Nuestro entorno empresarial vive un proceso de cambio sin precedentes.
Las empresas requieren el ejercicio de un estilo de liderazgo adaptado a la
nueva realidad que se está forjando. Los perfiles de competencias aplicados a
la figura del líder o mando aún vigentes en la mayoría de organizaciones y
empresas deberían estar en consonancia con esta nueva realidad
organizativa.
Es lógico pensar que ante semejante tsunami de cambios, las
competencias necesarias para liderar una Organización en el S.XXI también
serán diferentes. Aunque existen perfiles competenciales tremendamente
complejos que contienen infinidad de habilidades y capacidades, estas son en mi
opinión las 5 competencias/habilidades clave para el ejercicio del Liderazgo en
las empresas del futuro…presente.
Orientación a la innovación
La innovación se ha convertido, modas al margen, en el principal
argumento para reaccionar al mercado, incluso para sobrevivir a él. La
incertidumbre de los mercados exige una cada vez mayor capacidad de reacción
ante un entorno inestable e impredecible. La principal arma para reaccionar
ante esta incertidumbre es el impulso de la innovación.
La capacidad innovadora siempre ha sido una habilidad presente en la
mayoría de modelos competenciales; habilidad que solía demandarse en su nivel
máximo en los perfiles de competencias de cualquier posición de liderazgo o
mando. Nuestra realidad socio-empresarial hoy, exige a la orientación a la innovación
una relevancia aún mayor como habilidad imprescindible para el ejercicio del
liderazgo.
La orientación a resultados, una de las principales competencias de
cualquier líder en las décadas pasadas seguirá vigente pero supeditada a una
competencia que emerge por las circunstancias que dicta el guión: la
orientación a la innovación. No habrá orientación al logro sin
orientación a la innovación.
La supervivencia de muchas empresas en la coyuntura empresarial actual
pasa inevitablemente por el ejercicio de un liderazgo que lejos de temer los
riesgos de la innovación, entiende que el principal riesgo consiste en no
innovar.
Conectividad
La capacidad de expansión social junto a la habilidad para la
comunicación interpersonal, ambas incluso en su nivel máximo se antojan en la
era de la hiperconectividad como competencias limitadas y a todas luces
insuficientes.
Nuestras empresas y organizaciones precisan líderes, mandos,
responsables, con una capacidad relacional ulterior y sobresaliente. La
habilidad para establecer conexiones, expresada en forma de Socialnetworking es
una competencia imprescindible para el ejercicio del liderazgo en las empresas
del S.XXI.
En el nuevo paradigma empresarial, el liderazgo va íntimamente
relacionado al Socialnetworking; una forma de entender la actividad
profesional con su propio ADN. No será posible el ejercicio de liderazgo sin
una capacidad excepcional para desarrollar conexiones orientada a la generación
de valor para la empresa.
El líder de la organización del futuro utiliza su capacidad relacional
para conectar nodos de conocimiento, creando espacios de conversación de forma
natural. Un líder será un potenciador de espacios de conexión e interacción
en los que se conectará el conocimiento que se precisa para generar
valor.
Desarrollador de la Inteligencia Colectiva
Tal y como indica James Surowiecki en su obra The wisdom of crowds: “Cuanto
más poder le des a un solo individuo frente a la complejidad y la
incertidumbre, más probable será que tome malas decisiones”.
Siguiendo esta línea conceptual, la figura del líder que enarbolaba el
rol de visionario en la mayoría de organizaciones (papel que sigue
excesivamente vigente) da paso a un líder cuya competencia determinante es
estimular y dinamizar la inteligencia colectiva. Potenciar la inteligencia
colectiva implica liberar las perspectivas diversas y divergentes de los
miembros de la organización, equipo o comunidad para su posterior
integración.
Es tal la complejidad de nuestro entorno económico-social-tecnológico
que parece poco recomendable dejar en manos de un solo individuo el proceso de
toma de decisiones. Sencillamente, demasiadas variables, cambiantes, y
concentradas en un breve espacio de tiempo. Desarrollar e impulsar la
inteligencia colectiva será una competencia determinante para el ejercicio del
liderazgo en la empresa del S.XXI… un
liderazgo cuyo éxito será directamente proporcional a su capacidad para
impulsar la inteligencia colectiva.
Capacidad de transformación: El líder troyano
La capacidad de análisis, planificación y control ha dejado de ser una
competencia determinante en el ejercicio del liderazgo en las empresas del
S.XXI… sencillamente por la imposibilidad de planificar y controlar un entorno
cada vez más convulso, impredecible y complejo. El sentido común indica que en
un entorno empresarial en el que el cambio será, paradójicamente, la única
variable permanente, la transformación organizativa será también la principal
constante.
La organización de nuestro tiempo requiere lideres-agente de cambio,
líderes que actúen por convicción y que movilicen la acción… la figura del
líder-troyano se antoja esencial. El líder del S.XXI debe ser sin paliativos el principal agente de cambio
de la organización. Cómo apuntaba en De
profesión Troyano: el troyano es el agente de cambio por
excelencia, un catalizador y movilizador de inquietudes, que transforma y
evoluciona la cultura organizativa.
La capacidad de transformación desde una perspectiva troyana será sin
duda una de las principales competencias para el ejercicio del liderazgo en las
organizaciones que demanda nuestro entorno. Sencillamente el espíritu
troyano será un requisito sine qua non para el ejercicio del liderazgo.
Influencia Social-Redial
La tradicional competencia de Impacto e Influencia, encuadrada en el
marco de las competencias sociales o “social skills” definida como la habilidad
para persuadir, convencer e influir en otros para el logro de los objetivos
marcados, se muestra ahora como una competencia incompleta. El
líder de la empresa del S.XXI debe influir a nivel social y redial. En un
entorno empresarial hiperconectado… y acelerado, el impacto del líder debe
abarcar los diversos entornos en los que opera la organización y su influencia
debe ser redárquica y no lineal. Ya no es suficiente con Influir, es preciso
influir socialmente en red.
Nos encontramos presumiblemente ante una de las competencias que más
tendrán que desarrollar los profesionales de hoy que quieran ser líderes en un mañana
cada vez más inminente. La construcción de una reputación profesional
no solamente offline sino online rentabilizando la tecnología que supone la web
social será un imperativo para alcanzar una capacidad de influencia
socio-redárquica que se traduzca en valor para la empresa.
El líder de la organización del S.XXI perderá su rol de visionario en el
seno de la organización, emponderando el conjunto a través de la inteligencia
colectiva pero ganará peso como “social influencer” en la red, impactando e influenciando
a los entornos, comunidades y lobbies de interés para su
organización.
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