrategias, procesos y temas vinculados con la tecnología.

De hecho, los adelantos tecnológicos hoy permiten que la contabilidad se genere de manera automática. Si se compra algo en una página de e-commerce, esa transacción ya queda registrada. Por eso, la profesión ha ido variando a la implementación de nuevas tecnologías o al tratamiento de esa información, en lugar de la producción.

Por tal razón, es importante la incorporación de habilidades vinculadas con la analítica y con big data. El contador del futuro va camino a emparentarse más al mix entre un data scientist (científico de datos) y un experto en negocios. Es decir, va a ser alguien que tenga un enorme manejo de los datos masivos y un dominio de la tecnología.

El rol del contador público es esencial para el desarrollo de una comunidad. Si un productor de paltas de la provincia de Misiones tiene cerca un buen contador, en el sentido de estar actualizado y con una mirada de negocios, se puede convertir en un exportador, obteniendo créditos, financiamiento, accediendo a nuevos mercados, etcétera, mientras que si el contador no está al tanto de todas esas posibilidades y no tiene una mirada de negocio, es probable que no logre desarrollar todo el potencial de la empresa.

Otra de las tendencias que ha irrumpido en la profesión del contador público es la sustentabilidad. Los contadores se han vuelto fundamentales para la medición de los resultados de las acciones relacionadas con el medio ambiente y la comunidad.

El desafío de lo sustentable

Si bien será un experto en ese rubro quien determine ciertas cuestiones técnicas, como la cantidad de mercurio que tiene el Riachuelo o la masa boscosa en el Chaco, el rol de los contadores es fundamental para garantizar que se implemente una metodología adecuada, ya que tienen la potestad de dar fe pública. Es decir, que se presume verdadero lo que respaldan, y la defraudación de esa confianza es un delito que puede ser pagado con una pena de prisión.

En el último tiempo, en la profesión ha sido necesaria la adquisición de conocimientos en materia socio ambiental; conocimientos que permiten desarrollar un plan de estrategia sustentable. Es fundamental el rol del contador público para informar y medir en casos como los de los ejemplos citados más arriba.

Naturalmente, para cumplir con esa misión el contador debe trabajar con especialistas en cada materia, conformando equipos multidisciplinarios de trabajo, pero será él quien brinde fe pública de ese número.

Este esquema es una creciente tendencia mundial que hace que los contadores públicos deban trabajar cada vez más en cuestiones ambientales y sociales, en adición a su tradicional rol de preparar o brindar seguridad sobre información financiera.

Frente a este escenario, muchos contadores están mutando en su rol y las áreas de sustentabilidad en las empresas tienen una gran influencia para que esto sea así. Inclusive, se hizo popular una frase que indica que los contadores pueden salvar al mundo, porque no puede cambiarse aquello que no se mide.

El autor es contador y fundador y presidente del estudio SMS Latinoamérica

Pablo San Martín


viernes, octubre 07, 2022

Los KPI de liderazgo

Hoy en día, los modelos de negocio sostenibles no solo se tratan de llevar la tecnología más nueva y la transición de una plataforma a un modelo de pago por uso, sino que se inclinan más hacia haber empoderado a las personas que están preparadas para el futuro; con una mentalidad resiliente para crear grandes experiencias para sus clientes.


En el futuro, se espera que las empresas sean más ágiles e impulsadas por la tecnología con propósito. Por lo tanto, qué tan bien administre el talento para impulsar sus modelos de negocio definirá su liderazgo en el mercado. Y un sistema efectivo de gestión del desempeño juega un papel fundamental en la configuración de la cultura, abarcando las narrativas de liderazgo. Aquí están los KPI de liderazgo clave si se practican correctamente, colectivamente tiene el poder de influir e inspirar a múltiples generaciones en el trabajo.



En general, las organizaciones que replantean y reevalúan proactivamente los KPI de liderazgo y los ponen en práctica pueden tener éxito en la construcción y retención de talento, lo que impulsa el liderazgo del mercado en cualquier negocio.

Entonces, ¿cuáles son sus KPI (Indicadores Clave de Personas) y los está midiendo a intervalos regulares?


KPI=

KEY PERFORMANCE INDICATORS

THE NEW LEADERSHIP


KEEP  PEOPLE INTERESTED

KEEP  PEOPLE INFORMED

KEEP  PEOPLE INVOLVED

KEEP  PEOPLE INSPIRED


Kaushik Das• 2ºVice President- Talent & Development Lead, Citibank, South Asia Leadership & OD

lunes, octubre 03, 2022

El exceso de control manifiesta un gran descontrol

La desconfianza que genera el intervencionismo provoca el verdadero círculo vicioso en el que se encuentra hace tiempo la Argentina.

 

La economía no se puede controlar. Pixabay

Cuenta la historia que un paciente recibe una mala noticia de parte de su dentista:

- Tendré que extraerle la muela.

- ¿Por qué?, pregunta el paciente, haciéndose el ingenuo.

- Porque si no lo hago, en un año le va a doler mucho.

- Ahhh, entonces tengo un año. ¿Sabe qué?, vuelvo cuando me duela.

Así estamos, esperando que nos duela mucho.

Convengamos que al menos los argentinos somos menos racionales de lo que creemos: sumábamos los números del boleto del colectivo para saber si tendríamos un día de suerte; arrojamos monedas a fuentes para que se cumplan nuestros deseos; somos capaces de pagar el triple con tal de conseguir paquetes de figuritas rápido; hacemos largas caminatas para conseguir trabajo; buscamos tréboles de cuatro hojas; nunca pasamos por debajo de una escalera y hasta elegimos para que gestionen nuestro dinero a dirigentes implicados en casos de corrupción y sin muchos antecedentes laborales.

Es por eso que no es extraño que las crisis económicas y sociales nos reflejen tal como somos: predecibles. Somos capaces de tropezar dos (o más) veces con la misma piedra y raramente lo reconocemos, porque además somos testarudos. Nos importa más tener razón en un debate, que buscar el éxito junto al otro.

Sin embargo, hay muchos que creen que la economía es algo susceptible de ser controlado y que, de hecho, todo lo que nos pasa está planificado o dirigido por empresarios, medios de comunicación o un grupo de iluminados asociados al poder de turno.

Esta creencia en las conspiraciones la utilizamos como excusa para no asumir nuestras culpas por la situación actual, entonces en lugar de buscar soluciones solo buscamos explicaciones y, como se dice habitualmente, “si uno asume la responsabilidad de sus errores puede solucionarlos, pero si uno busca excusas cada vez que falla, nunca lo hará.”

Cuando se regula en exceso, se genera más desconfianza, provocando una caída en las inversiones. Sin ellas, es imposible generar crecimiento.

La economía no se puede controlar. Ya lo intentaron Stalin, Hitler, Mussolini, Fidel Castro y Chávez, y fracasaron a pesar de tener un poder casi absoluto. Más bien, por el contrario, lo que nos enseña la historia es que nadie puede hacerlo: ni las personas ni las instituciones más poderosas.

En la década del 80, casi todos los países del mundo eran gobernados por dictaduras, ya sea de derecha o de izquierda, pero casi todos cayeron por falta de resultados, provocando que no solo nuestro presidente de pronunciadas patillas lograse privatizar las empresas públicas a principios de los años 90. Ya en 1989 cayó el muro de Berlín y en diciembre de 1991 el Soviet Supremo de la Unión Soviética reconoció la extinción de la unión y la disolvió. Hacia finales de ese año, todas las instituciones soviéticas oficiales habían cesado sus actividades y las repúblicas asumieron el papel del gobierno central, dando lugar al nacimiento de nuevas democracias capitalistas.

Los ciudadanos se cansaron de las malas gestiones públicas, de esperar para tener un teléfono, de no tener ni luz ni agua y las comunicaciones empezaron a demostrar globalmente que había sociedades que funcionaban con una mejor calidad de vida. Casi todos los países, incluso los de la ex Unión Soviética, terminaron privatizando sus empresas de comunicaciones.

Ciclo global

Tampoco fuimos nosotros, fue un ciclo global que, a finales de los años 2000, cansados de una economía pujante, pero muy desigual, fue reventando burbujas, como la del sudeste asiático, la rusa o la de Brasil, hasta que nos pasó a nosotros en 2001. Sociedades que gastaban más de lo que producían.

En ese ciclo la mayoría de los ciudadanos del mundo optó por un Estado presente que regulase y arbitrase las desigualdades, fue el crecimiento sin inclusión el que generó esa necesidad de cambio y nosotros llegamos tardíamente a ese ciclo global. Surgió el dogma del “Estado presente”.

Pero lo excesivamente regulado trae siempre malos resultados. Aprendimos que, en el corto plazo, pueden poner precios máximos en el supermercado, a las tasas de interés o al valor del dólar, pero se elimina la competencia, dejando solo en pie al que puede soportarlo, al más fuerte. El supermercado se nutre de proveedores. El banco usa dinero de los ahorristas. Por eso, al que están castigando y postergando es al productor o al proveedor, o al ahorrista, o sea, a la clase media. Desalientan a producir o ahorrar más y sin ellos no hay crédito; sin crédito, solo crece el que ya tiene dinero, aumentando la desigualdad y, con ello, desaparece la movilidad social.

Es imposible, a mi gusto, generar un clima de inversión próspero sin tener en cuenta a los protagonistas de la producción, siempre sometiéndolos a millones de disposiciones burocráticas, mientras los que apuestan a la informalidad sacan ventaja. Se produce ahora una desigualdad jurídica. Finalmente no somos todos iguales ante la ley y eso representa un gran fracaso del desarrollo de las libertades individuales.

La economía no se puede controlar. Ya lo intentaron Stalin, Hitler, Mussolini, Fidel y Chávez, y fracasaron pese a tener un poder casi absoluto.

Cuantas más aclaraciones y parches necesita una regulación, más oscura luce; y cuando se regula en exceso, más desconfianza se genera, provocando una caída en las inversiones. Sin ellas, es imposible generar crecimiento, trabajo, consumo y rentabilidad para generar ahorros.

¿Por qué tiene que ser tan difícil interpretar a qué tipo de cambio puede acceder un ciudadano para reponer sus insumos o simplemente sus gustos? Cuando un empresario se ve obligado a leer antes el Boletín Oficial del día que sus reportes de evolución internos es que estamos en problemas. La desconfianza que genera el intervencionismo provoca el verdadero círculo vicioso en el que se encuentra hace tiempo nuestra querida Argentina.

Adaptando una frase de José Ingenieros, déjenme decirles que el emprendedor o empresario pyme quiere ascender hasta donde sus propias alas puedan elevarlo, mientras que el vanidoso regulador cree encontrarse ya en la cumbre del conocimiento como para imponer su saber a los demás.

El problema en la Argentina es cultural. Parece que por mucho tiempo alentamos modelos de negocios con más burócratas intervencionistas que con emprendedores dispuestos a arriesgar tiempo o capital.

El futuro

¿Podrá venir un ciclo algo más virtuoso en nuestro país? Para mí sí, aunque debo reconocer que uno tiende a confundir lo que quiere que pase con lo que puede pasar.

Me alienta creer que estamos en un fin de ciclo de esta forma de ver la economía. Por fin, entendimos que la riqueza no se obtiene del suelo, sino de quien invierte en él y del valor agregado que genera la inversión en conocimiento aplicado.

Por suerte, creo que por fin empezamos a cuestionar eso de un Estado presente cuando no es capaz siquiera de garantizarnos educación, salud y seguridad acorde a lo que pagamos por él. Por eso creo que el próximo ciclo volverá a ser uno donde la actividad privada vuelva a ser la protagonista.

Y éste es mi punto. Lo que estoy escribiendo me parece tan obvio que parece que, esta vez, si hoy plebiscitaran un plan económico, elegiríamos uno más acorde con el desarrollo privado, respetando las libertades individuales y de transparencia a la hora de la toma de decisiones.

La crisis no beneficia a nadie y, cuanto mejor nos va a todos, más consumimos y, por tanto, más ganan las empresas. Pensar que quieran quedarse sin consumidores es absurdo ¿Cómo les va a interesar una crisis financiera que impida que nos endeudemos para gastar?

Creo que es claramente contradictorio asignar a la economía un comportamiento racional tal como para ser posible que alguien la maneje a su voluntad. Solo respetando las libertades individuales vamos a dignificar el ímpetu emprendedor de cada uno de nosotros.

Ante este dolor de muela, ahora sí llegó la hora de ir al dentista.

Claudio Zuchovicki

domingo, octubre 02, 2022

Escala de Kardashev, cambio civilizatorio y un debate de ciencia ficción sobre el crecimiento económico

Muchos se preguntan qué sucederá cuando las máquinas adquieran un rol relevante en la producción de nuevas ideas y conocimiento.

 


Hay escenarios en los que la inteligencia artificial va reemplazando paulatinamente las tareas de los humanos en la producción de bienes y servicios. shutterstock - Shutterstock

¿Incremento en el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), en la construcción o en la utilización de la capacidad instalada? Chirolas. ¿Aumento del PBI a “tasas chinas” de doble dígito? Por favor: cambio chico. En el debate económico que cruza tecnologías exponenciales con crecimiento futuro hay quienes usan esquemas de medición algo menos convencionales, pero más potentes en varios ordenes de magnitud. Como la “escala de Kardashev”, que clasifica a las civilizaciones (terrestres o de otro planeta) de acuerdo a la energía que puedan capturar de estrellas cercanas o de toda la galaxia.

La escala fue propuesta en 1964 por al astrofísico ruso Nikolai Kardashev. Una civilización de “tipo 1″ en esta medición es aquella que puede capturar la totalidad de la energía que emite la estrella más cercana desde su planeta de origen, una de “tipo 2″ suma las de todo el sistema planetario y una de “tipo 3″, las de toda la galaxia. Actualmente somos una civilización de tipo “0,7″ (todos los días se aprende algo nuevo), podríamos llegar a una de “tipo 1″ de acá a entre 100 y 200 años, a una de “tipo 2″ en unos cuantos miles de años y a una de “tipo 3″ en un lapso de entre 100.000 y un millón de años, de acuerdo con una estimación del futurólogo y doctor en Física y Matemática, Michio Kaku.

¿Qué tiene que ver la escala de Kardashev con la actual dinámica del crecimiento económico? Volvamos por unos párrafos al planeta Tierra y a la actualidad, o al menos al futuro cercano.

El artículo sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) en el crecimiento más citado hasta ahora en el campo académico fue publicado en 2018 en la oficina nacional de estadísticas de Estados Unidos (NBER), y sus autores son Philippe Aghion, Benjamin Jones y Charles Jones, de LSE, Northwestern y Stanford, respectivamente. Se titula “Inteligencia artificial y crecimiento económico”, y recorre la literatura de innovación de procesos disruptivos de los últimos 200 años (Acemoglu, Restrepo, Nordhaus y otros economistas) para preguntarse si, como creen muchos “tecnooptimistas”, “esta vez es distinto” y podremos acelerar en algún momento del siglo hacia algo parecido a la “singularidad”. En términos económicos, un camino nunca visto hasta ahora en la historia.

 


Existen diversos campos donde la IA ya “descubre” e “inventa” territorios nuevos: shutterstock - Shutterstock

Para especular con estas cuestiones, los autores analizan escenarios en los que la inteligencia artificial va reemplazando paulatinamente las tareas de los humanos en la producción de bienes y servicios. Y, más crucialmente, qué sucederá cuando las máquinas adquieran un rol relevante en la producción de nuevas ideas y conocimiento científico-tecnológico.

Reelaborando sobre este marco teórico, semanas atrás el economista Matt Clancy, especializado en innovación del IFP (Instituto para el Progreso, con base en Washington), se puso a especular sobre qué pasaría si pudiéramos automatizar el proceso de invención y de descubrimiento científico. Esta es una fuerza que opera en dirección inversa a otras dos directrices seculares que tienden a frenar el crecimiento en la actualidad: el avance poblacional cada vez más lento y la dificultad creciente de los problemas que enfrentamos, que hace que los resultados en términos de innovación y nuevos avances sean cada vez más complicados de lograr (este es un resultado que ya tiene mucha evidencia en el campo de la economía de la innovación).

Al menos de manera parcial, no se trata de una pregunta de ciencia ficción, sino que existen diversos campos donde la IA ya “descubre” e “inventa” territorios nuevos: desde la predicción de formación de proteínas de Alpha Fold (de Deep Mind) hasta los textos complejos generados por GPT-3, pasando por las imágenes que crea Dall-E, (y pronto también videos a partir de palabras), las pruebas automatizadas de teoremas matemáticos y varias avenidas más.

Y aquí entra la idea del astrofísico ruso Kardashev de 1964. Clancy toma esta escala para correr el modelo de Aghion, Jones y Jones y ver qué sucede. Para tener una idea de dimensiones: las diferencias entre una civilización de “tipo 1″ y una de “tipo 2″ o “3″ son gigantescas. Una de “tipo 2″ consume unas 1010 veces más energía que una de “tipo 1″, y una de “tipo 3″, 1010 veces más que una de “tipo 2″. Clancy supone que toda la población del planeta se dedica a inventar (este supuesto no es crucial, puede ser un porcentaje menor), que la población crece al 0,7% anual y que la innovación es cada vez más trabajosa: cada aumento del 0,1 en la escala de Kardashev requiere el doble de horas de invención que el anterior.

Si se parte de un grado bajo de automatización del proceso de invención, como el actual, y se asume que se llegará a un 100% de automatización en algún momento, entonces aparece la magia de la exponencialidad: tardaríamos 20 años en llegar al 0,8 en Kardashev; luego cuatro años para ascender de 0,8 a 0,9; y menos de un año en ser una civilización de “tipo 1″. ¿Cuánto se tarda del nivel 1 al 3 intergaláctico? ¡Menos de tres meses!

Pero la predicción más interesante del modelo es que si hay una parte del proceso de invención no automatizable (aunque sea muy pequeña, del 1%), que sigue dependiendo crucialmente de los humanos y sus limitaciones, las velocidades “locas” de crecimiento no emergen. Clancy cree que este es el escenario realista para el siglo XXI: uno en el que la AI le gane la pulseada al bajo crecimiento poblacional y a la dificultad cada vez mayor en el margen de innovar, pero sin arribar a una singularidad en la cual las máquinas realicen todo, “que siempre estará a la vuelta de la esquina, pero nunca llegará”.

Meter a la escala de Kardashev en un modelo económico es un condimento que sin duda remite a la ciencia ficción, pero lo cierto es que este tipo de debates sobre tasas de automatización mayores a las previstas, productividad y crecimiento figuran cada vez más en el mainstream (corriente principal) de la discusión económica.

Y lo mismo sucede en las distintas ramas de cambio y transformación: en la discusión sobre envejecimiento, los escenarios de prolongación radical de la vida ya no son parte de una conversación marginal, sino que están presentes como algo dentro del horizonte de probabilidades a mediano plazo de cualquier biotecnólogo o médico que hoy trabaje en temas de frontera de las ciencias de la vida. No es algo seguro, obviamente, pero tampoco imposible, y ya no “resta” puntos a nivel académico si uno se pone a investigarlo (por ser algo “poco serio”), sino todo lo contrario. Se invirtió el esquema de incentivos.

Algo similar ocurre en el área del cambio climático: un metaestudio publicado el 10 de agosto por un equipo de la Universidad de Lut (de Lappeenranta, Finlandia, donde se filmó la serie Sorjonen) halló que la cantidad de investigaciones académicas que consideran que se puede llegar a 2050 con una matriz energética global 100% basada en renovables crece al 27% anual desde 2010: se pasó desde un duro escepticismo en ese entonces a una corriente principal que ya lo da por muy probable. Ni el astrofísico Kardashev en su juventud moscovita del 64, en la Unión Soviética de Leonid Brezhnev, hubiera soñado con semejantes aceleraciones.

Sebastián Campanario

miércoles, septiembre 28, 2022

El descanso y la comida, dos cuestiones vitales que están en el centro de todo

Un experto en sueño y una chef compartieron sus consejos para poder relajarse y sentirse sanos.

                                     Karina Gao, José Del Rio y Pablo Ferrero

Durante el desarrollo del segundo capítulo del encuentro sobre Bienestar & Salud organizado por la nación, José Del Río, secretario general de Redacción, dialogó con Pablo Ferrero, director del área de Sueño del Instituto Ferrero de Neurología y Sueño, y con Karina Gao, cocinera y emprendedora, sobre la importancia del descanso y de la nutrición saludable para vivir mejor.

La propuesta de Gao es incorporar a la alimentación diaria la llamada “confort  food”: comida accesible, casera y fácil. “Para mí, las recetas tienen que ser prácticas. La idea es seducir a la gente a que cocine más”. Hoy en día es fundamental entender la relación que tenemos con la comida; por eso, la chef afirma que el comportamiento de los padres es fundamental para los chicos: “La comida es algo familiar, sentarse y disfrutar juntos; si vos no comés ensalada, tu hijo tampoco lo va a hacer”.

Por su parte, Ferrero fue muy claro en lo que se refiere al descanso: “No podés pedirle al cerebro, al igual que a un avión, que frene y que la gente se baje; hay que ir bajando despacito la velocidad, dejando que el cerebro se relaje antes de irse a dormir”.

Luego, Del Río indagó acerca de los consejos útiles para tener en cuenta antes de acostarse. El especialista en sueño afirmó que no conviene ver noticias antes de dormir. “Lo último que ves es lo que el cerebro va a utilizar para la ensoñación”. Y explicó por qué a algunas personas les cuesta más conciliar el sueño que a otras: “De chiquitos nos enseñan que si te portás mal, te vas a la cama; entonces, dormir pasa a ser una penitencia”, dijo.

A la hora de hablar de hábitos, los dos especialistas que compartieron la charla coincidieron en los beneficios de mantener la televisión apagada mientras se comparte la comida familiar. Según advirtieron, con la tele los chicos se distraen de la comida, cuando deberían disfrutarla. Y enfatizaron que no debería ser un trámite el acto de comer, porque es una de las cosas, aparte de dormir, más importantes en la vida.

Respecto a la alimentación, Gao indicó que “nada en exceso está bien. Siempre digo que si lo vas a comer, no lo hagas con culpa. No hay que prohibir, sino que hay que ser más conscientes”.

“Hay que celebrar la vida todos los días, hacer las cosas que a uno le apasionan, porque realmente es corta y hay que disfrutarla. Tuve la suerte de tener esos minutos de pensar que se me terminó todo y llegar a la conclusión de que tuve una buena vida; estoy contenta, y ahora espero una segunda vida que sea igual de buena”, reflexionó la cocinera, en referencia a la manera en que la afectó el Covid en 2020, cuando estaba embarazada.

Victoria Vera Ziccardi

domingo, septiembre 25, 2022

Diez sorpresas y descubrimientos de la nueva economía del sueño

 

shutterstock - Shutterstock

¿Cuál es el fármaco maravilloso que sirve para bajar la obesidad, vivir más, mejorar el humor, sacar mejores notas, tomar decisiones más éticas, moderar la “grieta” y mucho más? La respuesta tiene que ver con una posibilidad que tenemos muy a mano: dormir más.

Todas las semanas aparece un estudio nuevo con una correlación alta entre dormir poco y alguna dificultad en salud o problema social. La pandemia disparó una cantidad de investigaciones que tratan de dimensionar en términos económicos distintos desafíos mentales (burn out, depresión, ansiedad y también mal dormir), con lo cual se está avanzando mucho en el área metodológica. En paralelo, una nueva “industria del sueño” (desde libros hasta colchones personalizados, pasando por helados para dormir mejor) ya mueve en los Estados Unidos US$500 millones al año, lo cual es apenas el 1% de lo que se estima que se pierde en ese país cada año por el déficit de sueño en productividad, algo que algunos economistas bautizaron “la gran recesión del sueño”.

“Desde otros enfoques, como la neurociencia o la medicina, se han estudiado las consecuencias de la falta de sueño para la salud. Pero desde la economía aún hay mucho por explorar”, plantea la economista María Victoria Anauati, que sigue esta agenda de cerca, como investigadora afiliada al CEDH-UdeSA y al Conicet. Algunas preguntas que se pueden abordar desde esta disciplina. “¿Cómo afecta a nuestra productividad en el trabajo? ¿Y a nuestros ingresos y, a nivel agregado, al PBI? ¿Cuán diferentes son estos efectos según la edad o el nivel de ingresos? ¿Cómo se puede abordar esta problemática desde la política pública?”, dice Anauati.

El problema del mal sueño es un mal de la modernidad, y su empeoramiento es exponencial. “Hace 50 años dormíamos una hora más en promedio, y hace 100 años dos horas más. A este ritmo, en el año 2758 ya no dormiremos nada, lo cual no será posible, porque si no dormís, te morís. Es una función vital tan importante como comer o tomar líquido”, explica el biólogo y divulgador Diego Golombek, experto en cronobiología, la ciencia que estudia las características y desajustes de nuestro “reloj interno”.

Como ocurre con otras avenidas explosivas de descubrimientos en el campo del bienestar, como la de la microbiota o la del nervio vago, hay infinidad de novedades que llegan desde la ciencia y que podrían implicar mejoras masivas con un costo relativamente bajo. Aquí, diez de las más interesantes:

Hospital circadiano. Algo tan simple como respetar el ciclo biológico del sueño en los hospitales (no prender la luz en terapia intensiva en medio de la noche) hace que los pacientes se curen mejor y más rápido, dice Golombek. Ya hay algunas experiencias en los Estados Unidos y en Europa, y aquí se miden resultados en un hospital de Cañuelas y, pronto, en el Hospital Británico.

Una hora más. El 1º de julio entró en vigor en California una ley para empezar el colegio 8.30 o más tarde, con lo cual el estado más rico de los Estados Unidos se sumó a otros, como el pionero Minnesota, que lo hace desde los 90. Los adolescentes con más horas de sueño aprenden mejor y se sacan notas más altas. “Aquí tenemos el problema de que la hora de inicio es un ancla social para el transporte y el trabajo de los padres y, además, con turno simple también hay que correr el horario del turno tarde –cuenta Golombek–, pero son costos manejables, a cambio de un beneficio que puede ser muy grande para toda la sociedad”.

Inequidad. Los economistas que siguen temas de desigualdad muestran un interés creciente por el tema del sueño, dado que las minorías y las personas más pobres tienden a dormir menos, lo cual empeora la dinámica de la brecha de ingresos.

Menos éticos. Estudios de economía del comportamiento encontraron recientemente una correlación entre falta de sueño y conductas poco éticas. Cuando estamos medio dormidos, nuestra habilidad para resistir tentaciones decrece, lo que nos hace actuar en forma más egoísta y menos cooperativa.

En la grieta. El economista y neurocientífico de la Universidad Torcuato Di Tella Joaquín Navajas se volvió una autoridad académica en el tema “grieta”. Junto con Golombek están iniciando un estudio para determinar si personas mal dormidas tienden a mostrarse menos de acuerdo con opiniones contrarias a la propia y eso hace que aumente la polarización.

La Argentina, mal en el ranking. Para la Asociación Argentina de Medicina del Sueño, el 40% de la población tiene problemas relacionados con el descanso nocturno. Y según un estudio Crono Argentina, el 72% de las personas no alcanzaban las horas de sueño recomendadas antes de la pandemia. “Esto nos ubica muy por encima del porcentaje de personas que duermen menos de las horas recomendadas en países como Canadá (26%), Alemania (30%) o el Reino Unido (35%)”, dice Anauati.

Sueño seniorPor su rol positivo en varias funciones cognitivas (como la memoria), dormir bien es aún más fundamental en la segunda mitad de la vida, y eso está asociado a mejoras frente a desafíos mentales como la demencia o la depresión. La cantidad de horas óptima depende de cada uno, pero, en promedio, siete horas es lo recomendado para personas de más de 50 años. El mes pasado, científicos de Inglaterra y China terminaron un estudio de más de 500.000 casos de personas de 38 a 73 años y llegaron a la conclusión de las 7 horas: tanto menos como más tiempo se asocia a una peor performance cognitiva.

Estigma. En esta batalla se da pelea también a un prejuicio cultural, que es que dormir mucho no está bien visto. En el trabajo se presume de “no haber dormido en toda la semana”, y los adolescentes que van al turno tarde tienen el estigma de “vagos”, cuenta Golombek. En las escuelas, sostuvo recientemente Mathew Walker, el autor del best seller Por qué dormimos, debería haber una materia de “educación para el sueño”, tan importante como la educación sexual.

Efecto rebote. El peor enemigo del sueño es el estrés y, paradójicamente, obsesionarse con las horas dormidas (con la profusión de apps, sensores, relojes inteligentes, etcétera) puede aumentar esta ansiedad. Hasta hay una palabra para este mal: la “ortosomnia” es la preocupación excesiva por dormir bien, que termina restando horas de sueño.

Enemigos. Hace cuatro años el CEO de Netflix, Reed Hastings, sostuvo que el principal rival de su compañía no eran otras cadenas de entretenimiento, sino “el sueño”, que quita espacio para mirar series. Golombek, que en noviembre publicará su nuevo libro La ciencia de las ideas, dice que Hastings no fue nada original: ya Thomas Edison pensaba que dormir era una pérdida de tiempo y que la electricidad justamente permitiría seguir trabajando de noche. Edison dormía tres horas al día y su rival Nikola Tesla solo dos, lo que lo llevó a tener un colapso mental a los 25 años.

Sebastián Campanario

sábado, septiembre 24, 2022

Las 4 lecciones de liderazgo que aprendí en una crisis en la montaña

Durante una dinámica de integración en la montaña, un grupo de personas que solo se conocían por correo electrónico se transformaron en un verdadero equipo de trabajo. ¿Cómo sucedió esto?

La capacidad de funcionar cuando las cosas se ponen difíciles es muy relevante para el mundo laboral actual. Piensa en la situación en la que todos nos encontramos justo en medio de la llamada Gran Resignación y la tendencia de la "renuncia silenciosa". Necesitamos formas para contratar nuevos integrantes dinámicos para el equipo (a veces de forma remota) y conectar profundamente con ellos para enfrentar unidos desafíos nunca vistos.


 Kyle Sparks | Getty Images

Cuando llevé a un equipo de líderes de la compañía a la cima del Monte Whitney en California, la montaña más alta de los Estados Unidos, no me di cuenta de que la parte más difícil sería el descenso, hasta que a Kelly, parte de mi equipo, le dio el mal de la montaña. Ella apenas podía caminar y todo el equipo luchó para llegar a la seguridad relativa de la base de la montaña, donde logramos pedir ayuda por medio de la comunicación satelital.

Lo que yo sí sabía y transmití a mi equipo es que sin saberlo se habían estado preparando para este momento en silencio, incluso antes de comenzar sus preparativos para escalar montañas. El ambiente de trabajo, sus tensiones y desafíos de liderazgo habían preparado al grupo para colaborar y trabajar en equipo con el fin de sobrevivir.

Entonces, ¿cómo es que el liderazgo efectivo y el trabajo en equipo nos salvaron ese día en la montaña? ¿Cómo puedes llevar estas lecciones a tu propia oficina y usarlas para contratar nuevos integrantes en tu equipo que se protegerán y apoyarán sin importar el escenario?

1. Identificar los riesgos conocidos y admitir los desconocidos

Cuando mi equipo reconoció que teníamos un problema, necesitábamos evaluar nuestra situación en busca de riesgos. El mal de la montaña que Kelly padecía mejoraría si seguíamos descendiendo, aunque un mayor esfuerzo podría debilitarla.

Preparé al equipo para diferentes eventualidades realizando una evaluación exhaustiva de riesgos y un plan de mitigación antes del ascenso. Pese a ello, mi rigurosa planificación fue puesta a prueba por los elementos inesperados del Monte Whitney, como los riesgos desconocidos del terreno de la montaña, el clima y la falta de señal en los teléfonos celulares que nos aisló y nos dejó vulnerables.

Aprendimos que es importante que los líderes evalúen e identifiquen los riesgos de un proyecto y que estén preparados para defenderse contra ellos, pero también para aceptar la presencia de peligros aún desconocidos.

2. Use registros regulares para aumentar la responsabilidad

Una de las principales razones por las que nuestro equipo fue capaz de navegar el desastre de manera efectiva fue que habíamos definido la responsabilidad en la escalada organizando un sistema de amigos. Las parejas de escaladores eran responsables de mantenerse unidas, lo que creaba sentimientos de lealtad y motivación, pues ningún escalador quería decepcionar a su pareja.

El sistema de amigos, sin embargo, tuvo sus fallas una vez que la subida comenzó a volverse problemática. Sin saber lo suficiente sobre el mal de montaña, los miembros del equipo favorecieron el seguir avanzando en lugar de detenerse. Debido a que ambos amigos querían llegar a la cima, superaron límites físicos que de otro modo no hubieran soportado.

En un equipo, ya sea escalando una montaña o ejecutando un proyecto complejo, mantenerse motivados los unos a los otros mientras se respetan los límites individuales es vital para el éxito y el bienestar de todo el grupo.

3. Forjar la identidad del equipo para fomentar la acción

Cuando nos dimos cuenta de lo mal que se había puesto Kelly, actuamos como un equipo. Para ayudarla a superar los cambios en el terreno de la montaña, sus compañeros Mark y Derrick intercalaron a Kelly entre ellos y caminaron como si fueran una criatura de seis patas.

La voluntad de respaldar y apoyar a un miembro del equipo es una parte crucial de la colaboración efectiva.

Antes de la escalada, mis colegas no habían sentido mucha camaradería: se conocían solo de nombre por una cadena de correos electrónicos. Pero a lo largo de los preparativos para la ascenso, fomenté la vinculación. Desde el viaje en camioneta a Lone Pine hasta las sesiones de intercambio de los sábados por la noche sobre las experiencias formativas de sus vidas, mi objetivo era crear un equipo en lugar de una colección de individuos.

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4. Practica liderar con confianza

Cuando un equipo se encuentra ante una situación peligrosa, rara vez hay una solución clara dadas las múltiples variables que están en juego y las múltiples formas de reaccionar.

Una vez que vi que Kelly necesitaba apoyo, me quedó claro que teníamos que descender para poder comunicarnos y pedir ayuda. Al hacerlo, necesitaba confiar en el equipo para compartir las responsabilidades. Confiar en un equipo de esta manera significa liderar con confianza. Sabía que había factores fuera de mi control y que probablemente se habían cometido errores e imprevistos en nuestros preparativos, pero la confianza en mí liderazgo y en mi equipo era crucial. Sin confianza, el equipo pudo haber dudado de su capacidad para poner a Kelly a salvo. Su ansiedad habría alterado su capacidad para pensar y actuar con claridad.

El establecimiento de objetivos y la colaboración son factores importantes para liderar con confianza, ya sea para alcanzar la cima de una montaña o para presentar una propuesta en una sala de juntas. Aprendimos que ni el equipo ni el líder bastan para tener éxito, solos. Estos principios son igual de importantes y útiles en una oficina o en un negocio.

Como líder, necesitaba un equipo colaborativo dispuesto a compartir la responsabilidad y asumir roles que no esperaban tener que desempeñar. El equipo necesitaba un líder que guiara su toma de decisiones con confianza. Cuando desarrollamos la confianza en las habilidades de los demás, pudimos trabajar en conjunto y alcanzar los objetivos que un reto tan grande exigía para llegar a la meta.

Con el apoyo de su equipo, Kelly obtuvo la ayuda que necesitaba, se recuperó rápidamente y ya se prepara para su próxima aventura al aire libre — nuestro equipo nunca había sido tan fuerte.

Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.

David Mann 

jueves, septiembre 22, 2022

Las profesiones y oficios que tendrán trabajo garantizado

 En 2018, un informe de la UNESCO anticipaba que, hacia 2050, el 75% de los empleos estarían relacionados con el campo llamado STEM: ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (por las iniciales de esas palabras en inglés). Pandemia mediante, la aceleración de la digitalización y automatización de los procesos productivos está marcando el ritmo de la generación de nuevos empleos.

“De cara al futuro, todos van a tener que tener conocimientos tecnológicos y las universidades ya se están adaptando para incluir materias de tecnología en todas las carreras”, asegura Aldo Kazakevich, CEO de bdt global y miembro de la Comisión Directiva de la CESSI, la cámara de la industria del software.

"En los últimos 5 años solo la industria de IT produjo 15.000 puestos nuevos de trabajo por año para cubrir, y las universidades generan 7.000 graduados anuales. Es decir que hay un déficit del 50%", informa.

Para cubrir esta brecha es necesario sumar vocaciones: “Hay que fortalecer la enseñanza de las ciencias duras desde edades tempranas", asegura Nicolás Schenquerman, gerente regional de Matific, una plataforma para el aprendizaje de matemáticas.

"La incorporación de la gamificación aplicada a las matemáticas mejora la relación de los alumnos con los números, los ayuda a perder el miedo a equivocarse y los incentiva a encontrar su vocación”, agrega.

Programación

“La pandemia normalizó la contratación de talento en cualquier parte del mundo. Hay una lucha por encontrar perfiles en programación, ciencias de datos, creación de videojuegos y en diseño para el metaverso”, señala Ingrid Zuñiga, directora de Comunicaciones de Platzi, una plataforma de educación tecnológica en español.

Con base en la programación, aparecieron especializaciones de alta demanda. Entre otras, inteligencia artificial y aprendizaje automático, marketing y estrategia digital, automatización de procesos, seguridad de la información o internet de las cosas, según lista Carolina Pérez Mora, cofundadora de Egg, empresa argentina de educación y tecnología. “La formación en herramientas de desarrollo de software es el primer paso para adaptarse a las necesidades digitales del mercado”, afirma.

Un perfil fundamental en la economía digital es el llamado “product owner”: “Hoy todos los unicornios en el mundo se pelean por llevarse los mejores de este perfil”, advierte Kazakevich. Es un perfil que conoce de procesos del negocio, pero también de tecnología, por eso “es difícil de encontrar, aunque ahora hay muchas carreras nuevas que combinan tecnología, administración y negocios”.

Otra especialidad emergente es la de “experiencia de usuario” (UX). “En el diseño UX intervienen diseñadores de interfaces, investigadores, redactores, desarrolladores de software y analistas de negocio, con el fin de generar experiencias que ayuden a las personas a lograr sus objetivos o resolver sus problemas”, explica Eduardo Díaz, de Educación IT. Su rol es el de UX Writer, una tarea que toma como referencia al “copywriter”, el redactor creativo de las agencias de publicidad.

Por otro lado, "cada vez hay más aplicaciones, sistemas y plataformas que requieren testeo de calidad", aporta Kazakevich. Por eso crece la demanda de "testers".

Gabriela Samela

miércoles, septiembre 21, 2022

El comercio C2C, una solución a la tormenta que se avecina

 


¿Estamos viviendo el ocaso del éxito de las ventas Directas al Consumidor (DTC, según sus siglas en inglés)?  De momento, todo indica que vamos en ese camino. Lo que está claro es que este tipo de ventas están disminuyendo rápidamente y, en este sentido, parece que estamos más cerca de un verdadero cambio.

A las marcas DTC o de venta directa al consumidor ya no les basta con pagar publicidad en las redes sociales para crecer. Por ejemplo, la reciente decisión de Apple de permitir a los usuarios excluirse de los servicios de seguimiento de las aplicaciones ha hecho más difícil y más cara la adquisición de clientes.

Estos cambios radicales se producen justo al mismo tiempo en el que se está tratando de reequilibrar la economía con el aumento de la inflación y una mayor presión de las cadenas de suministro sobre los minoristas. El aumento de los precios representa la principal preocupación para el 87% de los españoles, según un reciente estudio de Dynata. Todo ello está haciendo cambiar los hábitos de compra de los consumidores, que ya han reducido el número de compras impulsivas o buscan alternativas a sus compras habituales en respuesta a estas nuevas presiones, lo que significa que la gente está más abierta que nunca a experimentar con nuevas marcas.

Esto supone que las marcas tienen que trabajar ahora el doble para conquistar y cautivar a su público y conseguir que estos se mantengan fieles. En otras palabras, el modelo DTC está listo para ser reemplazado o al menos, reimaginado.

En 2023, el modelo DTC evolucionará hacia lo que en Shopify llamamos Connect to Consumer (C2C). Si las tiendas online y los marketplaces como eBay y Amazon definieron el comercio en la década del 2000, y las marcas DTC definieron la década de 2010, el C2C definirá el futuro. Es la multiplicidad de caminos para llegar a los consumidores, no solamente un camino.

Es el lugar en el que las marcas que actúan de forma inteligente a la hora de contar su historia única y particular, lo hacen utilizando múltiples vías – online, offline, en las redes sociales y en la web3 – para ganarse la confianza de comunidades y compradores.

El C2C sitúa la autenticidad, la lealtad y la confianza en el centro de cada interacción entre comerciante y consumidor. Estamos hablando de opciones reales y existentes, no de ciencia ficción. Porque el comercio no se limita a la transacción; se trata de la conexión constante. Incluso los modelos DTC de mayor éxito no pueden permitirse el lujo de darse por satisfechos si quieren retener a sus clientes. A medida que nos ajustamos a las turbulencias económicas actuales, es fundamental profundizar en la conexión con los clientes, independientemente de dónde pasen su tiempo.

El futuro próximo nos demanda construir relaciones más fuertes a través de todas estas vías. Los comercios se volverán agnósticos en cuanto a los canales y, en última instancia, pasarán a un modelo C2C a través de todas las posibilidades disponibles para capear la tormenta que se avecina durante los próximos meses.

Gonzalo Torres, Country Manager Shopify España.

martes, septiembre 20, 2022

Una vez que se pierde la credibilidad, se pierde el poder de acción


La macroeconomía le hará pagar sus errores a la micro y eso es algo que muchos verán, por ejemplo y muy concretamente, en las próximas boletas de electricidad y de gas. Enrique Villegas / LA NACION - Archivo

El inigualable profesor Juan Carlos de Pablo me contó una historia que quiero compartir con ustedes, como introducción a la columna de hoy.

“Un reconocido académico de Europa del Este, muy famoso y premiado, escribió su teoría sobre la credibilidad y los hechos posteriores. Contaba él que un día, que nunca entendió ni cómo ni por qué, le fue infiel a su mujer con una compañera de la academia. Arrepentido, se lo contó a su mujer y, según sus palabras, desde ese día empezó su martirio, porque ella, conmocionada por el hecho pero agradecida por su sinceridad, lo perdonó.

Desde ese día, cada vez que llegaba tarde por exceso de trabajo o por problemas de tránsito, su mujer lo recibía con un lapidario: “¿Se puede saber dónde estuviste?”. Hasta llegó al punto de tener que mentir para evitar referirse a un hecho verdadero pero poco creíble –como la pinchadura de un neumático–, y dar una excusa más aceptable.

La enseñanza de este académico a sus alumnos, usando su historia personal, fue que “una vez que se pierde la credibilidad, se pierde el poder de acción”. Y, por más que digas una verdad, siempre será sospechada de no ser tal.

Claramente, parece que esta vez nuestra Argentina quiere empezar a ordenar sus cuentas fiscales. Pero, ¿tiene la credibilidad necesaria para poder sostener esta política que tanto combatió en el tiempo?

Si bien los mercados salieron del estado de pánico, nadie quiere invertir nada más allá de marzo de 2023. La duda es: en un año con elecciones, ¿seguirán con el ajuste o empezarán a repartir favores de nuevo, sacrificando futuro para ganar algo en el presente?

Luego de sostener por muchos años lo contrario como base de un modelo económico, los funcionarios decidieron quitar subsidios, mejorar el tipo de cambio oficial para algunos sectores, arreglar con el FMI las pautas para que al menos ellos financien los desembolsos que tenemos que hacer en estos meses, subir las tasas de interés para incentivar a los inversores a mantener los pesos y a no sacárselos de encima, incentivar el negocio financiero por sobre el productivo ofreciendo rendimientos por encima de la inflación.

Si bien son medidas que ayudan a alejarnos del precipicio, ¿es creíble que un gobierno que hizo propias las banderas del no ajuste, del no endeudamiento, de tasas de interés negativas y del repudio a los organismos multilaterales y a empresas de origen americano predique ahora casi lo contrario?, ¿se puede mantener este tipo de medidas cuando quienes las ejecutan no creen en ellas? ¿Por qué habría que creerles?

El problema es que, aunque el camino elegido sea el correcto, si los pasajeros perciben que los pilotos son cambiantes y dan volantazos, difícilmente disfruten de viajes largos.

En lo personal, creo que las medidas ayudan a estabilizar las cuentas fiscales y a enderezar el barco, pero que, por hacer todo tarde, la recesión es inevitable, puesto que el poder adquisitivo de los ciudadanos va decreciendo y el costo financiero de acumular mercadería sin vender es ya muy oneroso para las empresas. Esto en economía se llama “costo de oportunidad”.

Es como si la macro le hiciese pagar el costo a la micro de sus errores de manejo. Ya lo vamos a notar cuando nos lleguen las tarifas con incrementos, cuando veamos el costo financiero de una tarjeta de crédito o el descuento de un cheque para un industrial o comerciante.

Sumado a esto, la incertidumbre para fijar precios perturba cualquier planificación presupuestaria. ¿El dólar vale 140, 200 o 280 pesos? ¿La inflación será de 80, 90 o 100%?

¿Un exportador no sojero, tiene incentivos para vender divisas a 140 pesos, si a otros sectores le reconocen 200 pesos por dólar? Un importador, ¿a qué precio de reposición calcula su próxima compra en el exterior?

La incertidumbre paraliza y termina siendo el peor enemigo del emprendedor, del trabajador o del consumidor.

El Estado empieza a ajustar, pero el ciudadano es el que paga la cuenta. Voy a usar un ejemplo cotidiano para expresar por qué la recesión castiga al sector de menores ingresos.

Supongamos que una persona a la que llamaremos Juan percibe por sus conferencias un ingreso similar al que le paga a una empleada, a la que llamaremos Inés, por su ayuda semanal en los quehaceres hogareños. Supongamos que los comentarios de los asistentes a las conferencias de Juan empiezan a ser muy críticos por su falta de innovación. Es muy posible que dejen de contratar a Juan y que él pierda una fuente de ingresos.

Juan, seguramente, hablará con Inés y le explicará que las cosas no le están saliendo muy bien, y que, por restricción presupuestaria, por un tiempo va a prescindir de sus servicios.

Pregunta: ¿quién paga la mala gestión? ¿Juan o Inés? Él, seguramente, perderá calidad de vida, pero mantendrá su equilibrio monetario. Pero, para ella, ese trabajo representa el 100% de sus ingresos. Siempre la recesión la termina pagando quien no puede trasladar a precios su mala gestión.

Es fácil ganarse el cariño de la gente repartiendo dinero, sobre todo si es dinero ajeno. Pero se hace difícil no ganarse la antipatía cuando se deja de repartir.

La recesión inevitablemente lleva a replanteos políticos profundos. Yo creo que la sociedad entendió que la inflación y el desorden macro nos quita cualquier posibilidad de desarrollo futuro y que, si el horizonte es claro, es justo y hay evidencia de que el esfuerzo vale la pena, es factible que se pueda convivir con este ajuste. Ahora, nuestros dirigentes, ¿estarán a la altura de la sociedad? ¿Están dispuestos ellos a hacer su ajuste? Para mí, no, y van a hacer lo posible para preservar sus lugares de privilegio. Quedará por ver si la sociedad aprende a castigar la demagogia inconducente.

Parece que nuestra cultura sostiene un falso dogma: comemos, nos vestimos, gozamos, o nos vacunamos gracias a un presidente o a un partido político. Como si fuese una cuestión de fe y no de esfuerzo, de buscar y de construir el futuro que cada uno anhela. Lo bueno es que, para mí, la sociedad se está dando cuenta y quiere cambiar.

La reputación se mide por lo que se hace, no por lo que se dice. El prestigio vale mucho más que cualquier decreto o suma de dinero. Para perdurar y trascender se necesita crédito económico y crédito social; o sea, ganarse la confianza del prójimo, y eso se logra con valores no monetarios. El prestigio no se compra ni se vende, se siente o no se siente. Lo bueno es que, para mí, la sociedad se está dando cuenta y quiere cambiar.

Mantengo mi firme optimismo respecto de que la exposición permanente de los hechos por encima de los relatos y la tecnología como difusora inmediata de los acontecimientos que nos lleva a vivir en un mundo cada vez más transparente y más expuesto, van a producir a un cambio muy positivo.

Si vamos a comer a un restaurante donde la cocina no está a la vista de los comensales, es probable que los cocineros no sean cuidadosos a la hora de distribuir las paneras, o si se cae un tomate o una milanesa al suelo, seguramente terminará en un plato de unos de los clientes. En cambio, si la cocina está a la vista de todos, es muy difícil que los cocineros manipulen mal los productos. Obvio que es más caro, pero creo que los comensales siempre elegirán la transparencia. Amigos, ser transparentes y creíbles, tarde o temprano paga con creces.

En estos últimos años, como sociedad, aprendimos a medir no solo la escasez, sino también el costo de oportunidad de decisiones no tomadas a tiempo. Y aprendimos que lo que está en juego es nuestro tiempo, que es el valor más escaso.

Hay una gran luz de esperanza: si la batalla cultural de lo que significan el mérito, la educación como motor, la ética y honradez como pilares y la transparencia como sistema de intercambios ocupa la agenda diaria, quizás la Argentina sea el lugar para nosotros y nuestros hijos. Si es verdad que los mercados se adelantan a los procesos económicos y sociales, creo que los precios de los activos argentinos ya descuentan el estresante escenario y hace varias semanas empezaron a recuperar valor.

Creo que algunos inversores comenzaron a percibir que son muchos más los ciudadanos argentinos que quieren vivir de la dignidad de su trabajo y esfuerzo, y no de dádivas gubernamentales. El éxodo de nuestros hijos nos está haciendo reaccionar y ver que, así, no vamos a ningún buen puerto, y que es mejor pelearla en nuestro país que ser un sudaca en algún lugar del mundo. ¿Seremos capaces de hacerlo? Si usted cree, como yo, que la respuesta es sí, la Argentina es una oportunidad.

Claudio Zuchovicki

domingo, septiembre 18, 2022

Economistas en ciencias de datos: un terreno fértil y una adaptación con impronta bilardista

 

TERADAT SANTIVIVUT - Moment RF

Cuando Tomas Castagnino estudió economía no había tal cosa como la “ciencia de datos”, tal vez en el mismo sentido en el que antes de Newton no había gravedad. O quizás sí, pero se le decía de otra forma, como “cortado” al ahora “flat white”. Años después y desde su cargo de director de Investigaciones en Economía y Ciencia de Datos en Accenture, Castagnino dice: “Los economistas en ciencia de datos nos tuvimos que volver más bilardistas de lo que el menottismo académico pregona”, lo que sugiere que la migración de economistas al ámbito de los datos exige alguna adaptación pragmática. Lo cierto es que la ciencia de datos es un terreno fértil para los jóvenes profesionales de la “ciencia sombría”, muy demandados por empresas como Mercado Libre, Accenture, Amazon o Facebook.

“En los economistas vemos una interesante capacidad para pensar problemas de la vida real en términos de datos y estadísticas” dice Fredi Vivas, CEO de RockingData, que habitualmente contrata a estos profesionales. Una de las principales ventajas de la profesión es la capacidad de razonar en términos de equilibrio general, en el sentido en el que Juan Carlos de Pablo decía que “el economista es el que en las reuniones hace hablar a los que no fueron invitados”, no por generoso sino por estratega: es el economista el que en una reunión de Coca Cola va a pensar como si fuese de Pepsi.

Pero este perpetuo juego de ajedrez muchas veces le hace malgastar energías, al distraerlo con la posibilidad de que una piña en el ojo sea un cabezazo al puño. La economía es una disciplina sobreentrenada en detectar la falacia de la correlación, esa que dice que una cosa es correlación y otra causalidad. Pero el temor a esta falacia lo lleva a concluir erróneamente que las correlaciones no sirven para nada. Cuando ve que cada vez que llueve la gente anda con paraguas, el economista no cae en la trampa de proponer prohibir su uso para detener el aguacero, pero se pierde la oportunidad de predecir que en una ciudad que llueve con frecuencia hay muchos hogares que tienen paraguas.

Belén Michel Torino y Juan Martín Borgnino, jóvenes economistas con estudios de posgrado en ciencia de datos, señalan que la principal limitación que encontraron en machine learning fue “domar” el impulso causal de la economía para abrazar la naturaleza inductiva, descriptiva y predictiva de la ciencia de datos. Al instinto deductivo de los economistas le cuesta concluir “jirafa” si se habla de un animal de cuatro patas, cuello alto, pelaje moteado y que habita en África, cuando es, justamente, un uso inteligente de la inducción lo que se está detrás de los sistemas de recomendaciones como los de Netflix o Mercado Libre.

La inhabilidad computacional es una de las principales limitaciones de los economistas, que los lleva a insistir con rutas analíticas, cuando otras vías iterativas o de simulación serían suficientes. Hace cuatro años relatábamos aquí lo ocurrido en las redes sociales cuando alguien preguntó: “¿Cuántos paquetes hace falta comprar para llenar el álbum de figuritas del Mundial? La respuesta –conjetural, inexacta– apareció a los pocos minutos; un joven programador, con unas pocas líneas de código, simuló el azar inherente al proceso de coleccionar figuritas. Los economistas se enfrascaron en un álgido debate de supuestos (de si hay figuritas difíciles, de si hay intercambio, de qué presupuesto tiene la persona, etcétera), sin aportar una solución concreta, amén de criticar con vehemencia la propuesta del programador. Castagnino dice que “los economistas tienden a pensar en HD 4K cuando la realidad exige soluciones más pixeladas”. Marcela Svarc, matemática y profesora de la Maestría en Ciencia de Datos de la Universidad de San Andrés, valora la capacidad analítica de los economistas, pero resalta que su principal carencia se relaciona con las herramientas computacionales, sobre todo con las que demandan los datos complejos, propios del fenómeno de big data.

Los economistas están en su salsa con preguntas del tipo “que pasaría si...”. Hace poco, un programador publicó en las redes sociales un proyecto abierto para computar el rédito económico de terminar una carrera universitaria, con una comparación de ingresos de personas de la Encuesta Permanente de Hogares. Un economista profesional sabe que estos ejercicios sobreestiman el verdadero retorno, porque se les asignan a la educación réditos que corresponden a otros factores concurrentes e invisibles en las encuestas, como la inteligencia o los contactos sociales.

Los economistas tienen una desarrollada habilidad para “oler” sesgos y datos faltantes y para pensar en abstracto cuáles son los datos necesarios para responder una pregunta. El economista bien entrenado no “analiza datos”; plantea una pregunta concreta y piensa qué datos y métodos le darían una respuesta adecuada. Esta habilidad es atractiva para firmas como Uber o Amazon, que acuden a profesionales de la economía para ver los potenciales efectos de las alteraciones en los precios o en la calidad de un producto.

Laura Trucco, economista argentina formada en UdeSA y en Harvard y ahora head of economics de Unity (la poderosa empresa de contenido interactivo 3D), sostiene que “ponerle estructura al problema, entender cuál es el modelo correcto y que parámetros hay que estimar” son las habilidades más salientes de los economistas en firmas de tecnología.

Otra contraindicación se vincula con la preocupación de los economistas por cuantificar cosas, que cuando es excesiva los lleva a peligrosas conclusiones.

Pablo Iacoviello, director y country manager de Amazon Prime Video para América Latina recurre con frecuencia a los servicios de economistas en ciencia de datos, y resalta su pericia en estimar cuestiones concretas, como las elasticidades del precio. Pero, señala Iacoviello que, en la obsesión de muchas empresas por la cuantificación, los técnicos muchas veces relegan a la bolsa de las subjetividades lo que es difícil de medir y, así, distorsionan el problema, como quien busca las llaves debajo de un farol y no a tres cuadras, donde las perdió, “porque acá hay mejor luz”. Indica Iacoviello que la performance de los técnicos mejora en forma considerable si se capacitan en los detalles concretos de los negocios en los que operan, y, así, evitan el “efecto gana Brasil”: cualquier algoritmo da por ganador del Mundial a nuestros vecinos si es alimentado con datos históricos de inmediata disponibilidad (Brasil fue un ganador recurrente), y no con la información específica del momento, difícil de obtener y entender y que, tal vez, demande el ojo “subjetivo” de un experto en futbol más que el de un artilugio basado en datos de fácil acceso, pero incompletos.

“Ciencia de datos es estadística con masa madre”, reza un ingenioso tuit. Pero cuando, más allá de las modas, se trata de una versión interactiva y multidisciplinar de la estadística y la computación, encuentra en los economistas una cantera de profesionales capacitados y maleables. Con sus pericias, tics y limitaciones, el mercado los demanda. Y si el mercado hace su maldito trabajo, por algo será.

Walter Sosa Escudero

viernes, septiembre 16, 2022

5 pasos para reinventar a tu organización

Aunque puede venir con obstáculos, la reinvención es fundamental para el crecimiento de un negocio.

Innovar o morir. Aunque suene a cliché, hay mucha verdad en este adagio. Amazon, Apple, Netflix y LEGO son todas compañías que se reinventaron de alguna manera no solo para sobrevivir sino también para prosperar. Una de las empresas más recientes en reinventarse es Chipotle. Aunque es conocida por su enfoque de contraservicio, la cadena de comida rápida tuvo que girar drásticamente durante la pandemia. Así fue como creó "Chipotlanes": carriles de autoservicio para recoger pedidos. Parece no ser una reinvención significativa, pero es la que llevó a la compañía a través del COVID-19.


 Andriy Onufriyenko | Getty Images

Aunque la mayoría de las empresas que se reinventaron en los últimos años lo hicieron en respuesta a eventos sin precedentes, hay señales más regulares a tener en cuenta. Por ejemplo, la mala retención de talento, la insatisfacción del cliente y las tasas de conversión estancadas podrían indicar que necesitas reinventar tu empresa. Si esta no logra mantenerse relevante y capturar al mercado, corre el riesgo de volverse obsoleta.

Dicho esto, la reinvención no es fácil. Nuestra organización se transformó durante la pandemia, triplicando su tamaño como resultado. Tuvimos que ponernos a prueba a nosotros mismos y a nuestros sistemas, y tuvimos que reimaginar gradualmente nuestras comunicaciones y responsabilidades para ser aptos para el futuro. Lo que nos ayudó fue informar constantemente a los empleados sobre los próximos pasos y asegurarnos de que todos entendieran la necesidad de experimentación. Aunque inicialmente nos encontramos con incertidumbre, pudimos avanzar estratégicamente y salir del otro lado.

Reinventar tu organización puede sonar como una tarea desalentadora, y puede ser complejo. Para las empresas más grandes, es especialmente problemático; estás interrumpiendo el status quo, y esto puede provocar cierta resistencia. Sin embargo, vale la pena, el tiempo y el esfuerzo cuando se hace de manera intencional. Aquí es por donde hay que empezar:

1. Presta atención a las señales

No esperes a que ocurra algo catastrófico antes de comenzar a tratar de reinventar tu negocio. A menudo, comenzarás a notar señales pequeñas y claras. Reconocer estas señales de advertencia temprano puede significar la diferencia entre un proceso de reinvención suave y uno doloroso o difícil.

¿Qué señales debes tener en cuenta? Tomemos el mercado laboral, por ejemplo. Sabemos que los empleados están dejando sus trabajos en cifras récord. Microsoft descubrió que hasta el 41% de los trabajadores tienen planes de renunciar en un futuro cercano. Las razones, según una encuesta del Pew Research Center, son los bajos salarios (63%), la falta de oportunidades de avance (63%) y sentirse irrespetado en el trabajo (57%). Aunque es posible que los aumentos salariales no estén en el presupuesto de este año, puedes evitar problemas reinventando la cultura o el enfoque de avance de tu organización.

2. Construir una base de confianza

La falta de confianza es un problema común en el lugar de trabajo. Una encuesta reciente de Edelman encontró que casi el 50% de las personas no confían en su CEO. No te engañes pensando que tu organización es inmune a esto. Sin confianza, no podrás identificar con éxito los signos de reinvención o someterte fácilmente a una transformación.

Por lo tanto, comienza a escuchar a los empleados. Ayuda a las personas a sentirse escuchadas y crea un espacio de resonancia. Estas acciones pueden servir como base para la confianza, no solo en ti, sino también en otros miembros del equipo. En nuestra empresa, tratamos de conectarnos tanto profesional como personalmente. Aunque no nos reunimos cara a cara a menudo, los empleados trabajan juntos para generar confianza a través de reuniones tácticas semanales, sitios externos mensuales para discutir temas más grandes y reuniones anuales para revisar nuestro propósito y visión para la empresa.

3. Experimenta, inspecciona y adapta

Las empresas a menudo reservan metodologías ágiles para la gestión de proyectos o el desarrollo de software. Pero un enfoque tan colaborativo e iterativo puede servirte bien al reinventar tu modelo de negocio. Teniendo en cuenta que el 70% de los proyectos de transformación fracasan, la participación y el apoyo de los empleados pueden recorrer un largo camino.

Utiliza los aportes y consejos de todo su equipo cuando intentes identificar oportunidades para la experimentación. Llegar a una decisión, ejecutar, aprender y seguir adelante. Si fallas, pivotea rápidamente. El uso de métodos ágiles al reinventar crea un entorno donde la experimentación es segura y hay tolerancia al fracaso. Las personas se sienten cómodas probando cosas nuevas en lugar de esperar una gran iniciativa de transformación.

4. Mantén tus valores a toda costa

La incertidumbre y la ansiedad a menudo son más altas en medio de una transformación. Es por eso que defender tus valores es fundamental. Ya guían la forma en que su equipo trabaja en conjunto y proporcionan a los empleados un propósito común. Usar esos valores como un mecanismo de apoyo para mejorar tus posibilidades de éxito tiene sentido.

Si los empleados están trabajando en diferentes objetivos y llegan a la mesa con diferentes intenciones, el resultado no será cohesivo ni productivo. Al colocar tus valores al frente y al centro como lo hace Patagonia, puedes mantener mejor a las personas unidas y guiar sus esfuerzos. Piensa en tus valores como la Estrella del Norte de su organización durante la reinvención, y no te perderás.

5. Abraza la tensión como un empujón positivo

En el lugar de trabajo, la tensión a menudo se considera un problema. La tensión sistemática es obviamente diferente y debe abordarse (según un informe de 2008 de CCP, Inc., el conflicto cuesta a las empresas estadounidenses $359 mil millones al año en tiempo perdido y productividad). Sin embargo, la tensión, en general, no es algo que deba rehuir cuando se usa de manera productiva.

El conflicto y las tensiones pueden fomentar las conversaciones, exponer a los empleados a otras perspectivas e incluso ayudar a las empresas a innovar. Entiende que la tensión no tiene por qué ser destructiva. La clave es enmarcar positivamente la situación, empatizar y empoderar a las personas para que tengan discusiones honestas.

Reinventar a tu organización comienza con la identificación de un problema. A partir de ahí, explora posibles soluciones, establece sus criterios de éxito y comienza la experimentación. Dale tiempo al proceso y nunca olvides aprender de tus esfuerzos de reinvención: te servirán más adelante.

Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.

Por Rhea Ong Yiu

miércoles, septiembre 14, 2022

Tener una buena presencia ejecutiva es vital para obtener la confianza de la otra persona

La confianza es el motor de la vida. Ganarse la confianza de los demás requiere ciertas actitudes, algo que dista mucho de lo que ocurre a veces en algunas empresas.

La confianza es el motor de la vida. Si consigues que las personas adecuadas crean en ti, lograrás los objetivos fácilmente. Ganarse la confianza de los demás requiere ciertas actitudes, algo que dista mucho de lo que ocurre a veces en algunas empresas. Seguro que conoces a alguien que no presta atención al que habla en las reuniones porque está enganchado al móvil contestando correos. A quien interrumpe continuamente o a quien eleva el tono de voz en exceso. Cuando esto sucede es difícil que la persona deje un buen sabor de boca a quien tiene enfrente. Mucho menos que obtenga su confianza. Para solventar estos inconvenientes, en los últimos años se ha puesto de moda entrenar una habilidad en los jefes (o en quienes pretenden serlo). Se llama la presencia ejecutiva, es decir, la capacidad de conectar con los otros de una manera auténtica.

En primer lugar, debemos entender cómo viven los demás la experiencia de estar a nuestro lado. Alguien que tiene buena presencia ejecutiva conoce qué inspira a las personas de su entorno y les hace sentir importantes. Para ello debe ser empático, es decir, ponerse los zapatos del otro, pero sin llevárselos puestos. Esta situación no implica que pierda el foco de sus propios intereses, sino que le capacita para conectar con las inquietudes de la otra persona. Requiere escuchar y desterrar la tecnología, como móviles u ordenadores, si se está en presencia de alguien. De ahí que algunas organizaciones hayan comenzado a prohibir atender estos aparatos durante las reuniones de trabajo. La confianza se apoya en hechos, que no en palabras bonitas. Por eso, tener una buena presencia pasa por estar presente sin perder de vista los propios objetivos. Así de sencillo.

El segundo paso es mejorar nuestras habilidades de comunicación. Dejar un buen sabor de boca está relacionado con la forma que tenemos de comunicar. No solo hay que saber escuchar, también debemos usar un tono de voz adecuado para dirigirnos a los demás. Subir el tono en exceso no ayuda a mejorar la comunicación. Tampoco interrumpir constantemente para demostrar que se sabe más que nadie. Debemos escuchar los comentarios de los demás con respeto y con serenidad, aunque no nos gusten o estemos en contra. Este es el motivo por el que algunas compañías están imponiendo unas reglas de comunicación sencillas durante las reuniones para evitar interrupciones o acaparar en exceso el tiempo de exposición.

En tercer lugar, debemos asegurarnos de que nuestra apariencia no es una distracción. Cuando conocemos a alguien, nuestra mente lo evalúa inconscientemente en apenas unos segundos. La imagen que trasladamos es nuestra tarjeta de visita. Una vez más, necesitamos ser empáticos y vestir de un modo adecuado, dentro de nuestro estilo, claro está. Debemos evitar desafinar, algo que le ocurrió a uno de mis amigos, comercial en una consultora. Este amigo acudió un día a ver a un cliente que trabaja para un banco con otro compañero, experto en tecnología. El joven que le acompañaba llevaba una ropa muy informal, incluida una camiseta negra de un grupo de rock duro que podría haber asustado a cualquier anciana por la calle. Su cliente, mientras tanto, vestía de manera inmaculada y portaba una corbata cara. Mi amigo me contó que su cliente no paraba de mirar la camiseta de su acompañante y que le costó “muchísimo esfuerzo” que confiara en su criterio técnico.

Quizá el cliente tuviera prejuicios o tal vez estuviese anticuado, pero no cabe duda de que tener una buena presencia ejecutiva es vital para obtener la confianza de la otra persona. Para ello debemos ser empáticos con quien tenemos enfrente, sobre todo si quieres conseguir algo de él. En definitiva, cuando entrenamos nuestra presencia ejecutiva, conseguimos una buena respuesta de la persona que tenemos enfrente. Esto es posible si trabajamos nuestras actitudes, nuestra comunicación y nuestra apariencia de un modo empático y profesional.

Pilar Jerico 

martes, septiembre 13, 2022

El fin de la crisis exige terminar con la guerra en Ucrania

La Guerra de Ucrania ha tenido un extraordinario impacto disruptivo en la economía mundial, más allá de las dimensiones materiales de Rusia y Ucrania, y en primer lugar ha golpeado profundamente los mercados de commodities y las condiciones financieras e inflacionarias globales (“WB/Global Economic Prospects/june-2022”).

El resultado ha sido una desaceleración profunda de la economía mundial, que crecería este año sólo 2,9% anual (de los 4.5% previstos un año atrás), en tanto que los países emergentes también han visto degradada su proyección, con un alza de 3,4% este año (casi 1 punto y medio menos de lo diagnosticado 12 meses atrás).

Esta nítida tendencia de declinación del auge económico global coincide con un aumento de la tasa de inflación que ha alcanzado un piso de 8% anual en EE.UU., Europa, y tendencialmente en la economía global.

Por eso, lo previsible ahora para los próximos 10 años es una situación de bajo crecimiento económico combinada con una alta inflación; y este ominoso pronóstico está directamente vinculado a la Guerra de Ucrania y su continuidad, en la estimación del Banco Mundial.

Los últimos datos de la inflación mundial de abril de 2022 son los siguientes: la tasa global asciende a 7,8%, el mayor nivel desde 2008; y ha trepado a 8,5% en los países avanzados, llegando incluso a 9,1% en el Reino Unido.

Lo que desató esta ola inflacionaria en el mundo ha sido el shock energético mundial provocado por la Guerra de Ucrania, especialmente a partir de la invasión del 24 de febrero de 2022, acompañada por las sanciones impuestas a Rusia por EE.UU. y los países europeos.

Algo semejante ha sucedido con el crecimiento económico mundial, que tras haberse elevado 5,7% anual en 2021, después del virtual colapso experimentado por la pandemia, se redujo a 2,9% en 2022, y mantendría el mismo nivel en 2023 y 2024.

Lo verdaderamente preocupante es el alza de 2% anual en el largo plazo (segunda mitad de la década del ´20), como expresión de un debilitamiento generalizado de la capacidad de auge potencial, en especial en los países avanzados.

El punto verdaderamente crítico de esta prognosis es el impacto altamente disruptivo de los shocks energéticos y alimentarios provocados por la Guerra de Ucrania, con el agregado de que su gravedad está directamente vinculada a la duración del conflicto.

Lo notable es que esto ocurra cuando el cambio tecnológico en los últimos 20 años es verdaderamente extraordinario; y la economía global mucho más flexible y eficiente, incluso en términos energéticos, que hace dos décadas.

La automatización se ha generalizado, y la Inteligencia artificial (AI) se ha convertido en la tecnología más abarcativa de la época, lo que significa que la revolución tecnológica ha desatado un proceso generalizado de desinflación estructural.

En suma, esta caída del crecimiento potencial provocado por la Guerra de Ucrania y sus consecuencias tiene lugar cuando está en pleno despliegue la Cuarta Revolución Industrial (CRI).

La particularidad intensamente disruptiva de la Guerra de Ucrania y las sanciones contra Rusia es su carácter estrictamente exógeno y exclusivamente geopolítico, completamente ajeno al proceso orgánico de acumulación capitalista.

Esto significa que poner término al conflicto a través de un proceso de negociación entre las partes, puede erradicar en un sólo movimiento y de manera prácticamente inmediata las causas de fondo de la crisis mundial.

Pero lo que está ocurriendo en el momento actual es exactamente lo contrario. Hay una ruptura generalizada y una completa falta de cooperación en la economía mundial.

La crisis financiera internacional 2008/2009, surgida con el colapso del Lehman Brothers en Wall Street, fue resuelta por un esfuerzo fenomenal de cooperación y coordinación en el mundo, que fue encabezado por EE.UU. y China utilizando como plataforma de gobernabilidad mundial al Grupo de los 20 (G-20).

Las dos superpotencias, actuando en estrecha cooperación movilizaron a todas las instituciones globales – Banco Mundial, FMI, OMC, OIT, etc -; y lo que hicieron fue un adelanto de lo que implica la creación de un sistema de gobierno del mundo.

Nada de eso existe hoy, sino todo lo contrario. Entre EE.UU. y la OTAN hay una situación de guerra global con Rusia y China; y todas las instituciones de Bretton-Woods están hoy profundamente divididas, o han sido vaciadas de contenido real.

Hoy, en vez de un proceso de cooperación para resolver la crisis, hay ruptura y enfrentamiento; y es esto lo que transforma a la actual crisis en la más grave de la historia del sistema capitalista, muy superior a la de 2008/2009.

Esto es lo que transforma a la actual situación en extremadamente peligrosa, incluso desde el punto de vista bélico, y profundamente volátil. Se llega a la guerra no por una voluntad maléfica, sino por un conjunto de errores, surgidos de la ignorancia o de los prejuicios ideológicos.

Pero en las situaciones de crisis la regla es siempre la misma en la historia del mundo: “Allí donde quema, allí donde duele, allí está el camino de la salvación”.

En síntesis y abreviando: hay que terminar con la Guerra de Ucrania a través de una negociación política lo antes posible.

Fuente: DiarioLaRepublica