Una de las películas más influyentes de la historia del cine
ya tiene más de un cuarto de siglo. Pulp Fiction, de Quentin
Tarantino, se estrenó a mediados de 1994. Con el correr de los años se
transformó en una leyenda y hay críticos que la ponen a la par de Star
Wars, o de algunos de los tanques de Steven Spielberg, en el ranking de
íconos cinematográficos de la cultura pop. Aunque no recaudó tanto como la saga
de George Lucas, sí se la considera una bisagra que impactó profundamente en la
forma de hacer cine de las generaciones de directores que siguieron.
Pero Pulp Fiction promovió otro cambio de
magnitud: significó la "resurrección" actoral de John Travolta, que
luego de dos hits de finales de los 70 (Fiebre de Sábado por la Noche y Grease)
entró en una etapa sombría en su carrera cinematográfica. El papel de Vincent
Vega lo volvió a traer al estrellato y a los contratos de más de diez millones
de dólares por película.
¿Qué tiene que ver
esta historia con la dinámica de cambio de 2020? El primero en hacer una
conexión al respecto fue el divulgador y estratega Mark Pollard, autor de Estrategia
en tus palabras, quien en Twitter hizo alusión al parecido entre la
trayectoria de Travolta y los códigos QR: arrancaron con todo en su momento y
parecía que se comían la cancha para luego entrar en una meseta, en la cual
muchos pronosticaron su fracaso definitivo. Pero llegó la pandemia y la
economía sin contacto, un combustible mágico que volvió a acelerar la
maquinaria de los QR en poco tiempo.
"Uno podría pensar en un Efecto Pulp Fiction que se
puede ver en infinidad de tecnologías y tendencias sociales", explica el
creativo argentino Carlos Pérez, director de la agencia BBDO, a quien semanas
atrás se le ocurrió esta etiqueta y quien viene recopilando ejemplos de esta
particular dinámica de cambio, desde los casos de Zoom a plataformas de
entrenamiento online, pasando por la industria de los drones.
En este 2020 hay tendencias que venían lanzadas y se
aceleraron: lo más obvio es la avenida digital en general (teletrabajo,
educación remota, tele medicina) pero también el hecho se da en los
combustibles renovables y en otras áreas. Hay en otro campo carambolas a varias
bandas, propias de los sistemas complejos, que promueven cambios impredecibles
(no tendenciales). Los que se inscriben en el Efecto Pulp Fiction están
más cerca de los del primer tipo: estaban en una suerte de hibernación y la
pandemia los volvió hiperrelevantes.
Hay una curiosidad que une a los códigos QR con Pulp
Fiction: fueron creados en 1994, el año del estreno de la película.
Surgieron a partir de una iniciativa de la empresa japonesa Denso Wave, una
subsidiaria de Toyota. "QR" es por quick response:
respuesta rápida en inglés. En su momento se presentaron como una evolución del
código de barras y se volvieron muy populares en Japón. Unos años más tarde se
pronosticó que invadirían todas las esferas de nuestra vida cotidiana, pero eso
no sucedió... hasta este año, en el que nos encontramos leyendo el menú de un
bar o pagando un producto mediante este atajo, que resurgió como una solución
ideal para los tiempos que corren.
El 2 de octubre, la revista Fast Company publicó
un artículo titulado "Cómo el Covid-19 ayudó a la problemática industria
de los drones a levantar vuelo". Años atrás, el sector era una de las
tendencias más "calientes" en Silicon Valley. Pero muchas de
las startups que se lanzaron no le encontraron la vuelta al
negocio, cayeron en su cotización o directamente desaparecieron. El año pasado,
el segmento creció un 39%, un número que parece bueno, pero que para los
parámetros de startups emergentes fue un fracaso: entre 2018 y
2017 se había crecido en un 140%.
Sin embargo, la pandemia hizo que muchas empresas grandes
aumentaran la prioridad de sus programas con drones: la menor movilidad de las
personas, el auge del comercio por delivery y la necesidad de minimizar el
contacto físico hicieron que los drones en 2020 estén protagonizando su propio
y rutilante "momento Pulp Fiction".
"Uno puede encontrar este tipo de trayectoria en
infinidad de cambios sociales; el efecto Pulp Fiction-Travolta
excede al mapa de la tecnología", dice Pérez.
La semana pasada hubo una conversación interesante en redes
sociales acerca del "boom de historiadores medievales". Los recuerdos
de la peste y de grandes pandemias históricas, el miedo al contagio, la
incertidumbre extrema, las etapas oscuras y el sálvese quien pueda son vectores
que acercan un "deja vu" de esta fase. La historia medieval, una rama
a menudo dejada en segundo plano en esta disciplina, de golpe irrumpió en los
medios de comunicación con historiadores de esta etapa que gozan de su cuarto
de hora de fama.
Pérez trae a cuento otra tendencia social, apalancada en
tecnología, que también atraviesa su momento Pulp Fiction: la de
distintos tipos de juegos. "Among Us", la bomba del mundo gamer en
2020, no es un juego nuevo: existía desde 2018. Solo que en sus primeros dos
años de vida sumaba 200 jugadores diarios y durante la cuarentena llegó a tener
picos de medio millón de participantes: creció tanto como el cachet de Travolta
luego de la bisagra de 1994. "Among us" ofrece partidas cortas, en la
que un grupo de jugadores en una nave espacial deben descubrir quiénes son los
saboteadores.
Juegos de mesa adaptados
Pero este mercado atraviesa otro "efecto Pulp
Fiction", que llegó de un lugar inusitado: el de tradicionales juegos
de mesa que se apalancaron en tecnología para crecer durante la pandemia a
través de nuevas plataformas, influencers y dinámicas híbridas. La firma de
inversiones Andreessen-Horowits publicó días atrás un informe, firmado por
Jonathan Lai y Andrew Chen, que da cuenta de este fenómeno.
Los ejemplos se acumulan. Dungeons & Dragons, el más
famoso de los juegos de rol, lanzado en 1976, viene creciendo a dos dígitos en
los últimos cinco años y la suba se empinó durante la pandemia hasta tocar los
40 millones de jugadores a nivel global. Aquí hubo un anterior "efecto
pop" que aceleró su incremento: la serie Stranger Things donde
los protagonistas son fanáticos de D&D.
El mercado de los juegos de mesa, según Lai y Chen, mueve
12.000 millones de dólares al año y crece al 9%. El número apunta a dispararse
por cuatro motivos: el interés por ver partidas en vivo, los contenidos
generados por usuarios, las experiencias nuevas basadas en audio y las
comunidades en red.
La tendencia alcanzó al ajedrez, con una duplicación en 2020
de la cantidad de jugadores que completan partidas online. Al
inicio de la cuarentena grandes maestros muy carismáticos se volvieron
influencers del juego ciencia con un éxito fenomenal. Hikaru Nakamura consiguió
que medio millón de entusiastas siguieran sus partidas en vivo contra campeones
de League Of Legends y Fortnite, en tanto que la maestra FIDE Alexandra Botez
consiguió más de 320.000 espectadores. Las horas sumadas de atención para
partidas de ajedrez en la plataforma Twitch totalizaron 36 millones en lo que
va de este año 2020, según datos de Andreessen Horowitz.
En abril, un tuitero argentino posteó un mensaje que se
viralizó: "Hizo falta una PANDEMIA GLOBAL para que la inmobiliaria
accediera a pasarme el CBU para que le deposite el alquiler". Los
"efectos Pulp Fiction" están por todos lados.
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