Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

lunes, diciembre 05, 2011

¿Cómo reconocer a un verdadero líder?

Dice Colin Powell que se ha alcanzado la excelencia como líder cuando la gente lo sigue a uno a todas partes, aunque sólo sea por curiosidad.

El liderazgo es un talento fundamental en cualquier empresa, y lo que está plenamente demostrado es que este talento especial puede aprenderse. Es decir, un líder no nace, se hace. Lo que sucede a menudo es que los altos directivos no tienen referencias o modelos donde aprender, y navegan por intuición, intentando dirigir a sus equipos y departamentos sin un rumbo claro y definido.

De las experiencias aprenden, a veces dolorosamente, y redefinen sus estrategias, en un proceso que puede llevarles toda su vida profesional. Por eso, cada vez se hace más necesario en el mundo de la empresa que estos gerentes o directores generales o departamentales cuenten con un asesoramiento especializado, un proceso donde puedan descubrir y entrenar esas competencias de liderazgo en un entorno seguro, para después llevarlas a la práctica en su realidad empresarial. Y este proceso es el coaching ejecutivo.

¿QUÉ TIENE QUE APRENDER UN LÍDER?

Jim Kouzes, considerado uno de los más prestigiosos Coaches ejecutivos del mundo, después de 20 años de trabajo e investigación en coaching con líderes de empresas en todos los continentes, ha concluido que la característica principal que todo el mundo busca y admira en un líder es la CREDIBILIDAD. Es decir, haz lo que dices que vas a hacer. Porque si no creemos al mensajero, no creeremos el mensaje.

¿Y cómo consigue un líder este preciado tesoro que es la credibilidad personal ante sus superiores, sus subordinados, los clientes y proveedores?

En primer lugar, es básico que el líder clarifique sus creencias y valores, su visión de la empresa, su misión en la misma. Si no sabe qué es lo que quiere, difícilmente transmitirá a los demás un mensaje claro y firme. Si no sabe cuál es la visión de la compañía, adónde desea dirigirse, tampoco lo sabrán sus subordinados, y siempre creará a su alrededor una imagen de inseguridad. Y por supuesto, el líder debe clarificar cuáles son sus valores más importantes, y cómo se reflejan estos valores en su día a día profesional dentro de la compañía. Si una empresa está provocando perjuicios en el medio ambiente con la fabricación de sus productos, y el director general tiene entre sus valores el desarrollo sostenible, deberá plantearse su continuidad en la empresa, o bien luchar para solventar ese desencuentro.

En segundo lugar, el líder debe alinear sus propias acciones y decisiones con sus valores, creencias, misión y visión de la compañía. No vale que todo se quede en bonitas palabras, hay que actuar acorde con lo que se ha dicho. Con estos dos pasos, el líder comenzará a caminar con paso firme hacia la excelencia.

Por último, el líder del siglo XXI debe conocer y entender a la gente que le rodea, valorar sus opiniones y diversidad, creer en su talento y capacidad incluso más que ellos, e inspirarles con pasión, reconocimiento, al mismo tiempo que exigiéndoles retos mayores. El líder debe poner retos altos a sus equipos, ya que las personas, por encima de compensaciones económicas, lo que buscan son desafíos, proyectos en los cuales encuentren el reconocimiento personal.

Y el camino más rápido y eficaz para aprender todas estas habilidades que conducen a la credibilidad personal y al verdadero liderazgo, es un proceso de coaching ejecutivo, evitando así tener que aprenderlo durante años y a base de experiencias erróneas.

Javier Carril

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