Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

lunes, diciembre 19, 2011

La Fórmula de la Baja Efectividad


En mi etapa anterior como directivo, tuve la fortuna de vivir experiencias inolvidables y muchos momentos memorables, al frente de diversos equipos en varias empresas. Todos ellos trajeron consigo buenos aprendizajes, y lo más importante buenos colegas y amigos.

En 1998 fui contratado como Country Manager para darle la vuelta a la situación y a los resultados de una división de una empresa multinacional. En el equipo éramos catorce personas, cada una con su talento. Visión, objetivos, estrategias, comunicación, inspiración, sueño compartido, trabajo en equipo, tensión creativa, más trabajo en equipo. Tres años más tarde, no solo habíamos revertido la situación, sino que habíamos doblado las ventas y multiplicado por tres el beneficio.

Como resultado personal, recibí el encargo de un nuevo reto, esta vez el “turnaround” de una división (en el mismo Grupo) con 80 personas. De nuevo, la misma fórmula: visión, objetivos, comunicación, inspiración, sueño compartido, trabajo en equipo, tensión creativa, más trabajo en equipo. Tras algunos meses, dimos la vuelta a la caída de ventas, y comenzamos a crecer a dos dígitos durante mucho, mucho tiempo.

Aquí vino la tercera promoción en el mismo Grupo. Esta vez a una división con 500 personas, operando en EMEA. Era el año 2004. Si bien los resultados al cabo del tiempo fueron buenos, no lo fueron en la medida de potencial liberado de las dos anteriores. La fórmula que “apliqué” era la misma que me había dado tan buenos resultados en el pasado: visión, objetivos, comunicación, inspiración, sueño compartido, trabajo en equipo, tensión creativa, más trabajo en equipo. Sin embargo todo costaba mucho más. Sentía que éramos poco ágiles.

¿Qué había cambiado? Con la perspectiva que da el tiempo, y la claridad, veo que lo que había cambiado era el nivel de complejidad, tanto interno como externo. En esos años, la complejidad del entorno y el cambio exponencial creciente, se estaba convirtiendo en la norma. Mayor competencia de Asia. Mayor ritmo de innovación en productos por parte de todos los competidores en el mercado. Mayores costes de materias primas. Muchos eran los factores que se habían ido sumando a la complejidad creciente.

Todo ello repercutía en una mayor tensión y estrés que ponía de manifiesto más que antes, la limitación emergente de los sistemas de creencias individuales y colectivas. Con esta tensión aumentaba la “reacción” frente a la “respuesta”. Esta aceleración que ocurría entre 2004 y 2008, ha venido en aumento exponencial desde entonces hasta nuestros días. Es el entorno al que nos enfrentamos en 2011 y que va a continuar en 2012 y siguientes. No va a cambiar el ritmo exponencial del cambio. Solo podemos pensar en cómo “responder” en lugar de “reaccionar”.

Algunos síntomas que se observan habitualmente son:

·         “no tenemos agilidad organizacional ni capacidad de respuesta adaptativa.”
·         “los directivos estamos estresados y enfocados en las ventas de “hoy”.
·         “No tenemos tiempo para pensar”.
·         “No conseguimos generar compromiso en nuestros empleados”.
·         “No podemos hacer nada, todo depende de la central.”
·         “Las personas están “desconectadas” entre ellas. A penas se escuchan.”
·         “Nadie encuentra sentido en lo que hacemos.”
·         “Están desapareciendo muchas empresas y divisiones”.
·         “No se consiguen los resultados”.

¿Qué otros has observado?

Como consecuencia del cambio exponencial, se produce una mayor presión hacia el resultado, que es más y más difícil de mantener, sino evitar su desplome. Para evitar la tendencia negativa en el resultado, se han adoptado diversidad de estrategias “reactivas”. Las más comunes han sido: restructuraciones, centralización, fusiones, adquisiciones, “empowerment”, entre otras. Ninguna de ellas ha funcionado (algunos estudios indican que solo un 15% de estos esfuerzos de cambio funcionan), pues “a pesar de correr mucho, seguimos en el mismo sitio”. Y si no plantéate la pregunta, ¿Cómo veo mi organización, empresa o comunidad en 1 ó 2 años?

¿Qué provoca la baja efectividad en muchas (en la mayoría) de organizaciones en entornos de cambio exponencial?


Con el cambio exponencial, solamente parece haber un tipo de organizaciones que progresan de forma notable y que parece que viven al margen del entorno. Son aquellas organizaciones que crean su futuro y para ello retan los paradigmas existentes en todos los ámbitos y contextos. Son organizaciones que probablemente han abordado la “dimensión interna del cambio”, para facilitar “respuesta” y no “reacción”. Son empresas que han comprendido que el despliegue en “cascada” o “aguas abajo” no funciona cuando el cambio es exponencial, y que la organización es en realidad una red. Son empresas que han aprendido que el “miedo” coarta y limita la creatividad. Son empresas que han decidido soñar, tener una visión que inspira a las personas y hacerla realidad.

Como dijo Albert Einstein, “No podemos resolver los problemas, usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando se crearon.” Si queremos disponer de respuestas competitivas adaptativas, es preciso abordar cambios de paradigma en el diseño y despliegue de las iniciativas estratégicas en las organizaciones. Es preciso, entre otros, pasar del paradigma del control al de la confianza.

“En la larga historia de la evolución, aquellos que aprendieron a colaborar e improvisar de manera más efectiva han prevalecido” Charles Darwin.

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