Padres, educadores, líderes y directores comparten de la misma forma la preocupación con respecto a cómo convencer a las personas que dependen de ellos, para que sientan y actúen de manera responsable.
Para desarrollar la motivación y la responsabilidad, Stephen Covey sugiere trabajar sobre dos principios que pueden ser muy efectivos: la participación y la confianza.
El primer punto se basa en hacer partícipes a las personas del problema y trabajar juntos para encontrar una solución. Los líderes y los directores más iluminados han comenzado a adoptar este principio de una forma u otra. Aprendieron que sólo cuando una persona está sinceramente involucrada en un problema puede brindar lo mejor que tiene dentro. Cuando un trabajador puede identificar sus objetivos personales con los de una institución, fluye un enorme caudal de energía, y creatividad.
¿Por qué funciona este principio? La mayoría de nosotros sabe intuitivamente qué está bien, pero a menudo no nos sentimos responsables. Sin embargo, cuando se nos confían algunos de los hechos de una situación problemática, queremos ayudar, responder.
Pero cuando la solución al problema aparece expuesta juntamente con los hechos, nos sentimos privados de la oportunidad de utilizar nuestra propia iniciativa y creatividad para actuar y nos resignamos a recibir pasivamente las consecuencias de una acción.
De esta manera, la responsabilidad sigue siendo de quien propone la solución. Y esto suele repetirse en muchas ocasiones y frente a determinados problemas en los cuales los líderes simplemente no tienen tiempo para hacer partícipes a los individuos.
La solución a menudo ya se decidió y cualquier intento de democratización de la misma, resultaría poco sincera. Debemos ser abiertos e influenciables, y descubriremos un aumento en nuestro propio poder e influencia.
Es bueno que recordemos lo siguiente: cuando la naturaleza de la solución requiere la cooperación, el compromiso y la participación de otros, es mejor que en primer lugar busquemos que sean esos otros individuos quienes se involucren en el problema.
En búsqueda de la cooperación, el compromiso y la participación es importante no olvidar recorrer los siguientes tres pasos:
1. El proceso de formación es esencial
La mayoría de los líderes no confían demasiado en este proceso y lo delegan. Al saltarse este proceso, después, a la larga, se deberá dedicar mucho más tiempo a la motivación externa y a aclarar malos entendidos que, a menudo, originan problemas mucho más graves como relaciones tensas, conflictos de personalidad y una moral baja.
2. Si la formación está bien hecha y la comunicación es recíproca, este compromiso será honesto y profundo.
Si la formación es rápida y la comunicación es de una sola vía y limitada, el compromiso será poco profundo y desaparecerá fácilmente con el primer obstáculo o tormenta.
3. Una vez aceptado el compromiso, el supervisor es fuente de ayuda y no juez.
Si la persona comprometida con la tarea no cumple con el trabajo, la actitud del supervisor debe tender a generar un vínculo de confianza y ofrecerle su colaboración.
Estos tres pasos están interconectados y se retroalimentan entre sí. Ejecutarlos bien requiere una considerable fortaleza de carácter, fe y paciencia en el líder.
A muchos les falta la fortaleza y muchos trabajadores están tan condicionados por la supervisión constante, que esta filosofía de motivación en la confianza no siempre puede implantarse fácilmente. Pero hay que recordar que la confianza es la forma más elevada de motivación humana.
Fuente: HSM
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