Creo que en un mundo que evoluciona hacia un modelo de sociedad creativa, es importante expandir el concepto de liderazgo, estirarlo para llevarlo más allá de la dicotomía líder-seguidor, en que el líder decide hacia adonde va la organización, y los seguidores “siguen” al líder hacia ese lugar.
Desde esa necesidad de expansión conceptual, quiero compartir mi definición preferida de liderazgo: “liderazgo es la práctica hábil de la invitación, con el propósito de hacer las cosas más importantes, de la manera más fácil posible”. Parece obvio, aunque probablemente poco practicado, que una empresa alcanza un rendimiento mayor cuando las personas que integran la organización están comprometidas.
De hecho en los dos últimos años se ha hablado mucho de como “generar compromiso”. Pocos, espero, discutirán la afirmación de que a mayor grado de compromiso de los empleados, mayor valor generado por la empresa. Pero si tanto anhelamos un mayor compromiso, ¿no será porque actualmente no lo tenemos? ¿Cual ha sido nuestra contribución a que así sea?
¿Como generar alto rendimiento?
Hace algunos años escuché a alguien decir: “las personas se mueven cuando desean moverse, y si no lo desean te harán ver que se mueven, pero en realidad estarán quietas en el mismo sitio”. ¿No es esto lo que está sucediendo en muchas organizaciones? ¿Es esta la posición de ese 85% de personas que van a trabajar en cuerpo pero no en alma?
Estoy de acuerdo, “¡queremos alto rendimiento!”, pero de nuevo, ¿no será que buscamos algo con ahínco porque no lo tenemos? ¿Qué estamos haciendo para no tenerlo?
Propongo un enfoque diferente. En lugar de ver como generar compromiso y reducir el 85%, observemos a esas empresas donde trabaja el 15% de personas que cuando van a trabajar, además del cuerpo, llevan el alma. ¿Qué hacen diferente? ¿Cómo amplificar esta desviación positiva?
Para optar a contar con el compromiso de las personas, fuente donde “bebe” el alto rendimiento, una de las cosas que hacen los directivos de esas empresas con desviación positiva es “invitar” a las personas a dar lo mejor de si mismas. Esos directivos crean espacios donde las personas ven el sentido a su trabajo, y deciden aportar pasión y responsabilidad.
¿Cómo invitar a las personas en una organización?
Hay un punto de partida, articular una visión potente e inspiradora. Si hay un “fuego” en el centro, lo más probable es que los colaboradores decidan sentarse a su alrededor, y que una vez sentados compartan algo en beneficio del grupo.
He echado un vistazo a algunas de las visiones corporativas en el sector financiero (banca):
“BBVA, trabajamos por un futuro mejor para las personas”.
“El Banco Santander quiere consolidarse como un gran Grupo financiero internacional, que da una rentabilidad creciente a sus accionistas y satisface todas las necesidades financieras de sus clientes”.
“En Triodos Bank queremos contribuir a una sociedad que fomente la calidad de vida y se centre en la dignidad humana.
“En Banca Cívica queremos mover los cimientos de la banca tradicional, humanizarla, llenarla de sinceridad y de conciencia social”.
Un par de preguntas más para completar esta reflexión:
¿En cual de estas entidades te gustaría trabajar?
¿En cual de ellas piensas que tu talento podría ser mejor utilizado?
1 comentario:
Me ha gustado eso de intentar que el personal vaya al trabajo en cuerpo y además se lleven el alma. Tenemos que sentirnos valorados y a gusto en el trabajo, de está forma somos capaces de dar lo mejor de nosotros mismos. Buen post!
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